
Cuesta llegar, de eso no hay dudas. Si bien al salir de La Serena, el paisaje se torna verdoso, con el pasar de los kilómetros ese tono se va oscureciendo, desvaneciendo, y apagando para transformarse en una clásica postal nortina donde la sequedad del terreno da la bienvenida a los faldeos precordilleranos.
Es difícil habituarse a colores tan erosionados cuando se acostumbra a ver a los árboles sonreír bajo su lecho de tonalidades verdes y brillantes. Pero es así y hay que asimilarlo, porque nos toca más de cuatro horas con este mismo escenario.
En 1943, el convenio Fernández – Storni incluía una ruta pedregosa y con pendientes como uno de los caminos que unía Chile con Argentina. Más tarde, en 1950, el gobierno de Gabriel González Videla rectificó el trazado desde Rivadavia hasta Nueva Elqui.
1964 marca un antes y un después en el vínculo allende los andes, porque desde ese momento, chilenos y argentinos se sentían más juntos, más relacionados y más integrados. Se inauguraba así el Paso de Agua Negra, el que comunicaba la actual Región de Coquimbo con la provincia de San Juan.
Hoy, 43 años desde aquel hito de relación bilateral, el panorama ha cambiado. La relación con la provincia sanjuanina es óptima, tanto así que al otro lado de la cordillera son habituales consumidores de los productos marinos de nuestra zona, la que dota las mesas argentinas especialmente de camarones, langostinos, ostiones y machas.
Pero el camino es largo, muy largo y a veces se torna cadencioso y agotador. La inmensidad de las montañas surte al viajero de la esperanza de llegar a la cima, aunque ésta con el transcurso de los minutos se vuelve inalcanzable, al igual que las ganas de contar con un túnel que impida el cierre durante el invierno de este paso.
Casi como un cuento de nunca acabar, durante más de 17 años los habitantes de la región han escuchado intendente tras intendente, gobernador tras gobernador, alcalde tras alcalde, decir que el túnel es una opción de desarrollo. Pero ¿por qué nadie la concreta? Para algunos la respuesta obedece a su alto costo, para otros, una excesiva burocracia de los gobiernos de turno.
Sea cual sea, la postergación ha sido evidente y ha trascendido más allá de las fronteras regionales, porque ahora son los mismos argentinos quienes están “exigiendo” este túnel para abrirse paso a los mercados asiáticos.
Así también lo cree el presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales del Consejo Regional de Coquimbo, el RN René Olivarez. Para él, la integración con la Zona Centro de Argentina, que comprende además de San Juan las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, son potenciales surtidores de productos a esa parte del mundo.
“La meta conjunta de ambas zonas es poder conquistar los mercados de Asia Pacífico. Por ello es que necesitamos una plataforma de servicio como un túnel que permita una conectividad permanente”, manifestó.
Esto porque no debe verse esta obra de infraestructura como un objeto excluyente del puerto marítimo y el terminal aéreo de La Florida, sino que como un complemento de relación con otros puntos del orbe.
LENTO PERO SEGURO
Es difícil habituarse a colores tan erosionados cuando se acostumbra a ver a los árboles sonreír bajo su lecho de tonalidades verdes y brillantes. Pero es así y hay que asimilarlo, porque nos toca más de cuatro horas con este mismo escenario.
En 1943, el convenio Fernández – Storni incluía una ruta pedregosa y con pendientes como uno de los caminos que unía Chile con Argentina. Más tarde, en 1950, el gobierno de Gabriel González Videla rectificó el trazado desde Rivadavia hasta Nueva Elqui.
1964 marca un antes y un después en el vínculo allende los andes, porque desde ese momento, chilenos y argentinos se sentían más juntos, más relacionados y más integrados. Se inauguraba así el Paso de Agua Negra, el que comunicaba la actual Región de Coquimbo con la provincia de San Juan.
Hoy, 43 años desde aquel hito de relación bilateral, el panorama ha cambiado. La relación con la provincia sanjuanina es óptima, tanto así que al otro lado de la cordillera son habituales consumidores de los productos marinos de nuestra zona, la que dota las mesas argentinas especialmente de camarones, langostinos, ostiones y machas.
Pero el camino es largo, muy largo y a veces se torna cadencioso y agotador. La inmensidad de las montañas surte al viajero de la esperanza de llegar a la cima, aunque ésta con el transcurso de los minutos se vuelve inalcanzable, al igual que las ganas de contar con un túnel que impida el cierre durante el invierno de este paso.
Casi como un cuento de nunca acabar, durante más de 17 años los habitantes de la región han escuchado intendente tras intendente, gobernador tras gobernador, alcalde tras alcalde, decir que el túnel es una opción de desarrollo. Pero ¿por qué nadie la concreta? Para algunos la respuesta obedece a su alto costo, para otros, una excesiva burocracia de los gobiernos de turno.
Sea cual sea, la postergación ha sido evidente y ha trascendido más allá de las fronteras regionales, porque ahora son los mismos argentinos quienes están “exigiendo” este túnel para abrirse paso a los mercados asiáticos.
Así también lo cree el presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales del Consejo Regional de Coquimbo, el RN René Olivarez. Para él, la integración con la Zona Centro de Argentina, que comprende además de San Juan las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, son potenciales surtidores de productos a esa parte del mundo.
“La meta conjunta de ambas zonas es poder conquistar los mercados de Asia Pacífico. Por ello es que necesitamos una plataforma de servicio como un túnel que permita una conectividad permanente”, manifestó.
Esto porque no debe verse esta obra de infraestructura como un objeto excluyente del puerto marítimo y el terminal aéreo de La Florida, sino que como un complemento de relación con otros puntos del orbe.
LENTO PERO SEGURO
Poco a poco vamos subiendo y ya estamos a 2.300 metros sobre el nivel del mar en el complejo aduanero de Aguas Negra en el sector de Junta de Toro. Se respira un aire de tranquilidad y limpieza, a pesar que el muro de tierra que nos muestra su inmensidad montañosa, nos desafíe a no continuar.
En un par de horas estaremos a más de 4.700 metros donde la situación cambia, porque se define todo. ¿Será un anticipo de lo que dirán las autoridades en la ceremonia oficial? Eso lo sabremos más adelante.
La ruta no es fácil. Es más, es bastante peligrosa y a veces los temores de los barrancos asoman como la principal preocupación. Cueste lo que cueste, hay que seguir y para ello qué mejor que disfrutar de ese café caqui característico de una zona árida y de mucho polvo. Polvo que, por lo demás, entra con más fuerza cada vez que nos acercamos a otro vehículo.
De pronto, surge como una estela en una oscura noche, el verde turquesa más impresionante que jamás haya visto: el lago que permanece inamovible por buenos 30 kilómetros en nuestra travesía hacia el paso.
Llama la atención lo disímil de los colores. Tan seco y tan húmedo a la vez. Es la tónica de un sector que es factor clave en el proceso de integración y materialización del Corredor Bioceánico que unirá los puertos de Porto Alegre en el sur de Brasil y el de Coquimbo en Chile.
AUMENTO DE EXPORTACIONES
Uno de los factores clave que se baraja como argumento central es el de aumentar las exportaciones gracias a una estructura vial que permita estar conectados con Argentina todo el año.
Para el seremi de Minería Antonio Videka, el hecho de tener habilitada una vía permanente hacia el exterior permitiría incrementar la transferencia minera. “Tenemos varias plantas en la región como Pelambres, Andacollo y otras a las que se le sumará más adelante Pachón, por lo que la actividad productiva en la región va en ascenso y hay que canalizarla”.
Las oportunidades comerciales no sólo se abren para la gran industria, sino que también para aquellos que con esfuerzo y tesón han sabido emprender y sacar adelante sus negocios.
Una de las actividades productivas que sacará grandes beneficios con la construcción del túnel es la pesquera y acuícola. Esto porque para la próxima semana se espera enviar una primera muestra para testear el mercado.
Entre aquellos productos se cuentan camarones, langostinos, ostiones y calamares, los que desean conquistar los paladares de sanjuaninos, santafesinos y cordobeses.
LA CIMA
Poco a poco el aire comienza a escasear, damos una vuelta, otra y otra más. Se sienten las piedras como saltan en el vehículo, aunque no logran hacer mella en nuestra intención de llegar hasta la meta. Los hielos de la cordillera nos dan un aire de frescura y se transforman en una oportunidad visual para saber que estamos más cerca del cielo.
Y la cima está allí, se divisan dos banderas, la chilena muy nueva y flameando muy fuerte, la argentina, un poco más grande, pero desteñida, aunque siempre izada. Ya hay autoridades políticas y uniformadas. Es el momento que todos saben que llegará, pero que esta vez más que ser de rutina, se transforma en una oportunidad para declamar con más fuerza que el puente no es un capricho, sino una necesidad.
Faltando diez minutos para el mediodía, un locutor argentino llama a la concurrencia, que superaba ampliamente las cien personas entre autoridades, militares y periodistas. Los 4.700 metros sobre el nivel del mar nos recuerdan que debemos movernos con sigilo, porque “la puna” es capaz de tumbarnos sin avisar.
La primera acción es escuchar el himno argentino, que es cantado con fuerza por los gendarmes (policías) quienes deben esforzarse porque las ráfagas de viento no apaguen sus gargantas. Tras la entonación, viene el nuestro que con el correr de las estrofas toma fuerza y se escucha imponente, a pasos de la frontera.
Luego de ese momento de emoción para las dos naciones, el primero en hablar es el máximo representante de la delegación chilena, el gobernador de Elqui, Rolando Calderón, quien también preside del Comité de Integración Coquimbo – San Juan.
Sus palabras, con un leve acento trasandino, se escuchan cálidas a pesar del intenso frío que se dejaba sentir en el ambiente y que causaba los primeros estragos entre quienes viajaron cuatro horas y recorrieron cerca de 450 kilómetros, haciéndolos guarecerse en sus abrigos o dentro de sus vehículos.
MICHELLE Y CRISTINA
Sin embargo, y debido a la recuperación de la economía argentina y el interés cada vez mayor de los chilenos de aprovechar los bajos precios allende los andes, permite un movimiento mayor, por lo que las autoridades proyectan que para este año 2007 haya un incremento significativo que sitúe el número de personas que cruzan el hito, en más de 20 mil.
José Luis Gioja, quien llegó pasadas las doce del día encabezando una caravana de vehículos negros, se hizo parte de la postura chilena y emplazó a las autoridades de ambos países a que vertieran todas las voluntades en pos de lograr un diseño de ingeniería que permita iniciar con las obras.
“Uno de los objetivos que sacamos en limpio en el último encuentro del Comité (de Integración Coquimbo – San Juan), es que Agua Negra no puede seguir abriéndose y cerrándose. Urge un túnel que soporte las heladas y la nieve. Sólo así argentinos y chilenos; sanjuaninos y coquimbanos, estarán más cerca los unos de los otros”, señaló.
Para ello emplazaron de manera directa a las Presidentas de ambos países, Michelle Bachelet y Cristina Fernández, para que en su próximo encuentro logren dar señales claras y elocuentes que este proyecto vial interesa en las más altas cúpulas.
LA HORA DE LA DEFINCIÓN
Una de las grandes críticas que había recibido hace unas semanas el intendente de la Región de Coquimbo, Ricardo Cifuentes, era “haberle bajado el perfil” a la megaobra. Si bien su comentario “el túnel de Agua Negra no es prioritario”, tenía relación que las potencialidades de la zona no sólo eran presa de esta vía, dejó flancos abiertos en buena parte de los cores, quienes lo fustigaron por sus palabras.
Uno de ellos fue el presidente de la comisión Territorial y de Infraestructura Pablo Muñoz.
Quizás, no queriendo que Agua Negra se transforme en el karma de su administración, Cifuentes, quien no ascendió a la cumbre, ya que esperaba a la comitiva en el complejo aduanero. Allí, por primera vez desde que asumió su gestión, se la jugó por fechas y no por promesas.
“El estudio (de prefactibilidad) estará listo antes de fin de año”, dijo de manera ferviente y convencida. Sus palabras denotaron convicción y una fuerte confianza en el cumplimiento de los plazos.
Ello generó inmediatas reacciones de sus otrora críticos consejeros regionales. Uno de ellos, Pablo Muñoz, reconoció la positiva señal que había dado el intendente delante de la delegación argentina que había llegado hasta suelo nacional.
“Me parece muy positivas las palabras del intendente, ya que dejó en claro que esta vez sí que vamos por la senda segura y que aunando criterios es posible lograr que este sueño se concrete”, estipuló tras el fin de la ceremonia oficial.
En todo caso, aún no hay que cantar victoria, porque si bien antes de fin de año tendremos estudio de factibilidad económica, que no es más que el visto bueno del Ministerio de Obras Públicas, faltado aún lo más importante: La presentación del diseño de un proyecto de ingeniería que comprende 14.7 kilómetros y un costo total de US$250 millones. En todo caso, peor es mascar polvo.
Además que no sólo el túnel de Agua Negra está en carpeta de la cartera que dirige Eduardo Bitrán, sino que también el Paso La Leñas de Rancagua, lo que le asigna una cuota de dramatismo a esta historia que parece no querer acabar ni definirse.
Una de las estrategias para poder ejercer presión política, la dejó entrever el consejero regional René Olivarez y se circunscribió en colocar este tema en el Parlamento del MERCOSUR, de modo de concitar ese refuerzo político que necesita esta obra.
LA APUESTA ARGENTINA
Uno de los matices que logró este decimoséptima apertura del paso de Agua Negra fue el explícito apoyo que surgió por parte de las autoridades sanjuaninas, las que -en todo momento- dejaron ver que la comercialización de sus productos también necesitan de una carretera que esté habilitada gran parte del año.
El ministro de Gobierno de la provincia de San Juan -que representó a José Luis Rioja, quien según fuentes cercanas había sucumbido ante la altura y no pudo bajar- Emilio Lorenzo Fernández, posicionó de inmediato la postura que tendrá Argentina: La de aprovechar la instancia de comercialización.
Esto porque dentro del Corredor Bioceánico, que uniría los puertos de Porto Alegre en Brasil y Coquimbo en Chile, quedaría inserta la Zona Central trasandina, lo que le permitiría definirse como un pasadizo obligado de comercialización y potenciación de sus propias exportaciones.
“Las exportaciones de la Zona Central de Argentina generan más de US$15 mil millones al año, lo que la hace una de las más emergentes del país. Con la instalación del Corredor Bioceánico uniríamos Porto Alegre con Entre Ríos, Córdoba, San Juan y Santa Fe con el puerto de Coquimbo”, expresó.
Poco a poco la comitiva argentina va desapareciendo hacia el este, mientras que los chilenos hacen lo propio pero hacia el mar. Aún quedan 250 kilómetros que recorrer, de los cuales, por lo menos 100 son de ese polvo que inundó las ropas, esas piedras que acompañaron la travesía y que en la cima fueron cambiadas por el sonoro soplo en los oídos del viento que identifica las altas cumbres.
Largo, sinuoso y extenuante camino, el que nos llevó más cerca del cielo, donde dicen algunos, se materializan los sueños. Y al parecer así es porque por fin nos pusimos de acuerdo en que tendremos túnel de aquí al 2010, tal como estipuló la máxima autoridad regional.
Con el Bicentenario a cuestas, la Región de Coquimbo, al igual que lo hizo O´Higgins con San Martín hace 200 años, se abrazará con San Juan pisando asfalto firme.