domingo, 16 de marzo de 2008

Consejo de Monumentos Nacionales: El pasado lo condena


Durante muchos años se habló que una de las grandes trabas para inyectar recursos en ciudades de gran tradición histórica como Valparaíso, Talca, Concepción y La Serena era su apetecido casco histórico. Pero no era culpa del alcalde de turno que no quisiera extender los permisos o de una Dirección de Obras excesivamente burocrática, sino que había un organismo que estaba por sobre cualquier autoridad local.
Era el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) que velaba porque cada construcción se hiciera a la usanza que delimitase el concepto patrimonial del área. Y ahí no había obstáculos que fueran válidos. Muchos ediles veían cómo un grupo de bonachones miembros echaba por el suelo la llegada de fuertes sumas de dinero que podrían convertirse en un “salvavidas” a las crisis del empleo y un punto a favor que iría anotada en la bitácora de la corporación.
En julio del 2006, La Serena vivió uno de los momentos más tensos entre el Consejo y la autoridad local, por la edificación de una torre de 80 departamentos de la Constructora Sironvalle. El trámite demoró algunos meses, pero la determinación fue tajante: Rechazo absoluto y de manera unánime. Monumentos Nacionales había hecho pesar su rigurosidad ante un edificio que no cumplía con los rangos de fachada que se estipulaban en ese momento. Todo por encontrarse en la intersección de las calles Almagro con Rengifo, es decir, dentro de la Zona Típica y la que poseía un marcado modelo neocolonial.
Incluso, la misma observación del documento final no deja espacio a dudas: “El proyecto se rechaza porque no armoniza con su entorno arquitectónico inmediato. Ni rescata elementos propios de la arquitectura del centro de La Serena”. La tradición se imponía así al progreso. Era el riesgo de tener sobre nuestros pies 464 años de historia.
Ejemplos durante los últimos dos años abundan. Uno de los más recordados y que aún saca ronchas es la construcción del estacionamiento y bodega para material valioso del Colegio Gerónimo Rendic, ubicado en Manuel Rodríguez 585. En junio de 2007, esta iniciativa también fue objetada porque “el espíritu de una Zona Típica es conservar los caracteres ambientales de la misma, por lo que cualquier intervención debe tender a la puesta en valor del sector, entendiéndose la puesta en valor como el enriquecimiento, promoción y valorización del patrimonio cultural, que son requisito esencial vinculado a la protección y conservación del mismo”.

LA JUGADA MAESTRA
Sin embargo durante el año pasado hubo una renovación en los integrantes del Consejo, lo que dejó abierta la llegada e influencia de nuevas tendencias más modernas o “limpias” como le llaman los arquitectos. Desde allí todo cambió, por lo menos para La Serena.
Hacía varios años que Multitiendas La Polar tenía la intención de sumar un nuevo local al que ya tenía en Coquimbo. Sin embargo, el espacio había sido su gran dilema, pues no encontraban el adecuado, de acuerdo a las características que habían planificado.
Tras hurgar algunos terrenos, dieron con una ubicación privilegiada en el centro de la ciudad, calle Cordovez, ubicado en pleno casco histórico
La opción de diseño arquitectónico que barajó el directorio contrastaba sustancialmente con el tenor de las fachadas que rodearían al edificio. Una estructura plana, alta, sin matices, sin pestañas, tejas ni adornos. Para qué hablar de los colores que en nada se parecían a los tonos pasteles y claros que abundan en la mayoría de las fachadas del resto de las tiendas.
Lo cierto es que la estrategia de la empresa de retail era conseguir a como diera lugar el visto bueno que le permitiese iniciar las obras. Los trabajos no podían demorar más. Según las resoluciones entregadas por el Consejo de Monumentos Nacionales, el edificio en cuestión logró sortear la otrora férrea valla neocolonial que tantas iniciativas abortó y que rigurosamente aplicaban los integrantes de la entidad, ya que para aquellas “nuevas construcciones o intervenciones que se edifiquen en inmuebles patrimoniales o casos históricos, el criterio aplicado es que den cuenta de su contemporaneidad. Todo relacionado a las diversas cartas internacionales sobre la materia y criterios técnicos existentes a nivel mundial, tales como la Pirámide del Louvre de París (1989) y el Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou (1977)”, precisaron en un comunicado.

EL ENFRENTAMIENTO
Con el inicio de los trabajos de La Polar a mediados del 2007, se comenzó a gestar uno de los momentos más complejos de la administración de Raúl Saldívar, pues no fueron pocos los comerciantes, organizaciones, instituciones y particulares que le hicieron ver el error de permitir que “esa caja” pasara a ser parte del centro.
El jefe comunal, agobiado por las críticas y sin poder responder por una situación que no había creado, entendió que era el momento de enfrentar al Consejo y dejar al descubierto su responsabilidad por dar la venia a la construcción.
Aliado con los concejales, se mostró duro en las sesiones de los miércoles y acusó la desavenencia histórica que había tenido con la entidad patrimonial.
“Antes había una seria discrepancia con el Consejo de Monumentos Nacionales por su actitud conservadora por mantener el estilo colonial en contra de nuevas inversiones (...) hoy intenta insertar elementos contemporáneos que no mantienen la esencia de la ciudad”, acotó duramente.
Sin embargo, ese duro emplazamiento a Monumentos Nacionales abrió una arista al interior del municipio. Dos entidades independientes, la Dirección de Obras y el Departamento de Patentes se encontraban en bandos distintos, pues mientras la primera dejaba al descubierto que los permisos de habilitación interna no estaban autorizados, el segundo le había extendido un permiso provisorio por seis meses a la tienda para que operara.
¿Cuán independiente era entonces la Dirección de Obras de las decisiones de otro departamento? La misma Juana Baudoin, titular de la repartición, reconoció que no estaba en conocimiento de la entrega de ese permiso, por lo que por estos días prepara un informe para presentárselo al alcalde, con todas las falencias e incumplimientos en los que habría incurrido La Polar.
“De acuerdo a mis facultades, debo solicitar lo que corresponde a la ley, yo no puedo cambiar la fachada ni el diseño del edificio porque no me compete. Pero vamos a hacer las observaciones de acuerdo a nuestra óptica, en cuanto a mejorar la piedra de la entrada y cambiar los colores”, sentenció.
No obstante, la importancia de ese informe radica en que de encontrarse fallas evidentes en términos de seguridad e infraestructura, el jefe comunal estaría en condiciones de pedir la clausura del local.
Además, con ello, la directora de Obras quedaría exenta de responsabilidades en caso de que ocurra un accidente al interior del edificio, pues de acuerdo a la ley de construcción es de su competencia velar por el resguardo de quienes visitan el centro comercial.

LOS OLVIDADOS
Pero no sólo dentro del municipio existe una disonancia, sino que también se ha creado una muy fuerte dentro del Consejo de Monumentos, ya que la Comisión Asesora Regional, compuesta por algunos destacados arquitectos, profesores y periodistas, también han sido excluidos de algunas determinaciones.
Así como con La Polar, durante el último tiempo ha sido poco y nada lo que han intervenido y en reiteradas ocasiones, ellos mismos han esgrimido que sus recomendaciones se han quedado en el escritorio.
Lo reconoce el vocero regional de la comisión, Rodrigo Iribarren. “Es indudable que los antecedentes no fueron presentados a la comisión. Los proyectos pasaron directamente por Santiago, sin consultar a los arquitectos regionales”.
Más duro fue el ex vocero Gonzalo Ampuero, pues sintió que los ciudadanos serenenses fueron pasados a llevar por determinaciones tomadas en Santiago. “Fuimos bypasseados porque les mandamos nuestras observaciones y ellos ni siquiera los tomaron en cuenta”.
En todo caso, Iribarren formula un cambio en cuanto al papel de la organización regional, ya que desde ahora se les involucraría en todas aquellas iniciativas que estuviesen emplazadas en la Zona Típica.
Esto lo confirmó el mismo Consejo de Monumentos Nacionales a través de un comunicado de tres puntos y donde estipula que está trabajando en el diseño de un instructivo de intervención del casco histórico de La Serena. En ésta, además, se integraría las opiniones y correcciones de la municipalidad y de los asesores, con la finalidad de que se concrete un trabajo entre el sector público y privado por el bien de la ciudad.Lo cierto es que con esta señal de consenso dispuesta por el Consejo, las partes tenderán a acercarse de aquí en adelante, sin embargo, al igual que una taza cuando se cae, su ruptura le impedirá volver a ser la misma.

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