viernes, 24 de julio de 2009

Las cuentas pendientes del transporte


Cuando la crisis económica toca el bolsillo de los chilenos, por lo general éstos no se quedan de brazos cruzados –salvo contadas excepciones- lo que los impulsa a buscar distintas fuentes de empleo. Sean éstas iguales o distintas al oficio o profesión que se estudió. Eso precisamente le pasó a Pablo, un técnico en ventas y marketing que sufrió lo incontable para reubicarse en alguna tienda de retail, luego que en su trabajo le dieran el sobre azul.
Pasaban los días y nada. Ello lo llevó a pensar en vender su auto, el que aún no terminaba de pagar. Pero un día su esposa lo “alumbró” y lo exhortó para que no se deshiciera del vehículo, sino que lo trabajara. ¿Cómo? Se preguntó este padre de dos niñas. Muy fácil, le contestó ella, ocuparlo como colectivo. Las sonrisas que por semanas estuvieron olvidadas en el baúl de los cachivaches salieron a flote.
Lo primero que hizo fue ir a pedir antecedentes a la municipalidad. Allí le dijeron que ellos no eran la instancia pertinente y lo derivaron a la Seremía de Transportes y Telecomunicaciones. Ni siquiera los burocráticos pasos con los que se encontró antes de llegar a los Edificios Públicos lo desanimaron.
Allí le explicaron que el parque de colectivos se encontraba congelado hace una década. Casi se le cae la cara, pues pensó que sus esfuerzos se habían ido al tacho de la basura. No obstante, los profesionales de la repartición pública, le dieron una luz de esperanza, al precisarle que podía “comprar” a algún empresario o persona natural que quisiese deshacerse de una patente de colectivo.
De ahí se dirigió a un medio de comunicación regional donde publicó un aviso buscando una patente de taxi colectivo. Al otro día, y mientras desayunaba, le llegó la primera llamada. Entusiasmado contestó, pero al rato se quedó sin habla. Una patente de colectivo para realizar el recorrido entre Las Compañías y el centro de La Serena le salía cuatro millones de pesos. Una brutalidad asumiendo que el único sostén del hogar era su esposa que ganaba 200 mil pesos como peluquera.
Así como Pablo han sido miles quienes han visto impedido su ingreso al sistema por la carencia de nuevas patentes que permitan acceder a un precio módico. Por el contrario, son muchos los “empresarios” que hoy logran cuantiosos ingresos por este concepto. Pero ¿hasta cuándo les durará? No mucho, porque en noviembre del año próximo el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones debe tomar una decisión: Abrir o no el parque.

LOS POSTULADOS DE PICHILEMU
Hace unas semanas dirigentes de Antofagasta, Atacama y Coquimbo fueron invitados por su similar de la Región de O´Higgins a un encuentro ampliado en la comuna de Pichilemu, donde el tema principal fue –precisamente- la reapertura del parque. Pero la cita no fue de poca monta, sino que trascendental para quienes no desean que se incremente el número de taxis colectivos en el país. Prueba de ello fue la asistencia del senador Juan Pablo Letelier y del subsecretario de Transportes, Raúl Erazo.
El parlamentario, fue el mejor aliado del gremio menor, pues es quien encabeza un proyecto de ley en el Congreso para que los nuevos permisos no se entreguen más. Testigo de sus palabras fue el presidente de la Federación de Coquimbo, Manuel Letelier. “Para nosotros sería perjudicial renovar los permisos, ya que nos traería un perjuicio económico (…) Por eso queremos reunirnos con los parlamentarios en nuestras regiones para que tomen conciencia”, sentenció.
Lo mismo piensa el secretario de la entidad gremial, Aliro Villanueva, quien establece que durante los diez años en que no se ha permitido el ingreso de nuevos automóviles para que cumplan funciones de transporte público, se ha regulado el número y ha fortalecido a las asociaciones existentes. “Dar una mayor facilidad implica que llegue cualquiera y no responda al nivel de servicio que se ha alcanzado en los últimos años”, afirmó.
Menos rígido es el presidente de la Confederación Nacional de Taxis Colectivos de Chile (Conatacoch), Héctor Sandoval, quien el jueves se reunió con el Consejo Regional de Coquimbo – al que no pertenece la Federación de Manuel Letelier- y discutió la posición del gremio. Para Sandoval, aún es muy apresurado para hablar de un cierre definitivo del parque, ya que antes de tomar una decisión hay que cuadrar una serie de números. “Actualmente no podemos considerar el cierre definitivo del parque, porque faltan antecedentes en los que está trabajando el Ministerio, así es que pensamos que esto hay que seguir estudiándolo”, sentenció.

LUCRO INDEBIDO
En la conurbación La Serena – Coquimbo existen alrededor de dos mil colectivos, una cifra tres veces mayor a la de los microbuses que no alcanzan a superar los 600 en el territorio regional. Pero este explosivo aumento se entiende porque las encuestas han arrojado datos decidores: El 60% de la población se moviliza a través del transporte menor, prefiriendo en un 40% a las micros.
“Tenemos un sitial privilegiado, por lo que en caso de que se proponga el ingreso de más actores habrá un severo trastoque a lo ganado y retrocederemos, debiendo muchos conductores llevar a uno o dos pasajeros por viaje. Esta mayor competencia pasará la cuenta posteriormente”, estableció Manuel Letelier.
En todo caso, el dirigente no esconde su posición al preguntarle si existe un lucro “indebido” al momento de revender una patente. “Un auto básico está costando siete millones de pesos y una patente dos millones. Entonces el más humilde de los colectiveros anda con nueve millones en la calle. ¿Y qué pasa si tiene algún apuro?”, argumentó.
El también presidente de la Línea 42 El Calvario, añade que “no puedo negar que hay reventa, aunque hay que entender que la mayoría de nuestra gente es de un estrato medio – bajo, por lo que a muchos no les ha quedado otra, además que existe la tentación”, sostuvo.
En un rápido rastreo por algunos portales de avisos clasificados en Internet la relación fue de 7 a 1 en la primera página, o sea, siete peticiones de compra de patente y una de venta por 2,5 millones de pesos. Incluso, ya se están permutando autos seminuevos por un permiso de operación. “Es que los valores están llegando a ser similares, porque si uno saca la cuenta resulta más fácil comprar un vehículo que tener una patente de colectivo”, aseveró Aliro Villanueva, presidente de la Línea 77.
Para la seremi de Transportes y Telecomunicaciones, Claudia Bravo, éste ha sido uno de los aspectos negativos para quienes opten por entrar al sistema. “Es, lamentablemente, la única opción que tienen, ya que deben hacer uso de un cupo ya existente. Ese es el punto negativo del congelamiento”, puntualizó.
En cuanto a las facultades de fiscalización, éstas no dependen de la cartera, pues es un negocio paralelo que realizan las personas naturales que son propietarias de una patente.

LA ÚLTIMA PALABRA
Lejos de los dimes y diretes que existen entre los gremios o de las discusiones parlamentarias, el Ministerio de Transportes es claro: Aún no se ha tomado la decisión, por lo que cualquier elucubración es aventurarse sobre un camino donde no hay números sobre la mesa y se carece de una visión global para dar pie a la reconsideración o la mantención del status quo.
“Tal como se ha hecho en las dos prórrogas anteriores, el plazo vence recién en noviembre de 2010, restando aún por hacer los estudios y análisis correspondientes. Y con esa información no se cuenta ahora, pero que no quepa duda que cuando llegue el momento se tomará la mejor determinación”, expresó la seremi Claudia Bravo.
La tarea al momento de dar el visto bueno o recular no será sencilla, porque hay que tomar una serie de factores que se dan dentro de esta misma región. Por ejemplo, anteriormente hacíamos mención a la gran cantidad de colectivos que hay en La Serena y Coquimbo. Para ello lo ideal es que no se abra más, para así mantener sus ingresos mensuales sin ninguna competencia que los amedrente. Pero ¿qué sucede con los nuevos barrios que se están consolidando y que no cuentan con locomoción?
Por otro lado, basta ir a la comuna de Ovalle para darse cuenta que los choferes se pelean a los usuarios. Acá lo que ocurre es totalmente opuesto a la conurbación, ya que la oferta ha superado con creces la demanda de la capital limaría. “Eso a veces provoca roces entre los mismos colectiveros”, agregó Bravo.
Como se aprecia, la tarea del sucesor de René Cortázar no será fácil, ya que no sólo deberá lidiar con un sistema de transporte capitalino que anda a los tumbos y que ha sido cifrado en US$5.500 millones (monto similar para financiar equipamientos para 20 mil hospitales y equivalente al 3% del PIB), sino que desde regiones se estará atento a cuando se acerque el penúltimo mes del 2010 y cuando, de una vez por todas, se tranquilicen aguas con la mantención del congelamiento o se abra un acalorado debate con la inclusión de nuevos actores. Hasta ese momento, Pablo deberá ir buscando otro tipo de empleo, porque por este lado tiene para rato.

LA TEMIDA LICITACIÓN
Sectra, el organismos interministerial pertenecientes a las carteras de Planificación y Transportes continúa haciendo estudios para iniciar un nuevo proceso de licitación desde Arica a Valparaíso. Allí los colectivos y las micros se someterían a nuevos estándares. Lejos de alarmarse, hay sectores del gremio menor que se están preparando para una fusión de líneas y no dormirse en los laureles. Así lo han acordado los presidentes de las líneas 21 y 44, Javier Plaza y Aníbal Muñoz, respectivamente. “Queremos fortalecernos para que podamos participar”, aseguró este último, mientras que Plaza estimó que “es hora que empresas regionales se queden con este tipo de servicios, pues hay ejemplos lamentables de compañías santiaguinas que han hecho un trabajo que deja mucho que desear. Manuel Letelier es más cauto y formuló que “hoy no se está preparado para enfrentar una licitación, por lo que lo mejor es esperar”.

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