
Pese a que hasta el momento no hay reparos ambientales para que el proyecto Hipógeno, que extendería la vida útil de la minera Carmen de Andacollo en 21 años, comience en el segundo semestre, los agricultores de Pan de Azúcar no bajan los brazos y aseguran que seguirán dando la pelea para evitar el colapso hídrico del acuífero El Culebrón.
Para ello mantienen dos procesos en contra de la empresa controlada en un 90% por la canadiense Teck, uno judicial en la Corte de Apelaciones de Santiago y un recurso de revisión extraordinaria ante la Comisión Nacional de Medio Ambiente (Conama). Eso sí, este último todavía no se resuelve, lo que ha provocado que se piense en nuevas medidas de presión por parte de los hombres de campo.
Una de ellas tiene relación con presentar nuevos antecedentes, esta vez de la mano del municipio porteño. “No se descarta abrir nuevos procesos ante la justicia en un frente medioambiental, donde probablemente se haría en conjunto con la municipalidad de Coquimbo, ya que éste no es un problema netamente agrícola, sino que de toda la comunidad”, sentenció Carlos Erler.
Asimismo, el agricultor respondió a las dudas por la supuesta presencia de pesticidas en las aguas subterráneas. “Eso es absolutamente falso y fue dicho con un alto grado de ignorancia para desviar la atención y ganar tiempo. Todos los análisis físico-químicos hechos por los agricultores y la empresa sanitaria (Aguas del Valle) en diferentes laboratorios demuestran el aumento en las concentraciones de sales y cloruros, que -obviamente- se acentuarán con la extracción de la minera (Carmen de Andacollo), pues pretenden concentrarla en un solo punto”, manifestó Erler.
Erler tampoco eludió el manifiesto rechazo del sector a constituir una comunidad de agua. Ante esa diferencia, el gerente de Agrícola La Alpina fue enfático: “La mayor aprensión con la comunidad de agua es que otorguemos una herramienta más para el uso y abuso de la minera, ya que gran parte de los derechos de la cuenca son de su propiedad”, insistió.
Añadió que “los derechos que hay son papeles para la utilización en minería porque esta cantidad no está y la minería tiene un factor de uso del 100%, a diferencia de cuando se otorgaron y donde fue con un criterio de uso agrícola de un 20 %”.
Respecto de esta interpretación, el director regional de la DGA, Carlos Galleguillos, explicó que la totalidad de los derechos de extracción que posee en el lugar la minera Carmen de Andacollo son menos del 50%.
Precedente para la recalificación
A fines de enero, el director regional (S) de la Conama, Marcelo Zepeda, remitió una carta a las dos personas naturales que solicitaron una recalificación de Hipógeno aduciendo que se cambiaron los sitios de extracción. Si bien la misiva explicaba que la Ley de Medio Ambiente no considera sancionar otra vez un proyecto, existe un precedente con la minera Collahuasi en Iquique. Allí consta que la iniciativa fue sometida en tres ocasiones al Sistema de Impacto Ambiental a través de dos EIA y un DIA, pues existían interrogantes, precisamente, de la captación hídrica de las cuencas de Michincha y Coposa. “Hoy tenemos dos problemas: Uno de disponibilidad del recurso y el segundo, y mas grave, la calidad de éste. Por lo tanto, al comenzar hoy con la extracción nos estaremos exponiendo a un daño medioambiental irreparable”, precisó Erler, quien aseguró que la principal consecuencia sería dejar sin agua para el consumo humano a Andacollo, Guanaqueros y Tongoy. “Además de 3.500 hectáreas de cultivos que se riegan exclusivamente con pozos”, dijo.
Para ello mantienen dos procesos en contra de la empresa controlada en un 90% por la canadiense Teck, uno judicial en la Corte de Apelaciones de Santiago y un recurso de revisión extraordinaria ante la Comisión Nacional de Medio Ambiente (Conama). Eso sí, este último todavía no se resuelve, lo que ha provocado que se piense en nuevas medidas de presión por parte de los hombres de campo.
Una de ellas tiene relación con presentar nuevos antecedentes, esta vez de la mano del municipio porteño. “No se descarta abrir nuevos procesos ante la justicia en un frente medioambiental, donde probablemente se haría en conjunto con la municipalidad de Coquimbo, ya que éste no es un problema netamente agrícola, sino que de toda la comunidad”, sentenció Carlos Erler.
Asimismo, el agricultor respondió a las dudas por la supuesta presencia de pesticidas en las aguas subterráneas. “Eso es absolutamente falso y fue dicho con un alto grado de ignorancia para desviar la atención y ganar tiempo. Todos los análisis físico-químicos hechos por los agricultores y la empresa sanitaria (Aguas del Valle) en diferentes laboratorios demuestran el aumento en las concentraciones de sales y cloruros, que -obviamente- se acentuarán con la extracción de la minera (Carmen de Andacollo), pues pretenden concentrarla en un solo punto”, manifestó Erler.
Erler tampoco eludió el manifiesto rechazo del sector a constituir una comunidad de agua. Ante esa diferencia, el gerente de Agrícola La Alpina fue enfático: “La mayor aprensión con la comunidad de agua es que otorguemos una herramienta más para el uso y abuso de la minera, ya que gran parte de los derechos de la cuenca son de su propiedad”, insistió.
Añadió que “los derechos que hay son papeles para la utilización en minería porque esta cantidad no está y la minería tiene un factor de uso del 100%, a diferencia de cuando se otorgaron y donde fue con un criterio de uso agrícola de un 20 %”.
Respecto de esta interpretación, el director regional de la DGA, Carlos Galleguillos, explicó que la totalidad de los derechos de extracción que posee en el lugar la minera Carmen de Andacollo son menos del 50%.
Precedente para la recalificación
A fines de enero, el director regional (S) de la Conama, Marcelo Zepeda, remitió una carta a las dos personas naturales que solicitaron una recalificación de Hipógeno aduciendo que se cambiaron los sitios de extracción. Si bien la misiva explicaba que la Ley de Medio Ambiente no considera sancionar otra vez un proyecto, existe un precedente con la minera Collahuasi en Iquique. Allí consta que la iniciativa fue sometida en tres ocasiones al Sistema de Impacto Ambiental a través de dos EIA y un DIA, pues existían interrogantes, precisamente, de la captación hídrica de las cuencas de Michincha y Coposa. “Hoy tenemos dos problemas: Uno de disponibilidad del recurso y el segundo, y mas grave, la calidad de éste. Por lo tanto, al comenzar hoy con la extracción nos estaremos exponiendo a un daño medioambiental irreparable”, precisó Erler, quien aseguró que la principal consecuencia sería dejar sin agua para el consumo humano a Andacollo, Guanaqueros y Tongoy. “Además de 3.500 hectáreas de cultivos que se riegan exclusivamente con pozos”, dijo.
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