
La primera piedra la lanzó el concejal de la Democracia Cristiana, Lombardo Toledo, quien sin dimensionar el respaldo que generaría en el resto de los ediles de La Serena, manifestó su abierta disconformidad con la construcción del edificio de La Polar que hace menos de un mes fue inaugurado con bombos y platillos por la máxima autoridad del municipio, el alcalde Raúl Saldívar Auger.
Y es que el tema da para mucho, pues presenta variadas aristas que –hasta el momento- ninguno de los involucrados ha sabido explicar y dar una solución definitiva. Mientras los concejales exigen la caducación del permiso provisorio extendido por el Departamento de Patentes, la Dirección de Obras acusa no haber sido consultada y aseguró que mientras no se “reciba”, el centro comercial no tiene el permiso definitivo. En tanto, el jefe comunal dispara con fuerza contra el Consejo de Monumentos Nacionales, “culpable” de asignar la luz verde.
Lo cierto es que las trincheras de calle Cordovez están cada vez en mayor peligro porque el fuego cruzado que llega desde calle Prat, donde se ubica el municipio, hace inestable la línea de fuego y compromete fuertemente las relaciones que se rompieron el miércoles en la agitada jornada edilicia.
EL PRIMER BALAZO
Cuando la mayoría de los medios de comunicación se habían retirado, por la premura de un almuerzo en algún local del centro, el pleno del Concejo Municipal de La Serena llevó a cabo uno de sus capítulos más polémicos que se recuerden sin tener un contrincante presente. Y es que cuesta que los integrantes del estrado del segundo piso de la municipalidad se pongan de acuerdo, ya sea por su posición política, su visión existencial o sus intereses particulares. Esta vez todo fue distinto.
Lombardo Toledo, acostumbrado a apagar incendios internos de su partido, la Democracia Cristiana, esta vez no tuvo empacho en inaugurar un “ataque” desenfrenado contra la tienda La Polar, por el poco gusto estético que habrían tenido los arquitectos que la diseñaron.
“Me preocupa la construcción de ese edificio”, dijo el también presidente regional de la DC.
A su abierta crítica a la estructura de color crema que yace a los pies de feudos coloniales de otras multitiendas que entendieron el carácter de zona típica que existe en el centro de la ciudad, se sumó la del resto de los concejales, quienes no querían perder la oportunidad de abrir sus fuegos unilaterales contra la tienda. Roberto Jacob, quien durante su gestión ha defendido a ultranza la llegada de nuevas inversiones a la comuna, fue duro en sus dichos y se acogió al clamor popular para fundamentar su ataque.
“La gente me lo pide en la calle (disconformidad con diseño). Nosotros como representantes de ellos no podemos callar, así es que hay que tomar una determinación seria con respecto a esta materia”, lanzó el representante del Partido Radical Social Demócrata.
A esa altura el calor interno de una sala con más de veinte personas, se convertía en un verdadero infierno, lo que sumado a las acaloradas palabras de las autoridades, hizo subir la temperatura a varios grados. Mientras tanto, los jefes de departamentos, también presentes, asentían con la cabeza, aunque guardaban silencio.
Amador Muñoz, uno de los próceres comunales del Partido Socialista, no es de los que hable mucho, pero esta vez sorprendió al propio alcalde Raúl Saldívar, quien luego de escuchar sus palabras abrió sus ojos hasta dejar en evidencia su intenso color celeste.
Y era que no, pues hasta ese momento, ningún concejal había sido tan punzante: “El edificio de La Polar es una vergüenza para la ciudad. Además que no entiendo la actitud de quienes fueron a la inauguración y ahora están en contra de la construcción”. Esta última crítica iba en directa alusión a Saldívar, quien fue el único que se dio cita aquel 15 de febrero. Todos quedaron plop.
Pero bastaron unos pocos segundos para que la batalla unilateral que se disputaba en el salón de Concejo prosiguiera. Incluso, el “frente conservador” compuesto por Jorge Hurtado (RN), Mary Yorka Ortiz (RN) y Floridor Pinto (UDI) hicieron ver su molestia por este “lunar” dentro de un espacio marcado por la tradición arquitectónica.
DISPUTAS INTERNAS
Con la realización de esta sesión del concejo edilicio, se abrieron flancos de disputa internos, pues la Dirección de Obras Municipales, organismo facultado por la ley para “recibir” los proyectos de edificaciones, es decir, dar el visto bueno para su instalación, no tiene ninguna injerencia actualmente en el funcionamiento del centro comercial, ya que fue el Departamento de Patentes el que le extendió a La Polar un permiso provisorio de seis meses para que entrara en funcionamiento.
Una fuente interna de la municipalidad, manifestó que con esta primó un compromiso comercial más que de preservación del componente estético del casco histórico.
Es a ese permiso al que apuntan los concejales, pues pondrán todos sus esfuerzos en tratar de caducarlo antes de los seis meses.
Sin embargo, la directora de Obras Municipales (DOM) de La Serena, Juana Baudoin, prefiere esperar a que concluya este permiso para proceder.
“Cuando terminen los seis meses del permiso provisorio, existe la posibilidad de no renovar. Y si a ese tiempo no se ha recibido el edificio, o sea, no ha sido certificado por la municipalidad, puede clausurarse, aunque esa facultad es propia del alcalde”, aseveró.
Y es que a ella tampoco le convence el formato de diseño que plantearon los arquitectos que trabajaron en el edificio. “A mí no me gusta el edificio (…) se podría haber hecho algo mucho mejor que el que finalmente se hizo. Creo que se pudo trabajar más el color. Podría haber sido arquitectónicamente más limpio y atractivo”, señaló.
Si bien es el jefe comunal quien posee la facultad de pedir el cierre si es que no cumple con los requisitos, el poder de Juana Baudoin se acrecienta cada día. Esto, entendiendo que para tomar una decisión, Saldívar espera un informe que la propia Baudoin está elaborando.
Será ese documento el que propicie el cierre anticipado, la no renovación del permiso o la continuación del proceso.
“De acuerdo a mis facultades, debo solicitar lo que corresponde a la ley, yo no puedo cambiar la fachada ni el diseño del edificio porque no me compete. Pero vamos a hacer las observaciones de acuerdo a nuestra óptica, en cuanto a mejorar la piedra de la entrada y cambiar los colores”, acotó la arquitecto que dirige la DOM serenense.
Entre los puntos al debe que podrían jugar en contra de la renovación, se encuentra el permiso de habilitación interna, el que tiene que ver con seguir las normas de seguridad, vías de escapes y ataque de incendios.
LA JUGADA MAESTRA
Una de las razones que ha sacado más chispas entre las autoridades locales y la ciudadanía que cada vez se interioriza más en el tema, es la estrategia que ocupó La Polar para que le aprobaran la fachada.
Si bien, según el conducto regular debió ser la Dirección de Obras Municipales la que debió entregar el permiso de edificación, por el hecho de encontrarse dentro de la Zona Típica, esta competencia recayó en el Consejo de Monumentos Nacionales. Allí se comenzó a fraguar el plan maestro de la multitienda.
Asumiendo los cambios que habían afectado la composición del Consejo –donde habían asumido jóvenes profesionales- La Polar aprovechó la “visión modernista” de los arquitectos que lo componían para presentar su proyecto de sucursal número 36 en el país.
Allí, obviando las recomendaciones de instancias regionales y comunales acerca de preservar los componentes históricos y coloniales que imperan en gran parte del área central de la ciudad, se dio el visto bueno para la construcción.
Esa decisión, es la punta de lanza que hoy tiene el alcalde, Raúl Saldívar, para tratar de saltar esta barrera que crece varios centímetros cada día.
“Antes había una seria discrepancia con el Consejo de Monumentos Nacionales por su actitud conservadora por mantener el estilo colonial en contra de nuevas inversiones (...) hoy intenta insertar elementos contemporáneos que no mantienen la esencia de la ciudad”, precisó.
En junio del 2007 se inició el movimiento de tierra en la calle Cordovez, tras una espera de varios meses “por la imposibilidad de encontrar el lugar adecuado”, especificó Pablo Alcalde, gerente general de La Polar. En ese momento, se selló la suerte de la ciudad en cuanto a mantener su imagen. El progreso por primera vez había abofeteado a la preservación histórica.
Luego de seis meses de intensas faenas que a sólo semanas de la inauguración, se habían extendido a las 24 horas del día, comenzó a cundir el rumor entre el resto de los comerciantes del sector céntrico, que La Polar había olvidado un gran detalle: Imprimirle a la estructura el sello colonial implícito de todas las edificaciones de la Zona Típica. El número de críticas creció como una bola de nieve que ni siquiera la fuerte apuesta de marketing evidenciada por el centenar de promotoras “enganchando” a parroquianos para que accedieran a una tarjeta de crédito, las paletas publicitarias y los regalos en las calles, pudieron callar.
ATENUANTES
Fuera de esta guerra que se fragua sólo una calle más al norte de sus reductos, en La Polar no han querido pronunciarse sobre la polémica que, a simple vista, no les ha perjudicado en sus ventas ni en la captación de nuevos clientes.
Sin embargo, dentro de los factores que le bajan el perfil de responsabilidad, se encuentra el haber asignado más de 200 nuevos puestos de trabajo, haber invertido US$7,5 millones en cerca de siete mil metros cuadrados repartidos en cuatro niveles de modernas estructuras interiores.
El gerente general de la tienda, Pablo Alcalde, cuando vino a inaugurar la 36º sede, no se cansaba de repetir que “se convertirá en una de las tiendas más modernas de la región”.Es más, Pablo Alcalde, no descartó la posibilidad de iniciar los estudios de construcción de retail en otras ciudades de la región, aunque no sabía muy bien dónde. De lo que sí a esta altura no debe tener ninguna duda, es que la pensará dos veces antes de instalarse en el casco histórico de una comuna, aunque ello, implique aumentar la inversión y alejarse del centro cívico. El dolor de cabeza en La Serena no es gratis.
Y es que el tema da para mucho, pues presenta variadas aristas que –hasta el momento- ninguno de los involucrados ha sabido explicar y dar una solución definitiva. Mientras los concejales exigen la caducación del permiso provisorio extendido por el Departamento de Patentes, la Dirección de Obras acusa no haber sido consultada y aseguró que mientras no se “reciba”, el centro comercial no tiene el permiso definitivo. En tanto, el jefe comunal dispara con fuerza contra el Consejo de Monumentos Nacionales, “culpable” de asignar la luz verde.
Lo cierto es que las trincheras de calle Cordovez están cada vez en mayor peligro porque el fuego cruzado que llega desde calle Prat, donde se ubica el municipio, hace inestable la línea de fuego y compromete fuertemente las relaciones que se rompieron el miércoles en la agitada jornada edilicia.
EL PRIMER BALAZO
Cuando la mayoría de los medios de comunicación se habían retirado, por la premura de un almuerzo en algún local del centro, el pleno del Concejo Municipal de La Serena llevó a cabo uno de sus capítulos más polémicos que se recuerden sin tener un contrincante presente. Y es que cuesta que los integrantes del estrado del segundo piso de la municipalidad se pongan de acuerdo, ya sea por su posición política, su visión existencial o sus intereses particulares. Esta vez todo fue distinto.
Lombardo Toledo, acostumbrado a apagar incendios internos de su partido, la Democracia Cristiana, esta vez no tuvo empacho en inaugurar un “ataque” desenfrenado contra la tienda La Polar, por el poco gusto estético que habrían tenido los arquitectos que la diseñaron.
“Me preocupa la construcción de ese edificio”, dijo el también presidente regional de la DC.
A su abierta crítica a la estructura de color crema que yace a los pies de feudos coloniales de otras multitiendas que entendieron el carácter de zona típica que existe en el centro de la ciudad, se sumó la del resto de los concejales, quienes no querían perder la oportunidad de abrir sus fuegos unilaterales contra la tienda. Roberto Jacob, quien durante su gestión ha defendido a ultranza la llegada de nuevas inversiones a la comuna, fue duro en sus dichos y se acogió al clamor popular para fundamentar su ataque.
“La gente me lo pide en la calle (disconformidad con diseño). Nosotros como representantes de ellos no podemos callar, así es que hay que tomar una determinación seria con respecto a esta materia”, lanzó el representante del Partido Radical Social Demócrata.
A esa altura el calor interno de una sala con más de veinte personas, se convertía en un verdadero infierno, lo que sumado a las acaloradas palabras de las autoridades, hizo subir la temperatura a varios grados. Mientras tanto, los jefes de departamentos, también presentes, asentían con la cabeza, aunque guardaban silencio.
Amador Muñoz, uno de los próceres comunales del Partido Socialista, no es de los que hable mucho, pero esta vez sorprendió al propio alcalde Raúl Saldívar, quien luego de escuchar sus palabras abrió sus ojos hasta dejar en evidencia su intenso color celeste.
Y era que no, pues hasta ese momento, ningún concejal había sido tan punzante: “El edificio de La Polar es una vergüenza para la ciudad. Además que no entiendo la actitud de quienes fueron a la inauguración y ahora están en contra de la construcción”. Esta última crítica iba en directa alusión a Saldívar, quien fue el único que se dio cita aquel 15 de febrero. Todos quedaron plop.
Pero bastaron unos pocos segundos para que la batalla unilateral que se disputaba en el salón de Concejo prosiguiera. Incluso, el “frente conservador” compuesto por Jorge Hurtado (RN), Mary Yorka Ortiz (RN) y Floridor Pinto (UDI) hicieron ver su molestia por este “lunar” dentro de un espacio marcado por la tradición arquitectónica.
DISPUTAS INTERNAS
Con la realización de esta sesión del concejo edilicio, se abrieron flancos de disputa internos, pues la Dirección de Obras Municipales, organismo facultado por la ley para “recibir” los proyectos de edificaciones, es decir, dar el visto bueno para su instalación, no tiene ninguna injerencia actualmente en el funcionamiento del centro comercial, ya que fue el Departamento de Patentes el que le extendió a La Polar un permiso provisorio de seis meses para que entrara en funcionamiento.
Una fuente interna de la municipalidad, manifestó que con esta primó un compromiso comercial más que de preservación del componente estético del casco histórico.
Es a ese permiso al que apuntan los concejales, pues pondrán todos sus esfuerzos en tratar de caducarlo antes de los seis meses.
Sin embargo, la directora de Obras Municipales (DOM) de La Serena, Juana Baudoin, prefiere esperar a que concluya este permiso para proceder.
“Cuando terminen los seis meses del permiso provisorio, existe la posibilidad de no renovar. Y si a ese tiempo no se ha recibido el edificio, o sea, no ha sido certificado por la municipalidad, puede clausurarse, aunque esa facultad es propia del alcalde”, aseveró.
Y es que a ella tampoco le convence el formato de diseño que plantearon los arquitectos que trabajaron en el edificio. “A mí no me gusta el edificio (…) se podría haber hecho algo mucho mejor que el que finalmente se hizo. Creo que se pudo trabajar más el color. Podría haber sido arquitectónicamente más limpio y atractivo”, señaló.
Si bien es el jefe comunal quien posee la facultad de pedir el cierre si es que no cumple con los requisitos, el poder de Juana Baudoin se acrecienta cada día. Esto, entendiendo que para tomar una decisión, Saldívar espera un informe que la propia Baudoin está elaborando.
Será ese documento el que propicie el cierre anticipado, la no renovación del permiso o la continuación del proceso.
“De acuerdo a mis facultades, debo solicitar lo que corresponde a la ley, yo no puedo cambiar la fachada ni el diseño del edificio porque no me compete. Pero vamos a hacer las observaciones de acuerdo a nuestra óptica, en cuanto a mejorar la piedra de la entrada y cambiar los colores”, acotó la arquitecto que dirige la DOM serenense.
Entre los puntos al debe que podrían jugar en contra de la renovación, se encuentra el permiso de habilitación interna, el que tiene que ver con seguir las normas de seguridad, vías de escapes y ataque de incendios.
LA JUGADA MAESTRA
Una de las razones que ha sacado más chispas entre las autoridades locales y la ciudadanía que cada vez se interioriza más en el tema, es la estrategia que ocupó La Polar para que le aprobaran la fachada.
Si bien, según el conducto regular debió ser la Dirección de Obras Municipales la que debió entregar el permiso de edificación, por el hecho de encontrarse dentro de la Zona Típica, esta competencia recayó en el Consejo de Monumentos Nacionales. Allí se comenzó a fraguar el plan maestro de la multitienda.
Asumiendo los cambios que habían afectado la composición del Consejo –donde habían asumido jóvenes profesionales- La Polar aprovechó la “visión modernista” de los arquitectos que lo componían para presentar su proyecto de sucursal número 36 en el país.
Allí, obviando las recomendaciones de instancias regionales y comunales acerca de preservar los componentes históricos y coloniales que imperan en gran parte del área central de la ciudad, se dio el visto bueno para la construcción.
Esa decisión, es la punta de lanza que hoy tiene el alcalde, Raúl Saldívar, para tratar de saltar esta barrera que crece varios centímetros cada día.
“Antes había una seria discrepancia con el Consejo de Monumentos Nacionales por su actitud conservadora por mantener el estilo colonial en contra de nuevas inversiones (...) hoy intenta insertar elementos contemporáneos que no mantienen la esencia de la ciudad”, precisó.
En junio del 2007 se inició el movimiento de tierra en la calle Cordovez, tras una espera de varios meses “por la imposibilidad de encontrar el lugar adecuado”, especificó Pablo Alcalde, gerente general de La Polar. En ese momento, se selló la suerte de la ciudad en cuanto a mantener su imagen. El progreso por primera vez había abofeteado a la preservación histórica.
Luego de seis meses de intensas faenas que a sólo semanas de la inauguración, se habían extendido a las 24 horas del día, comenzó a cundir el rumor entre el resto de los comerciantes del sector céntrico, que La Polar había olvidado un gran detalle: Imprimirle a la estructura el sello colonial implícito de todas las edificaciones de la Zona Típica. El número de críticas creció como una bola de nieve que ni siquiera la fuerte apuesta de marketing evidenciada por el centenar de promotoras “enganchando” a parroquianos para que accedieran a una tarjeta de crédito, las paletas publicitarias y los regalos en las calles, pudieron callar.
ATENUANTES
Fuera de esta guerra que se fragua sólo una calle más al norte de sus reductos, en La Polar no han querido pronunciarse sobre la polémica que, a simple vista, no les ha perjudicado en sus ventas ni en la captación de nuevos clientes.
Sin embargo, dentro de los factores que le bajan el perfil de responsabilidad, se encuentra el haber asignado más de 200 nuevos puestos de trabajo, haber invertido US$7,5 millones en cerca de siete mil metros cuadrados repartidos en cuatro niveles de modernas estructuras interiores.
El gerente general de la tienda, Pablo Alcalde, cuando vino a inaugurar la 36º sede, no se cansaba de repetir que “se convertirá en una de las tiendas más modernas de la región”.Es más, Pablo Alcalde, no descartó la posibilidad de iniciar los estudios de construcción de retail en otras ciudades de la región, aunque no sabía muy bien dónde. De lo que sí a esta altura no debe tener ninguna duda, es que la pensará dos veces antes de instalarse en el casco histórico de una comuna, aunque ello, implique aumentar la inversión y alejarse del centro cívico. El dolor de cabeza en La Serena no es gratis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario