miércoles, 27 de junio de 2007

La esquiva ficha del desarrollo, parte II: la hora de la definición


Pasaban los meses y la ardua disputa entre Thunderbird e Ivisa se acrecentaba y se ponía cada vez más ardua. Beneficios más, beneficios menos, empleos más, empleos menos, luchaban ante la notable indiferencia que a esas alturas reinaba entre los sanantoninos.

Aquel julio de 2005 era casi imposible en el imaginario de nuestro querido puerto que algún soñador siquiera le diera espacio a la idea de instalar un negocio tan lucrativo y a la vez tan enviciante como un casino.

¿Si había uno a menos de 200 kilómetros - en Viña del Mar -, para qué instalar otro?, nos preguntábamos todos. La respuesta era que el aumento de fuentes de desarrollo comercial, la creación de un circuito virtuoso de turismo y por sobretodo los cerca de 3 mil empleos, sí, leyó muy bien, 3 mil empleos entre directos e indirectos que prometía el proyecto de Casino de Pacífico financiado por la firma trasandina, constituiría un paso gigante al desarrollo.

Pero no sólo la comuna de San Antonio y Algarrobo se izaban como una de las postulantes ante el organismo rector de este proceso, la Superintendencia de Casinos de Juego, sino que se sumaban dos postulantes más dentro de la Región de Valparaíso: La agrícola Rinconada de Los Andes y la paradisíaca Isla de Pascua.

Rápidamente y según los plazos de evaluación la oferta de 16 millones de dólares presentada por Thunderbird en Algarrobo quedó descartada por no cumplir con las exigencias del terreno.

Así sólo tres lugares obtendrían el sueño de ser beneficiados por la varita mágica de Francisco Javier Leiva, el mandamás de la Superintendencia, en octubre de 2006.

Los lobbies se hicieron presente entre distintos personeros políticos, de la Empresa Portuaria y de otros sectores productivos que veían una importante veta en el recinto de azar, su gran chance de salir de la mediocridad que los rodeaba.

Pero fue el propio consejero regional de la provincia, el RN Ramón Cartagena Ross quien denunció la poco efectividad de los lazos que unían a los interesados con las instancias de evaluación, léanse estas últimas el CORE, la Intendencia, Sernatur entre otras.

Pero ese mismo día pude "atrapar" al alcalde San Antonio en los estacionamientos de la municipalidad y preguntarle acerca de ese poco interés político en el casino. Su respuesta fue contundente aunque siempre ambigua: "Estamos haciendo las gestiones para que ese importante proyecto para San Antonio se concrete". Escuetas palabras, moralmente correctas y claras sin ser tranquilizadoras. Estilo Omar Vera Castro.


LA AGITADA MAÑANA EN EL CONSEJO REGIONAL

Para qué les voy a mentir, no quería ir a Valparaíso aquel día martes donde las tres comunas expondrían ante los 18 representantes provinciales de la región, los alcances que tendría la instalación de un centro de juegos y apuestas en sus respectivos territorios.

Atrasado como siempre iba en el colectivo Alto Mirador hacia las dependencias de la radio donde trabajaba, ubicada en calle Patria 1951 en Barrancas. A poco de subirme en el móvil de transporte público y tras cancelarle con tres monedas de cien pesos al chofer, recibo un llamado a mi teléfono celular.

Era mi compañero Manuel Villatoro avisándome que me estaban esperando en la Municipalidad para que asistiese con el alcalde, concejales y funcionarios escogidos a dedo al pleno del CORE para exponer por el casino.

Mi cara cambió radicalmente. Ese día tenía programa radial de misterio con Séptima Llave, pero bueno, qué le podía hacer si ya me habían vacunado.

Efectivamente en el frontis del edificio edilicio había una van esperándonos a todos los periodistas y reporteros para llevarnos a la capital regional, que dicho sea de paso me albergó como estudiante por cinco años. Gratos recuerdos, cómo te quiero Valparaíso, pero también cuánto te odio!!!!!!!!!!!!

Viaje placentero, tirando la talla y por sobretodo pelando a la clase política de lo lindo, jajaja por algo somos profesionales de la prensa (Nota de la Redación: sólo dos de los 7 viajeros había pasado por un aula universitaria).

Piso cuatro del imponente y mal mantenido edificio de la Intendencia de la Región de Valparaíso y el no menor espacio proporcionado para el Consejo Regional se hizo estrecho ante la afición casi futbolera que había en esos momentos apoyando a Rinconada de los Andes.

Al parecer el alcalde la dicha comuna Manuel Rivera creyó que a grito pelado podría impresionar a los anfitriones consejeros. Aunque pensándolo bien, lo digo de puro picado porque no habría sido mala idea llevar nuestra propia gente, porque eso demostraba la cohesión social en torno a un sueño.

Llegó el turno de nuestro jefe comunal quien sin mayores reparos se apoyó en los logros de la Empresa Portuaria, la poca distancia entre la ciudad y Santiago y el potenciamiento de los atractivos turísticos provinciales (Humedal El Yali, Litoral de los Poetas, Casa de Pablo Neruda, Totoral y otros).

Eso sí, quizás nunca el edil Omar Vera pensó que el 13, 6 por ciento de cesantía que experimentaba la comuna en ese instante, sería un aliado en vez de un detractor de su gestión. Esto porque con ese antecedente se podría sensibilizar de mejor manera a los consejeros que entregarían en dos meses más 1.500 puntos.

A la presentación de Isla de Pascua no entré porque la comitiva ya se empinaba al primer restaurante que localizasen para combatir el hambre que a mediodía hacía retumbar las tripas de muchos. Las mías por lo menos no.

De todas maneras degusté un churrasco cubierto con un pan algo plástico. Rico, rico, rico.

Devuelta a San Antonio me tocó despachar para el noticiario central de la emisora, Línea Directa. Tenía dos minutos, los que se pasaron volando sabiendo la gran cantidad de cuñas que había conseguido. Como nadie en el estudio fue capaz de cortarme, sólo la señal telefónica que se pierde en los extensos e interminables cerros a la salida de Valparaíso pudieron quitarme el placer de comentar una jornada donde se sentó un relevante precedente para conseguir la licencia.

Mención aparte al dato aportado por el alcalde de Cartagena, Osvaldo Cartagena Polanco y que habla de que la actual capital nacional del adulto mayor en 1930 ostentaba cinco casinos los que al entrar en vigencia la nueva ley de estos recintos dejó sólo a Viña del Mar como el centro neurálgico de las apuestas en la región.

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