viernes, 13 de junio de 2008

La trastienda de la “Guerra de los Seis Días”


Será uno de los conflictos que engrosará los grandes impasses que se ha generado desde el retorno a la democracia. Esto porque de la mano de un paro, la agricultura regional golpeó la mesa del Gobierno Regional y lo hizo enojar. Eso sí, es necesario ver entre líneas para entender su gestación, desarrollo y conclusión.

JUEVES 5 DE JUNIO
La jornada comenzó temprano para los personeros de la Sociedad Agrícola del Norte (SAN), Eugenio Munizaga y Carlos Erler, quienes se reunieron a partir de las 11 horas con el jefe de la Prefectura de Carabineros, el coronel Adolfo Velásquez y el seremi de Agricultura, Cristián Sáez, para analizar la posibilidad de reforzar la seguridad de los predios de Pan de Azúcar, en la comuna de Coquimbo, ante la alarmante ola de robos que habían sufrido varios empresarios del sector, entre ellos el propio Erler. De acuerdo a las estimaciones de la entidad gremial, había días donde se sustraían insumos y fertilizantes avaluados en $6 millones. “La cantidad de robos había llegado a tal que antes de la reunión, existía una fuerte molestia con el Gobierno, especialmente por el poco acento que se le había puesto a la delincuencia”, sostuvo una fuente ligada al cultivo de predio.
En todo caso, esa conjetura se relacionaba con el núcleo político del Gore y no con la sectorial, donde en reiteradas ocasiones y declaraciones públicas se blindó a Cristián Sáez.
No obstante, desde el trayecto entre La Serena y Pan de Azúcar, Erler le habría hecho hincapié a Munizaga que el descontento en el sector no sólo se remitía a la seguridad, sino que a también a la potencial pérdida de las cosechas hortícolas por el paro de los camioneros y el elevado costo del petróleo. Ello, fue analizado por Munizaga, quien en vista de la preocupación de uno de sus más estrechos colaboradores durante su mandato, no podía hacer oídos sordos.
También hay versiones que establecen que desde la mañana se habría dado la orden de enfilar los tractores para demostrar al Gobierno que el agro también tiene su peso, especialmente en esta región, utilizando el “trampolín” del paro sólo como una excusa.
Lo cierto es que desde las 14:30 horas, una hora después que Munizaga y Erler habían abandonado la unidad policial, una fila de 80 tractores se dirigió desde Pan de Azúcar hasta el “foco del conflicto” ubicado en la Ruta 5 Norte con Cuatro Esquinas.
“Fue un error, o sea, si hay que construir una historia para el teatro de lo absurdo, este argumento cae en la perfección”, precisó una fuente del Gobierno Regional.
Y es que así fue entendido en el Gore, toda vez que las mesas público – privadas han ido en franco avance y las críticas principalmente se han centrado a nivel nacional. De allí la frase que esgrimió el seremi de Agricultura, Cristián Sáez, tras enterarse del incidente: “No podemos aceptar que la alianza público - privada se utilice cuando le conviene al sector privado”.
Dolió al interior de la Seremía de Agricultura que no se haya buscado una solución bilateral para poder avanzar en soluciones definitivas, pues se sobrepasó una línea de negociación tácita que se había fortalecido tras las heladas del año pasado y donde, sin quererlo, se le quitó el piso a Sáez.
Pero el endurecimiento de la postura no provendría de Sáez, sino que desde el comité político. En su último reporte del día, el seremi de Gobierno, Francisco Villalón, dejaba entrever su molestia con la acción de los tractores y tras supervisar las estaciones de bencinas de Coquimbo y La Serena, dio a entender que no habían sido 80, sino que “muchas menos” las máquinas que habían participado. El vocero preparaba la artillería para el día siguiente.

VIERNES 6 DE JUNIO
La región despertó con las informaciones que inundaban los noticieros de radio y televisión y que explicaban que después de más de siete horas de negociación y tres días de paralización, la Confederación Nacional de Dueños de Camiones había llegado a un acuerdo con el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, al firmar un pliego de seis puntos. A pesar que a las 8 de la mañana ya había un despeje de las carreteras en varias regiones del país, en la nuestra sólo hubo humo blanco a las 9:30 horas, luego que se decidiera apoyar la decisión de la entidad nacional que dirige Juan Araya.
A las 11:30 el seremi de Gobierno, tal como desde el inicio del conflicto, sería el encargado de hacer el balance. En la cita con la prensa, Villalón se despachó un comentario para el bronce: “Que un grupo de tractores se haya sumado al paro de los camioneros nos parece una burrada”. Si bien nadie ha podido certificar si el intendente Ricardo Cifuentes sabía de las palabras, su pleno respaldo a las palabras a Villalón, infieren su conocimiento previo de los dichos. La guerra se había declarado.
Durante la jornada abundaron los comentarios de uno y otro lado y donde los empresarios del agro no escatimaron en críticas hacia el personero oficialista, especialmente porque “con él jamás hemos tenido ninguna relación de trabajo”.

SÁBADO 7 DE JUNIO
Con las portadas de los diarios de la región registrando el duelo entre el Gobierno y la Sociedad Agrícola del Norte, la visita del ministro de Obras Públicas, Sergio Bitar, pudo haber empañado las repercusiones, pero éstas lejos de amainar, se acrecentaron con el soterrado apoyo que dirigentes de la UDI hicieron a Eugenio Munizaga. Allí, la disputa pasó a un plano político, del que jamás se logró separar.
Tanto el presidente regional de la UDI, Alfredo Villagrán, como la senadora Evelyn Matthei se cuadraron con el agro y condenaron las palabras de Villalón. En la vereda oficialista, era el intendente Ricardo Cifuentes quien no negaba su apoyo irrestricto a su brazo derecho.
Pero este día sábado marcaría la agenda de dimes y diretes, pues el seremi Cristián Sáez -antes de acompañar a la comitiva del ministro Bitar en la cuesta La Cardas- recibió una llamada de Eugenio Munizaga donde, aseveran algunos, se firmó un pacto de no agresión y unidad.
Eso sí, ello no impidió que el timonel de la SAN hiciera público un duro comunicado donde le “devolvía” la mano a Villalón y donde se enfatizaba en defender la capacidad de expresar sus opiniones en democracia y anteponer una expresión espontánea y gremial para justificar el desplazamiento de tractores hacia la Ruta 5.

DOMINGO 8 DE JUNIO
Habiendo jugado el primer tiempo entre el afán político y el económico, la batuta nuevamente recaía en el frente productivo, porque dentro de las prerrogativas que había esgrimido el Gore para manifestar su molestia con el agro, es que “se evaluaría la participación del gobierno en las mesas de coordinación”, lo que ponía en peligro los avances en riego, producción y exportación.
No obstante, y de acuerdo al seguimiento que se hizo desde la Intendencia, las llamadas entre Sáez y Munizaga permitieron solidificar el pacto de no agresión que puso paños fríos al conflicto y que le bajó el perfil de inmediato. El silencio, entendieron los involucrados, era la mejor muestra para no abrir nuevas heridas.
Eso sí, se dejó en claro que al día siguiente habría una reunión sectorial que permitiría “limar” aquellas asperezas y sólo allí hacer declaraciones. No obstante, a ese encuentro no estaba invitado Villalón, lo que demostraba que el trago amargo seguía penando en las gargantas del agro.

LUNES 9 DE JUNIO
Era la cita clave. La más esperada por el potencial acuerdo y las palabras de buena crianza que pudieran ser emitidas. Pero, finalmente, no se concretó. Una de las explicaciones que rondan por el segundo piso de la intendencia radica en que fueron esas 24 horas las que demoró Ricardo Cifuentes para convencer a Villalón para que hiciera las paces con la Sociedad Agrícola del Norte. En tanto, ese mismo periodo fue el que necesitó Cristián Sáez para hacer lo propio con Munizaga. Ese día no hubo más palabras, sólo llamados y acuerdos. El conflicto comenzaba a disiparse y una tensa calma rodeaba a los involucrados.

MARTES 10 DE JUNIO
Muy temprano circuló un correo electrónico que invitaba a los medios de prensa a asistir al salón O´Higgins de la Intendencia, donde estarían en el mismo estrado el seremi de Gobierno, Francisco Villalón; el seremi de Agricultura, Cristián Sáez y el presidente de la Sociedad Agrícola del Norte, Eugenio Munizaga.
En la oportunidad se dio por superado el impasse con gestos de Munizaga hacia Villalón y éste anunciando que el Gobierno seguiría ligado a las mesas de trabajo.
No obstante, ese anuncio pasó a segundo plano con la coyuntura que se generaba dentro de la SAN, la que debía renovar su directorio a través de un proceso eleccionario. Personeros muy cercanos a Munizaga aseguraron que el dirigente no quería ir a reelección, lo que reafirmaba la tesis del afán político. En todo caso, el propio representante del agro dejó establecido que actualmente no tenía ningún interés en retornar a ese tipo de escenario. “Es que su experiencia fue frustrante”, dijo un personero que conoce bien al ex alcalde, diputado y candidato a senador.
A pesar de su negativa a dirigir por dos años más el órgano agrícola, dentro del directorio de la Sociedad Agrícola del Norte, existe el fuerte convencimiento que se podrá revertir el alejamiento de Munizaga. Esto más aún, luego del golpe que le asestó al Gobierno con los tractores y que revivió su papel de “duro”, aspecto que gusta dentro de un sector golpeado por las coyunturas y que necesita de voces fuertes.

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