
La Región de Coquimbo ha sido a lo largo de su historia una zona eminentemente dedicada a la agricultura. Fue así como fue forjando su historia y sus modos de crecimiento, según corrían los años en los que se dieron los primeros pasos de esta actividad productiva.
No obstante, este 2007 ha sido particularmente complejo para muchos agricultores que debieron hacer frente a un enemigo invisible que entre julio y agosto se hizo fatal: el factor climático. Éste trastocó toda la planificación del sector, que arrojó pérdidas por $4 mil millones y donde las heladas se convirtieron en un factor al acecho que debía tomarse en cuenta, ya no cada vez que la ocasión lo ameritase, sino que como un elemento permanente.
Actualmente y cuando ya han pasado tres meses desde que se registró la temperatura más baja (Ovalle alcanzó los -6ºC en agosto pasado), las aguas, lejos de aquietarse, han incrementado su caudal con palabras cruzadas entre los representantes locales del sector y las autoridades de Gobierno.
Para los empresarios agrícolas, ahora el panorama se ha complicado por el bajo índice de crecimiento del sector con respecto al año pasado y la disminución del precio del dólar, el que “haría los negocios más difíciles”.
¿SECTOR EN DECADENCIA?
Representantes de la agricultura auguran un panorama nefasto toda vez que no se tomen las medidas correspondientes por parte de las autoridades de turno. Una de las mayores falencias que perciben es lo que ellos definen como “política de oídos sordos” que abunda en los organismos fiscales.
Uno de los más críticos ha sido el presidente de la Sociedad Agrícola del Norte, Eugenio Munizaga, quien en la edición del pasado lunes de Diario El Día dejaba en claro que “el Gobierno ha hecho oídos sordos con crisis de desarrollo del sector y que los avisos estadísticos (del INACER) había que tomarlos en cuenta”.
Dentro de los principales elementos perjudiciales para el sector, y que han hecho patente algunos empresarios, es el bajo precio del dólar. La divisa norteamericana ha tenido una ostensible baja en los últimos tres años, situación que ha mermado el poder de crecimiento de una de las actividades con mayor tradición de la región.
Para Óscar Guillermo Garretón, presidente de Fundación Chile, la actual cotización de la moneda estadounidense sólo impacta porque antes los productos nacionales eran más competitivos que ahora, sin embargo, el hecho que se cotice en un menor precio implica también que existe un enriquecimiento del país, cuyo valor de moneda ha ido en alza.
“Tal es el caso de la agricultura y la acuicultura, áreas que han tenido un crecimiento importante. Si antes obteníamos en exportaciones US$8 mil millones, ahora logramos US$10 mil millones. Eso para cualquiera es un aumento”, sentenció.
En todo caso, y al igual que Garretón, no todos consideran esta temporada como una que querrá olvidarse lo más pronto posible, pues –paradójicamente- estos once meses han sido positivos en términos de apertura de mercados, diversificación de productos, optimización de recursos, aumento de producción, capacitación de personal y obtención de ganancias.
El punto en común entre estos emprendedores está en que apostaron por nuevas formas de hacer negocios, a la internacionalización de los mercados agroalimentarios, realización de profundos cambios en la estructura productiva y activación de procesos de producción (concepto de cadena de valor o de cluster).
El seremi de Agricultura, Cristián Sáez Cáriz, destaca que el sector ha sabido capear los momentos difíciles que le ha tocado sufrir en los últimos años (uva envenenada, sequía y heladas), por lo que la capacidad de adaptación no se ha quedado atrás.
“El camino a seguir es sentarse a conversar sobre el futuro para acortar las brechas, aumentar la producción y optimizar el uso de energía. La diferencia se presenta en cómo un empresario logra producir 28 toneladas de paltas al año y otro con las mismas condiciones, sólo obtiene 4. La clave está en el enfoque y en la colaboración público - privada”, dijo.
DE QUILIMARÍ AL MUNDO
Una de las experiencias más exitosa es la del aceite de oliva Valle Quilimarí. Este producto natural hecho en base de frutas como arbequina, picual, barnea, coratinas, frantollo y leccino, se cultiva en el sector de Los Cóndores a 25 kilómetros al este de Quilimarí.
Si bien la plantación sólo posee 40 hectáreas, este factor se ha vuelto indispensable para producir bajo los más altos estándares de calidad, lo que los ha llevado a ser reconocido por los más exigentes mercados europeos y estadounidenses.
Uno de sus últimos logros fue precisamente este año en la muestra de Los Angeles County Fair en Estados Unidos, donde logró el primer lugar con una histórica puntuación de los jueces, quienes prefirieron el aceite de oliva quilimarino por sobre los franceses, griegos y españoles, todos ellos reconocidos a nivel mundial.
No obstante, el desafío mayor sería en una cata ciega a desarrollarse en la región italiana de Toscana, donde según los entendidos se produce el mejor aceite de oliva del mundo. El resultado: Un empate técnico entre la botella italiana y la chilena, pues los jueces no fueron capaces de determinar cuál correspondía a su país de origen, lo que en este tipo de competencia significa estar en presencia de dos productos de altísima calidad.
Para la gerente agrícola de Valle Quilimarí, Patricia Bottger, los resultados están a la vista y establecen que en esta región se está produciendo uno de los mejores aceites de oliva del mundo, debido a las inmejorables condiciones climáticas y naturales que posee la zona.
“Si bien nuestra producción anual es bastante pequeña, sólo 40 mil kilos, nosotros hemos apostado en no aumentarla porque de esa manera nos concentramos en la calidad del producto. Es por ello que dentro de las estrategias de cultivo, hemos preferido privilegiar nuestras 40 hectáreas”, precisó.
Y la apuesta no está muy alejada de la realidad, porque al darle cierta elaboración a la materia prima de frutas, además de poder insertar el aceite en mercados internacionales, se obtienen mayores ganancias y participación.
“Si bien nuestra producción anual es bastante pequeña, sólo 40 mil kilos, nosotros hemos apostado en no aumentarla porque de esa manera nos concentramos en la calidad del producto. Es por ello que dentro de las estrategias de cultivo, hemos preferido privilegiar nuestras 40 hectáreas”, precisó.
Y la apuesta no está muy alejada de la realidad, porque al darle cierta elaboración a la materia prima de frutas, además de poder insertar el aceite en mercados internacionales, se obtienen mayores ganancias y participación.
“Nuestra próxima meta es que los chilenos consuman más de los 200 gramos por cápita anuales del producto, porque aún estamos lejos de los 15 litros de Italia o los 20 litros de Grecia”, manifestó.
INNOVACIÓN
Este término por lo general se relaciona con la aplicación de tecnología, pero según el director ejecutivo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), Rodrigo Vega, el término se amplía a modelos de gestión, estrategias organizacionales, optimización de recursos y marketing. “Es una manera de guiar un negocio, una mirada a más largo plazo donde se sabe perfectamente qué quieren nuestros clientes”, indicó.
INNOVACIÓN
Este término por lo general se relaciona con la aplicación de tecnología, pero según el director ejecutivo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), Rodrigo Vega, el término se amplía a modelos de gestión, estrategias organizacionales, optimización de recursos y marketing. “Es una manera de guiar un negocio, una mirada a más largo plazo donde se sabe perfectamente qué quieren nuestros clientes”, indicó.
Una de las políticas delimitadas por los organismos públicos del agro poder traspasar esa visión de futuro y con perspectiva a los empresarios locales. Pero ninguno de esos factores cuenta al momento de recibir la ayuda de los organismos pertinentes, si no se hace de manera asociativa.
“Es muy difícil que se abran espacios de solvencia con tres o cuatro hectáreas, ya que dentro de los lineamientos de las entidades asesoras del agro, se estipula el objetivo de aunar espacios para incrementar y fortificar la producción, de manera de presentar una exportación más atractiva”, manifestó.
“Es muy difícil que se abran espacios de solvencia con tres o cuatro hectáreas, ya que dentro de los lineamientos de las entidades asesoras del agro, se estipula el objetivo de aunar espacios para incrementar y fortificar la producción, de manera de presentar una exportación más atractiva”, manifestó.
Y realmente esa condición de tratamiento de los productos ha generado una respuesta en cadena por parte de otros empresarios. Entre ellos se encuentra Agrícola La Lonza, donde se están llevando a cabo interesantes planes de inserción de alcachofines de cóctel, los que evidentemente tienen un segmento más acotado de consumidores y por ende de mercado, lo que focaliza la entrega.
Así también en el campo de las hortalizas lleva la delantera es Agrícola La Alpina, la que ha implementado métodos que fortalecen la producción y estimulan la creación de nuevos alimentos para mercados cada vez más exigentes. Por su parte una de las apuestas más innovadoras se da en los vinos, donde ahora ya existe segmento de sabores, grados y olores.
El ámbito de proyección es uno de los tópicos que más destaca la directora regional de ProChile, Carolina Riquelme, pues según su visión, la diversificación y especialización permitirá abrir nuevas áreas de negocios.
“Tenemos importantes fuentes productivas en la zona y especialmente aquellas que logran darle un tipo de elaboración al producto, el que posteriormente logra ese valor agregado que siempre influye en el comercio”, aseveró.
Esta diferenciación de exportaciones se debe no sólo a un ímpetu de ganancia, sino que a requisitos implícitos que hoy en día posee el consumidor. Carolina Riquelme indica que el gourmet, un consumidor mucho más exigente, ahora demanda productos más específicos y refinados.
Para Óscar Guillermo Garretón, quien posee una plantación de paltos, “las cosas no se deben hacer como antes”, porque ello implicaría un estancamiento que sería muy poco beneficioso para la agricultura.
Él en su predio ubicado en Ovalle ha hecho importantes inyecciones de tecnología, gestión y métodos de producción para que los efectos coyunturales como el frío y la inserción de competencia externa, no influyan en el mercado que él ya tiene ganado.
“Debemos innovar, desarrollar productivamente, capacitar a la gente, sino podemos tener problemas que nos cerrarán puertas de interesantes mercados. No basta con tener una plantación de paltos y esperar a que maduren, hay que visualizar cómo hago de mi producción, la más atractiva para mis compradores. O de lo contrario, perderé terreno”, sentenció el empresario.
EL ALIMENTO ELABORADO
EL ALIMENTO ELABORADO
Uno de los factores fundamentales de reinvención del sector agrícola consiste en asignarle valor agregado a las exportaciones. Así como el aceite de oliva, la tendencia de los mercados apunta a focalizar los medios de producción para insertarse óptimamente y competir en los escenarios de transacción más rigurosos.
Apreciación que el gerente general de Chilealimentos, Guillermo González, comparte absolutamente, ya que las cifras así lo avalan. Según los registros de la entidad que administra, los alimentos elaborados han doblado el valor de hace cinco años, obteniendo un crecimiento durante el primer semestre de este año, de un 15% y con posibilidades de proyectarse en 18%.
“Está claro que hay algunos sectores de la agricultura que poseen problemas, pero se debe específicamente a la dinámica del agro. Lo importante es que he visto la voluntad de autoridades y empresarios de afrontar este complejo panorama”, explicó.
Y tiene bastante razón porque hace unos meses, se creó en Consejo Chile Potencia Alimentaria, el que ya registra un 80% de avance en la concreción de la agenda establecida. “Eso demuestra que hay voluntad y se está avanzando”, confirmó González.
En tanto, la Corporación de Fomento (CORFO) durante este año ha invertido más de mil millones de pesos en 10 proyectos asociativos horizontales y verticales, los que se encadenan a 400 empresas.
“Creemos firmemente en la asignación de valor de estas apuestas agrícolas porque involucra lograr las metas de certificación y alta cotización de calidad a los productos. Por lo tanto es vital que más empresas puedan evaluarse porque quien no posee esa etiquetación, pondrá en serios riesgos a su negocio”, explicó Darío Valenzuela, director regional de la repartición.
Apreciación que el gerente general de Chilealimentos, Guillermo González, comparte absolutamente, ya que las cifras así lo avalan. Según los registros de la entidad que administra, los alimentos elaborados han doblado el valor de hace cinco años, obteniendo un crecimiento durante el primer semestre de este año, de un 15% y con posibilidades de proyectarse en 18%.
“Está claro que hay algunos sectores de la agricultura que poseen problemas, pero se debe específicamente a la dinámica del agro. Lo importante es que he visto la voluntad de autoridades y empresarios de afrontar este complejo panorama”, explicó.
Y tiene bastante razón porque hace unos meses, se creó en Consejo Chile Potencia Alimentaria, el que ya registra un 80% de avance en la concreción de la agenda establecida. “Eso demuestra que hay voluntad y se está avanzando”, confirmó González.
En tanto, la Corporación de Fomento (CORFO) durante este año ha invertido más de mil millones de pesos en 10 proyectos asociativos horizontales y verticales, los que se encadenan a 400 empresas.
“Creemos firmemente en la asignación de valor de estas apuestas agrícolas porque involucra lograr las metas de certificación y alta cotización de calidad a los productos. Por lo tanto es vital que más empresas puedan evaluarse porque quien no posee esa etiquetación, pondrá en serios riesgos a su negocio”, explicó Darío Valenzuela, director regional de la repartición.
Una de las claves que deberá afrontar la agricultura de cara a la proyección del país para convertirse en una potencia de la industria del agroalimento, es materializar un consejo regional que trate el tema y que aúne criterios de las empresas más dinámicas de la zona.
Eso sí, persiste la interrogante si los empresarios más tradicionales del sector serán capaces de sumarse a esta nueva etapa.
Eso sí, persiste la interrogante si los empresarios más tradicionales del sector serán capaces de sumarse a esta nueva etapa.
Para el seremi de Agricultura Cristian Sáez, “no se pueden hacer políticas públicas a espaldas del sector”, por lo que sin la conjunción de esfuerzos, cualquier apuesta se haría inoficiosa. “La idea es focalizarnos para tener mayor eficiencia en la colocación de recursos”, agregó.
Entre los puntos que la autoridad ha dispuesto como prioritarios en su agenda, hay tres esenciales: innovación regional, sistema integrado de gestión y el valor agregado de la dieta sana.
Eso sí, uno de los desafíos que queda pendiente es ver cuántos del total de empresarios de la región, accederá a esta política de trabajo conjunta y visionaria. Mientras haya sectores trabajando independiente de las recomendaciones de los expertos, en un sistema de latifundio y negándose a nuevas estrategias, sucederá que el precio del dólar les importará más que incentivar el uso de gestiones modernas que supediten estos factores coyunturales al desarrollo integral del agro regional.
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