
1988 sería un año de cambios. Mientras el país entraba a una etapa clave de su sistema político a través de un plebiscito, un joven ingeniero civil que hizo la mayoría de sus estudios en Concepción se desplazó 987 kilómetros para dejar atrás días lluviosos y bajas temperaturas para instalarse en una de las zonas que desde hacía dos décadas acaparaba la atención de miles de visitantes nacionales que habían encontrado en sus paradisíacos rincones una tranquilidad envidiable y un excelente clima que la hacían visitarla de vez en cuando.
Era Jorge Páez Guzmán, quien vio en el rubro inmobiliario una muy buen alternativa para ganarse la vida. Y, favorablemente, había elegido una zona con amplios potenciales para desarrollar ese rubro. Él mismo reconoce que en su corazón poco a poco comenzó a gestarse un sentimiento especial por una región que contrastaba con la que él había contemplado por años.
Fue en esta ciudad donde formó uno de sus mayores orgullos junto a su socio local, Patricio Rojas Sáez: Constructora e Inmobiliaria Elqui, la que hoy goza de excelente salud, a pesar de los vaivenes económicos que han amenazado con hacer tambalear hasta a los avezados empresarios. Sin embargo, por estos días están de fiesta y celebran veinte años desde el puntapié inicial.
Pero antes de comenzar a invertir y a trazar lo que sería el futuro de la empresa, había que definir una línea de trabajo y una política de construcción. No pasaron muchas semanas cuando ambos propietarios idearon un concepto que lo mantienen hasta hoy: Innovar con calidad.
Si bien el propio Páez reconoce que el modelo arquitectónico que se aplicaba a fines de los ochenta contrasta con el que actualmente ejecutan, siempre el factor común está en hacer las cosas mejor que el resto. “El esquema arquitectónico durante estos veinte años ha ido cambiando, porque este sector es muy dinámico y siempre se adecua a los atractivos que queremos entregar a la comunidad. Se ha enaltecido temas innovadores dentro de la vivienda, aunque sin descuidar la calidad”, precisa Páez.
Con la temática definida, sólo bastaba con poner en marcha las primeras iniciativas. Por esta razón es que se dio un especial énfasis en levantar espacios residenciales que confluyeran posteriormente en más inversión. En definitiva, crear barrios residenciales donde antes sólo abundaba el pasto.
Así sucedió con uno de sus más reconocidos proyectos desarrollados y que tiene que ver con el Conjunto Habitacional Barrio Universitario, cuyo emplazamiento fue en el camino antiguo Las Parcelas y rebautizado hoy como avenida Guillermo Ulriksen.
Fueron más de ocho años de trabajo en el lugar donde se abrió un potente polo de crecimiento urbano logrando una evidente conectividad de 600 casas con el centro de La Serena.
Pero esta primera apuesta no fue fácil, porque para gozar hoy de un sitio consolidado como fuente de inversión inmobiliaria, hubo que desembolsar bastante dinero para hacer grandes rellenos, muros de contención y movimientos de tierra. Pero esos escollos no movieron un ápice el objetivo de iniciar la expansión territorial de la ciudad.
Durante los años 2005 y 2007 hubo dos nuevas propuestas que afianzaron el desarrollo urbano, a través de los condominios de departamento del Barrio Universitario I y II.
UN BARRIO PARA LA CLASE MEDIA
Con la llegada de los grandes centros del retail a la zona centro de la capital regional y la cada vez más abundante migración hacia la Avenida del Mar del estrato más acomodado de la sociedad, Patricio y Jorge entendieron que a esta segregación social se sumaban los sectores más carenciados ubicados en zonas periféricas como Las Compañías o La Antena. Pero para cerra el círculo hacía falta una señal para que la clase media no se fuera a Coquimbo.
Con esa intención nació el Conjunto Residencial Serena Oriente I, que se emplazó adyacente a San Joaquín, construyendo más de 500 casas. “Queríamos fortalecer a Serena Oriente como un sector residencial para la clase media”, rememora Páez.
Atendiendo la buena acogida que tuvieron las viviendas, hoy en día ya se encuentra en marcha la segunda etapa que se ubica en avenida Cuatro Esquinas con Guillermo Ulriksen. Para esa fase se consideran 282 casas de entre 74 y 134 metros cuadrados.
EL TOQUE MÁGICO
El hecho que La Serena haya sido elegida la mejor ciudad para vivir, de acuerdo a un estudio reciente, sólo marca la tendencia de un apetito por llegar e instalarse con camas y petacas. Así lo han entendido muchos que después de años de trabajo han dejado en el baúl de los recuerdos peligrosas y sacrificadas exploraciones bajo tierra o toda una vida como esclavo de una oficina.
Y es que según la consultora Atisba, la capital regional capta demandas de primera y segunda vivienda de gente de Santiago y de la zona norte del país, específicamente Antofagasta, Calama y Copiapó.
El arquitecto y experto en urbanización, Iván Poduje, pronostica que hacia el 2020 la población de la conurbación La Serena – Coquimbo llegará a 514 mil personas, correspondiendo al 63% de la población regional. “Habrá un fuerte incremento en la gente que se apresta a llegar, por lo que hay que definir cuáles son los sitios con mayor potencial. Yo creo que es el sector Peñuelas – La Cantera, donde veo el arribo de centros comerciales y supermercados, que cubrirán las demandas de esas personas”, precisa Poduje.
Esta tendencia a ampliar el espectro de habitantes hace que muchas inmobiliarias provean de atractivas ofertas para captar ese nicho. Por ende, para evitar perder mercado o tener que rebajar en exceso los precios de las residencias, hay que marcar la diferencia y una de las mejores formas que ha logrado incorporar Constructora Elqui a sus sistema de trabajo es en la optimización del producto final.
“Toda la electrificación, la telefonía, la televisión y los cables son subterráneos, de manera que el cliente ve todo más despejado. Eso no se ve en otros proyectos donde se aprecia que está todo a la vista, ya que se siguen manteniendo cables en desuso y no lo retiran”, agrega Jorge Páez.
Este adelanto tecnológico le ha traído buenos dividendos, ya que los mismos clientes prefieren instalaciones sin contaminación visual. “Esto lo hemos hecho sin subir los precios (…) Y a pesar que esta apuesta puede llegar a costar cinco veces más de lo normal, pero estamos conformes porque estamos modernizando para la clase media”, explica el ingeniero.
LOS ALTIBAJOS
Jorge Páez y Patricio Rojas saben lo que son los golpes externos que cíclicamente cada una década se encarga de dar la economía mundial. Fue así como a fines de los noventa y cuando nuestro país comenzaba a sentir los severos efectos del desbalance de las bolsas asiáticas, Constructora Elqui tuvo que paralizar por cerca de 10 meses. “No se ejecutó ningún proyecto nuevo y no se vendió una sola casa”, recuerda Páez.
Para ello, el empresario tuvo que recurrir a expender saldos para mantener la firma. Por esta razón es que hoy muestra un evidente respeto a estos temblores bursátiles.
Y no es el único, porque Lorenzo Constans -presidente de la Cámara Chilena de la Construcción, de la que Páez fue timonel de la Delegación La Serena entre el 2006 y el 2008- ha reiterado su visión crítica al respecto anunciando disminuciones de venta en torno al 15% hacia finales de año. “Seremos una de las actividades más golpeadas con esta crisis”, aclaró Constans a los medios nacionales la semana pasada.
Por ello, Páez cree que el empresariado regional aún no le toma el peso a lo que significa el poner en riesgo a un sector que crece anualmente a tasas del 8%. “Los empresarios regionales no han tomado con la seriedad que corresponde esta crisis, que en algún momento se va a sentir”, reitera Páez, quien sentencia que las velocidades de ventas se podrían reducir toda vez que la menor opción de acceder a un crédito podría mermar los proyectos inmobiliarios que terminan en diciembre.
Si bien en Constructora Elqui tuvieron la visión de empresa de encontrarse sin un stock muy grande, eso no ocurre con otras firmas. “Si esto continúa y no hay claridad en los créditos hipotecarios, habrá serios problemas para continuar con las iniciativas. A las empresas no les van a entregar créditos mientras no solucionen su stock”.
En todo caso y mirando la carpeta de su último orgullo, el Complejo Barrio Universitario III que significará el desembolso de cerca de US$50 millones para desarrollar ocho etapas de construcción en altura, Jorge Páez planifica sus próximos pasos, los que de seguro, tendrán las mismas características que han izado a su empresa como una de las más sanas de la zona: Trabajar fuerte, con seriedad, innovando y calificando con altos estándares.
RELACIÓN REGIONAL
Cuando uno llega a un lugar que no conoce son pocos quienes tienden la mano. Por eso es que cuando se encuentra un hombro sobre el cual descansar, resulta satisfactorio. Es así como han visto a Diario El Día los dueños de Constructora Elqui, ya que según propia confesión “se han puesto al lado y no en frente poniendo obstáculos”. Jorge Páez asimila que el medio escrito ha sido un “pilar fundamental en el desarrollo inmobiliario, porque han estado al lado de manera permanente, apoyándonos en todo sentido, especialmente en el avisaje, levantamiento de imagen y al momento de enfrentar el avance publicitario. Los he sentido muy cercanos siempre, nos han apoyado muchísimo en esta relación estratégica”.
Era Jorge Páez Guzmán, quien vio en el rubro inmobiliario una muy buen alternativa para ganarse la vida. Y, favorablemente, había elegido una zona con amplios potenciales para desarrollar ese rubro. Él mismo reconoce que en su corazón poco a poco comenzó a gestarse un sentimiento especial por una región que contrastaba con la que él había contemplado por años.
Fue en esta ciudad donde formó uno de sus mayores orgullos junto a su socio local, Patricio Rojas Sáez: Constructora e Inmobiliaria Elqui, la que hoy goza de excelente salud, a pesar de los vaivenes económicos que han amenazado con hacer tambalear hasta a los avezados empresarios. Sin embargo, por estos días están de fiesta y celebran veinte años desde el puntapié inicial.
Pero antes de comenzar a invertir y a trazar lo que sería el futuro de la empresa, había que definir una línea de trabajo y una política de construcción. No pasaron muchas semanas cuando ambos propietarios idearon un concepto que lo mantienen hasta hoy: Innovar con calidad.
Si bien el propio Páez reconoce que el modelo arquitectónico que se aplicaba a fines de los ochenta contrasta con el que actualmente ejecutan, siempre el factor común está en hacer las cosas mejor que el resto. “El esquema arquitectónico durante estos veinte años ha ido cambiando, porque este sector es muy dinámico y siempre se adecua a los atractivos que queremos entregar a la comunidad. Se ha enaltecido temas innovadores dentro de la vivienda, aunque sin descuidar la calidad”, precisa Páez.
Con la temática definida, sólo bastaba con poner en marcha las primeras iniciativas. Por esta razón es que se dio un especial énfasis en levantar espacios residenciales que confluyeran posteriormente en más inversión. En definitiva, crear barrios residenciales donde antes sólo abundaba el pasto.
Así sucedió con uno de sus más reconocidos proyectos desarrollados y que tiene que ver con el Conjunto Habitacional Barrio Universitario, cuyo emplazamiento fue en el camino antiguo Las Parcelas y rebautizado hoy como avenida Guillermo Ulriksen.
Fueron más de ocho años de trabajo en el lugar donde se abrió un potente polo de crecimiento urbano logrando una evidente conectividad de 600 casas con el centro de La Serena.
Pero esta primera apuesta no fue fácil, porque para gozar hoy de un sitio consolidado como fuente de inversión inmobiliaria, hubo que desembolsar bastante dinero para hacer grandes rellenos, muros de contención y movimientos de tierra. Pero esos escollos no movieron un ápice el objetivo de iniciar la expansión territorial de la ciudad.
Durante los años 2005 y 2007 hubo dos nuevas propuestas que afianzaron el desarrollo urbano, a través de los condominios de departamento del Barrio Universitario I y II.
UN BARRIO PARA LA CLASE MEDIA
Con la llegada de los grandes centros del retail a la zona centro de la capital regional y la cada vez más abundante migración hacia la Avenida del Mar del estrato más acomodado de la sociedad, Patricio y Jorge entendieron que a esta segregación social se sumaban los sectores más carenciados ubicados en zonas periféricas como Las Compañías o La Antena. Pero para cerra el círculo hacía falta una señal para que la clase media no se fuera a Coquimbo.
Con esa intención nació el Conjunto Residencial Serena Oriente I, que se emplazó adyacente a San Joaquín, construyendo más de 500 casas. “Queríamos fortalecer a Serena Oriente como un sector residencial para la clase media”, rememora Páez.
Atendiendo la buena acogida que tuvieron las viviendas, hoy en día ya se encuentra en marcha la segunda etapa que se ubica en avenida Cuatro Esquinas con Guillermo Ulriksen. Para esa fase se consideran 282 casas de entre 74 y 134 metros cuadrados.
EL TOQUE MÁGICO
El hecho que La Serena haya sido elegida la mejor ciudad para vivir, de acuerdo a un estudio reciente, sólo marca la tendencia de un apetito por llegar e instalarse con camas y petacas. Así lo han entendido muchos que después de años de trabajo han dejado en el baúl de los recuerdos peligrosas y sacrificadas exploraciones bajo tierra o toda una vida como esclavo de una oficina.
Y es que según la consultora Atisba, la capital regional capta demandas de primera y segunda vivienda de gente de Santiago y de la zona norte del país, específicamente Antofagasta, Calama y Copiapó.
El arquitecto y experto en urbanización, Iván Poduje, pronostica que hacia el 2020 la población de la conurbación La Serena – Coquimbo llegará a 514 mil personas, correspondiendo al 63% de la población regional. “Habrá un fuerte incremento en la gente que se apresta a llegar, por lo que hay que definir cuáles son los sitios con mayor potencial. Yo creo que es el sector Peñuelas – La Cantera, donde veo el arribo de centros comerciales y supermercados, que cubrirán las demandas de esas personas”, precisa Poduje.
Esta tendencia a ampliar el espectro de habitantes hace que muchas inmobiliarias provean de atractivas ofertas para captar ese nicho. Por ende, para evitar perder mercado o tener que rebajar en exceso los precios de las residencias, hay que marcar la diferencia y una de las mejores formas que ha logrado incorporar Constructora Elqui a sus sistema de trabajo es en la optimización del producto final.
“Toda la electrificación, la telefonía, la televisión y los cables son subterráneos, de manera que el cliente ve todo más despejado. Eso no se ve en otros proyectos donde se aprecia que está todo a la vista, ya que se siguen manteniendo cables en desuso y no lo retiran”, agrega Jorge Páez.
Este adelanto tecnológico le ha traído buenos dividendos, ya que los mismos clientes prefieren instalaciones sin contaminación visual. “Esto lo hemos hecho sin subir los precios (…) Y a pesar que esta apuesta puede llegar a costar cinco veces más de lo normal, pero estamos conformes porque estamos modernizando para la clase media”, explica el ingeniero.
LOS ALTIBAJOS
Jorge Páez y Patricio Rojas saben lo que son los golpes externos que cíclicamente cada una década se encarga de dar la economía mundial. Fue así como a fines de los noventa y cuando nuestro país comenzaba a sentir los severos efectos del desbalance de las bolsas asiáticas, Constructora Elqui tuvo que paralizar por cerca de 10 meses. “No se ejecutó ningún proyecto nuevo y no se vendió una sola casa”, recuerda Páez.
Para ello, el empresario tuvo que recurrir a expender saldos para mantener la firma. Por esta razón es que hoy muestra un evidente respeto a estos temblores bursátiles.
Y no es el único, porque Lorenzo Constans -presidente de la Cámara Chilena de la Construcción, de la que Páez fue timonel de la Delegación La Serena entre el 2006 y el 2008- ha reiterado su visión crítica al respecto anunciando disminuciones de venta en torno al 15% hacia finales de año. “Seremos una de las actividades más golpeadas con esta crisis”, aclaró Constans a los medios nacionales la semana pasada.
Por ello, Páez cree que el empresariado regional aún no le toma el peso a lo que significa el poner en riesgo a un sector que crece anualmente a tasas del 8%. “Los empresarios regionales no han tomado con la seriedad que corresponde esta crisis, que en algún momento se va a sentir”, reitera Páez, quien sentencia que las velocidades de ventas se podrían reducir toda vez que la menor opción de acceder a un crédito podría mermar los proyectos inmobiliarios que terminan en diciembre.
Si bien en Constructora Elqui tuvieron la visión de empresa de encontrarse sin un stock muy grande, eso no ocurre con otras firmas. “Si esto continúa y no hay claridad en los créditos hipotecarios, habrá serios problemas para continuar con las iniciativas. A las empresas no les van a entregar créditos mientras no solucionen su stock”.
En todo caso y mirando la carpeta de su último orgullo, el Complejo Barrio Universitario III que significará el desembolso de cerca de US$50 millones para desarrollar ocho etapas de construcción en altura, Jorge Páez planifica sus próximos pasos, los que de seguro, tendrán las mismas características que han izado a su empresa como una de las más sanas de la zona: Trabajar fuerte, con seriedad, innovando y calificando con altos estándares.
RELACIÓN REGIONAL
Cuando uno llega a un lugar que no conoce son pocos quienes tienden la mano. Por eso es que cuando se encuentra un hombro sobre el cual descansar, resulta satisfactorio. Es así como han visto a Diario El Día los dueños de Constructora Elqui, ya que según propia confesión “se han puesto al lado y no en frente poniendo obstáculos”. Jorge Páez asimila que el medio escrito ha sido un “pilar fundamental en el desarrollo inmobiliario, porque han estado al lado de manera permanente, apoyándonos en todo sentido, especialmente en el avisaje, levantamiento de imagen y al momento de enfrentar el avance publicitario. Los he sentido muy cercanos siempre, nos han apoyado muchísimo en esta relación estratégica”.
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