
Si nos ponemos a revisar el índice de desempleo del trimestre móvil febrero – abril, nos damos cuenta del fuerte incremento que ha tenido la fuerza laboral femenina, la que en un año aumentó de 83.920 a 88.930. Indudablemente que una mayor cantidad de damas buscando empleo, implica que la tasa tienda a crecer. Fue por ello que en el recuento anual la desocupación en este segmento creció en un 0,8%.
Sin embargo, y también yéndonos a un dato estadístico, el 45% de los jefes de hogar de este país son mujeres, lo que evidencia una seria voluntad de integración y sustento en un mundo donde los sueldos han sufrido reajustes leves y el costo de la vida se eleva considerablemente (8,9% en los últimos doce meses).
Entonces tenemos una serie de elementos dispersos que no logran llegar a entrelazarse. Por un lado, mujeres que quieren trabajar para llevar un ingreso extra o lisa y llanamente tener que mantener a su familia. Por otro lado, la región -que se caracteriza por tener varias fuentes productivas activas como la agricultura, pesca, turismo y minería- presenta grandes posibilidades de emplear mano de obra capacitada, la que, lamentablemente, aún es escasa en esta parte del país.
¿Cómo se logra unir esos factores? El orden a la ecuación la dio la Fundación para la Promoción y Desarrollo de la Mujer (Prodemu) que actuó como vínculo entre aquellos empleadores que necesitaban personal y quienes deseaban obtener un puesto de trabajar. Pero había más trabas: El cupo limitado para desarrollar el proyecto era austero, pues sólo se tendría que elegir a 20 mujeres. Quienes debieron decidir y promover a cada una de ellas fueron los mismos monitores de uno de los programas sociales más importantes a nivel nacional, el Puente.
Con el grupo establecido, surge la interrogante de cómo se conseguirían los recursos para capacitarlas. Ante ello, la directora regional de Prodemu, Martha González, postuló a fondos regionales, los que finalmente fueron aportados por el Ministerio del Trabajo, a través del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo.
“Buscamos una alianza con el Ministerio del Trabajo, lo que nos permitió hacer ese convenio. De esa manera se obtuvieron los recursos para capacitar a 40 mujeres -20 de ellas pertenecientes al programa Puente y que se especializaron en flores, mientras que las restantes lo hicieron en manipulación de alimentos- en competencias y habilidades para facilitar su inserción laboral”, aseveró la directiva.
Eso sí, aún el círculo virtuoso -como lo definió la propia Martha González- no había concluido, debido a que la mayoría de las féminas que se capacitarían, tenían hijos pequeños a quienes no tenían con quien dejar.
Esta vez fue una fundación privada sin fines de lucro como Integra, la que le tendió la mano a estas emprendedoras con sueños de utilizar sus espacios de ocio en actividades productivas que le permitiesen llevar dinero extra al hogar y a demostrarse a ellas mismas que sí se la podían.
Pero como lo ideal es imprimir una orientación acorde a las leyes del mercado, es decir, encontrar lo que se está buscando. Fue la propia empresa la que conjuntamente con Prodemu logró diseñar la malla curricular y delinear las áreas de aprendizaje.
“Analizamos cuáles eran las competencias laborales para ver la malla curricular, por lo que fueron ellos quienes decidieron qué enseñar. Asimismo, nuestras alumnas e capacitaron en el predio, lo que implicó un vínculo desde mucho antes. Realizar ese círculo virtuoso entre la política pública y privada genera espacios de crecimiento para las mujeres”, reflexionó Martha González.
Sin embargo, y también yéndonos a un dato estadístico, el 45% de los jefes de hogar de este país son mujeres, lo que evidencia una seria voluntad de integración y sustento en un mundo donde los sueldos han sufrido reajustes leves y el costo de la vida se eleva considerablemente (8,9% en los últimos doce meses).
Entonces tenemos una serie de elementos dispersos que no logran llegar a entrelazarse. Por un lado, mujeres que quieren trabajar para llevar un ingreso extra o lisa y llanamente tener que mantener a su familia. Por otro lado, la región -que se caracteriza por tener varias fuentes productivas activas como la agricultura, pesca, turismo y minería- presenta grandes posibilidades de emplear mano de obra capacitada, la que, lamentablemente, aún es escasa en esta parte del país.
¿Cómo se logra unir esos factores? El orden a la ecuación la dio la Fundación para la Promoción y Desarrollo de la Mujer (Prodemu) que actuó como vínculo entre aquellos empleadores que necesitaban personal y quienes deseaban obtener un puesto de trabajar. Pero había más trabas: El cupo limitado para desarrollar el proyecto era austero, pues sólo se tendría que elegir a 20 mujeres. Quienes debieron decidir y promover a cada una de ellas fueron los mismos monitores de uno de los programas sociales más importantes a nivel nacional, el Puente.
Con el grupo establecido, surge la interrogante de cómo se conseguirían los recursos para capacitarlas. Ante ello, la directora regional de Prodemu, Martha González, postuló a fondos regionales, los que finalmente fueron aportados por el Ministerio del Trabajo, a través del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo.
“Buscamos una alianza con el Ministerio del Trabajo, lo que nos permitió hacer ese convenio. De esa manera se obtuvieron los recursos para capacitar a 40 mujeres -20 de ellas pertenecientes al programa Puente y que se especializaron en flores, mientras que las restantes lo hicieron en manipulación de alimentos- en competencias y habilidades para facilitar su inserción laboral”, aseveró la directiva.
Eso sí, aún el círculo virtuoso -como lo definió la propia Martha González- no había concluido, debido a que la mayoría de las féminas que se capacitarían, tenían hijos pequeños a quienes no tenían con quien dejar.
Esta vez fue una fundación privada sin fines de lucro como Integra, la que le tendió la mano a estas emprendedoras con sueños de utilizar sus espacios de ocio en actividades productivas que le permitiesen llevar dinero extra al hogar y a demostrarse a ellas mismas que sí se la podían.
Pero como lo ideal es imprimir una orientación acorde a las leyes del mercado, es decir, encontrar lo que se está buscando. Fue la propia empresa la que conjuntamente con Prodemu logró diseñar la malla curricular y delinear las áreas de aprendizaje.
“Analizamos cuáles eran las competencias laborales para ver la malla curricular, por lo que fueron ellos quienes decidieron qué enseñar. Asimismo, nuestras alumnas e capacitaron en el predio, lo que implicó un vínculo desde mucho antes. Realizar ese círculo virtuoso entre la política pública y privada genera espacios de crecimiento para las mujeres”, reflexionó Martha González.
EL GUIÑO DE LA EMPRESA PRIVADA
Con todos los pasos dispuestos, fue un empresario agrícola, Manuel Contador, quien cerró la cadena productiva al visualizar el potencial de contratar a estas mujeres. “Se gestó en una charla donde asistió el dueño de ElquiFlowers, Manuel Contador, quien avizoró el potencial de contratar a mujeres desempleadas que podían capacitarse y ser mano de obra para trabajar”, explicó el encargado de programas y proyectos de ElquiFlowers, Christian Contreras.
Y es que el potencial de este negocio va en aumento, toda vez que regularmente por temporada se envían cerca de dos millones de varas de distintas especies como calas, ranúnculos, hortensias y nerines. “Para este año se proyecta también exportar más de dos millones de varas de calas y ranúnculos”, anticipó Contreras. Los destinos principales son Holanda donde recaerá el 80% de la producción y el 20% lo hará en Estados Unidos.
“Como empresa llevamos más de seis años exportando y hemos estrechado los vínculos con Holanda, el que se ha caracterizado por su condición natural de producir flores. Sin embargo, como es un país pequeño, su capacidad de abastecimiento no logra cubrir la demanda mundial”, precisó Contreras.
En vista de aquello, el país europeo actuaría como intermediario, aunque parte importante de la producción tendría un origen chileno.
En todo caso, la calidad de las especies y las rigurosas normas del proceso productivo ha provocado el interés de otras naciones. Es por eso que las expectativas ya se comienzan a ampliar, especialmente luego que el mercado japonés se abriera a importar hortensias y nerines en dos años más.
EXPERIENCIA PILOTO
Este programa denominado Competencias Laborales que impulsó Prodemu, gestó ElquiFlowers, colaboró Integra y financió la Seremía del Trabajo por más de $3 millones, representa una experiencia piloto a lo largo de Chile por lo que las apuestas cifradas en ella son muy altas.
“Vamos a intensificar los lazos con otros organismos públicos, para que así las personas puedan tener uno o más empleos. Con esta intención, la Oficina Municipal de Intermediación Laboral (OMIL), será la encargada de colocar a la gente”, subrayó el seremi de Trabajo y Previsión Social, Cristián Martínez.
Pero a quienes no se les podía borrar con nada la sonrisa de los labios eran las 20 beneficiadas quienes desde mañana lunes comenzarán a trabajar en el predio que ElquiFlowers posee en Coquimbo.
“No podemos estar más felices, porque se nos dio la oportunidad de aprender una técnica muy interesante como lo es el cultivo de flores, además que esas mismas las podremos exportar. Estamos muy contentas”, manifestó Mirtza Ovalle.
Ella misma agregó que esta experiencia les serviría para mejorar las condiciones económicas y de sustento de sus hogares, los que en el último tiempo habían sufrido carencias.
NUEVOS RUBROS
Entre las próximas acciones que llevarán a cabo las autoridades para buscar nuevos espacios de inserción laboral, se cuenta recurrir a las otras actividades económicas que posee la región y donde existen nichos importantes para captar adherentes.
“Ojalá otros empresarios se interesen con esta vinculación, porque si existe la posibilidad, las mujeres se motivan y acrecientan sus ganas de aprender”, sostuvo la directora regional de Prodemu, Martha González.
De acuerdo a las estadísticas, las mujeres pueden llegar a percibir hasta un 30% menos en su remuneración final. Por esta razón, el llamado que hacen desde el sector de fomento femenino es a mirar con otros ojos a cada una de estas emprendedoras que día a día sueñan con seguir creciendo y aportar con un granito de arena a su casa.
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