Durante décadas entre Tongoy y Los Vilos abundaban playas, senderos, cuestas, ostiones, cabritos y una que otra parcela de agrado con una privilegiada vista al océano Pacífico. Sin embargo, desde el 2006 hubo nuevos visitantes que han ido poblando la zona costera y se convirtieron en residentes estables.
Se trata de los parques eólicos, los que según el último reporte del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, suman once y que a partir del 2011 permitirán inyectar al Sistema Interconectado Central (SIC) más de 1.086,7 megavatios a través de 546 aerogeneradores que significarán una inversión de US$2.280 millones.
A todas luces esta fuente renovable implica el beneficio directo de producir energía sin contaminar el entorno, lo que en momentos donde el planeta se encuentra muy a maltraer, se agradece. Pero por otro, hay que poner atención a su eficiencia y a los costos atribuidos a su operación, ya que su vigencia se estima en tan sólo seis horas diarias y en caso de ser la única matriz, acarrearía un costo adicional para los consumidores en las cuentas de luz.
En 2006 cuando asumió el Gobierno Regional encabezado por el intendente Ricardo Cifuentes, la única fuente energética era un proyecto electrógeno ubicado en Monte Patria de la empresa Elektra Generación y con capacidad para 9 Mw. Se trataba de 8 grupos electrógenos en base a petróleo donde se desembolsó US$2,8 millones.
En casi cuatro años la Región de Coquimbo ha dado un gran salto que la ha llevado a liderar esta materia y ser un foco permanente de destino de inversiones nacionales y extranjeros. Pero ha sido una en especial la que ha hecho repetir el nombre de la zona en diferentes oportunidades alrededor del orbe: La eólica.
No sólo en Canela se inauguró el primer parque de estas características en Chile (Canela de Endesa Eco), sino que a la fecha existen 10 proyectos más en el portafolio estando uno de ellos funcionando a plenitud (el ya mencionado Canela), cuatro en construcción, seis ya aprobados y uno a la espera (La Cachina, que debiese verse mañana en la Corema). “Estamos en la punta tecnológica de manera limpia y sustentable y en una región que se caracterizó por ser deficitaria”, precisó Cifuentes.
SE INCLINA LA BALANZA
Muchos se preguntarán por qué esta zona. Las respuestas no sólo obedecen a parámetros técnicos de medición del viento, sino que a la facilitación de servicios de transporte y conectividad. Así lo mencionó Juan Pablo Urrutia, gerente de Proyectos de Totoral de la noruega SN Power. “Nos llamó la atención los accesos, la logística, la conectividad y la cercanía con las líneas de transmisión eléctrica”, explicó.
Asimismo, destacó la cercanía del puerto, medio por el que se traen estos equipos de grandes dimensiones. A saber, un mástil mide 80 metros, las aspas 45 metros con un peso cercano a las siete toneladas, mientras que el convertidor eléctrico llega a pesar 90 toneladas. En total se habla que por cada aerogenerador hay una altura de 125 metros con un peso asociado de 225 toneladas. Para hacerse una idea una turbina eólica es casi cinco veces más grande que el Faro Monumental de La Serena.
En el plano del viento, de acuerdo a los rangos esperados para implementar esta tecnología, Waldo Ramírez, gerente de Proyectos de GDF Suez, aseguró que oscila entre los 3,5 y los 25 metros por segundo. “La velocidad promedio acá es de 7 m/s, lo que es muy bueno y permite operar estos equipos”, dijo.
En todo caso, acá no se trata de obtener la máxima potencia, ya que los aerogeneradores están programados para detenerse a los 20 m/s. “Para que funcione con el mejor rendimiento debe haber un fuerza de viento de entre 7 y 8 m/s y una distancia entre 350 y 500 metros entre cada uno”, explicó Ramírez.
INEFICIENCIA QUE PREOCUPA
El guiño al medio ambiente desde este tipo de fuentes es evidente. Incluso su atractivo turístico ya se está poniendo a prueba en Canela I y II con un mirador. Pero en el ámbito productivo sigue estando al debe, ya que al año sólo el 30% del tiempo está operativo. “Su rendimiento es menor que una termoeléctrica o una hidroeléctrica”, confirmó Pascal Brancart, gerente general de Monte Redondo. Por ello, añadió, que lo ideal es un mix.
“No podemos volver a cometer los errores del pasado de concentrarnos en un solo tipo de energía., aunque nuestra especialización es la eólica. Habrá otras zonas que querrán implementar otro tipo de energía, pues Chile se está diversificando. En la próxima década se verán alternativas como la nuclear, aunque nuestro próximo paso debe ser la fuente solar”, indicó el intendente Cifuentes.
La escasa capacidad para responder al crecimiento del consumo eléctrico que en nuestro país se cuantifica en un 7% cada temporada y donde cada usuario utiliza 2,52 MWh/año, fue el principal argumento de Álvaro Vilaplana, gerente de Farellones, el abortado proyecto carbonífero de Codelco en La Higuera. “Me gustaría ver a esa dueña de casa cuando a las tres de la tarde se le apague el televisor, porque los parques eólicos no fueron capaces de suministrarle la energía que requería”, señaló.
Por ello es vital que se contribuya no sólo con mantener estándares ambientales, sino que a potenciar fuentes energéticas complementarias. No se trata de tirar al sacrificio a una zona, sino que solventar la expansión que Chile tiene en el consumo eléctrico habitacional e industrial. No olvidemos que la multiplicidad energética se hizo para evitar un blackout (apagón) y no vaya a ser que el “coqueteo” medioambiental nos lleve a la oscuridad plena.
¿MI CUENTA MÁS CARA?
España es uno de los líderes en materia de energía eólica, aunque también el país que ha sentido todos los factores que trae consigo. Fue así como los subsidios estatales fueron altísimos en 2008, llegando incluso a cubrir el 50% del proyecto. Esto trajo consigo una potencia instalada de 1.780 Mw en un solo año, luego que el Gobierno destinara US$3.700 millones para implementar su programa de energía eólica. Pero las consecuencias de dicha inversión se reflejaron en un alza de 10% en las cuentas de luz. Todo para equilibrar el apoyo estatal. Además este tipo de instalaciones requieren menos trabajadores que las hidroeléctricas o las centrales de carbón, lo que llevó a aumentar la cesantía.
Se trata de los parques eólicos, los que según el último reporte del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, suman once y que a partir del 2011 permitirán inyectar al Sistema Interconectado Central (SIC) más de 1.086,7 megavatios a través de 546 aerogeneradores que significarán una inversión de US$2.280 millones.
A todas luces esta fuente renovable implica el beneficio directo de producir energía sin contaminar el entorno, lo que en momentos donde el planeta se encuentra muy a maltraer, se agradece. Pero por otro, hay que poner atención a su eficiencia y a los costos atribuidos a su operación, ya que su vigencia se estima en tan sólo seis horas diarias y en caso de ser la única matriz, acarrearía un costo adicional para los consumidores en las cuentas de luz.
En 2006 cuando asumió el Gobierno Regional encabezado por el intendente Ricardo Cifuentes, la única fuente energética era un proyecto electrógeno ubicado en Monte Patria de la empresa Elektra Generación y con capacidad para 9 Mw. Se trataba de 8 grupos electrógenos en base a petróleo donde se desembolsó US$2,8 millones.
En casi cuatro años la Región de Coquimbo ha dado un gran salto que la ha llevado a liderar esta materia y ser un foco permanente de destino de inversiones nacionales y extranjeros. Pero ha sido una en especial la que ha hecho repetir el nombre de la zona en diferentes oportunidades alrededor del orbe: La eólica.
No sólo en Canela se inauguró el primer parque de estas características en Chile (Canela de Endesa Eco), sino que a la fecha existen 10 proyectos más en el portafolio estando uno de ellos funcionando a plenitud (el ya mencionado Canela), cuatro en construcción, seis ya aprobados y uno a la espera (La Cachina, que debiese verse mañana en la Corema). “Estamos en la punta tecnológica de manera limpia y sustentable y en una región que se caracterizó por ser deficitaria”, precisó Cifuentes.
SE INCLINA LA BALANZA
Muchos se preguntarán por qué esta zona. Las respuestas no sólo obedecen a parámetros técnicos de medición del viento, sino que a la facilitación de servicios de transporte y conectividad. Así lo mencionó Juan Pablo Urrutia, gerente de Proyectos de Totoral de la noruega SN Power. “Nos llamó la atención los accesos, la logística, la conectividad y la cercanía con las líneas de transmisión eléctrica”, explicó.
Asimismo, destacó la cercanía del puerto, medio por el que se traen estos equipos de grandes dimensiones. A saber, un mástil mide 80 metros, las aspas 45 metros con un peso cercano a las siete toneladas, mientras que el convertidor eléctrico llega a pesar 90 toneladas. En total se habla que por cada aerogenerador hay una altura de 125 metros con un peso asociado de 225 toneladas. Para hacerse una idea una turbina eólica es casi cinco veces más grande que el Faro Monumental de La Serena.
En el plano del viento, de acuerdo a los rangos esperados para implementar esta tecnología, Waldo Ramírez, gerente de Proyectos de GDF Suez, aseguró que oscila entre los 3,5 y los 25 metros por segundo. “La velocidad promedio acá es de 7 m/s, lo que es muy bueno y permite operar estos equipos”, dijo.
En todo caso, acá no se trata de obtener la máxima potencia, ya que los aerogeneradores están programados para detenerse a los 20 m/s. “Para que funcione con el mejor rendimiento debe haber un fuerza de viento de entre 7 y 8 m/s y una distancia entre 350 y 500 metros entre cada uno”, explicó Ramírez.
INEFICIENCIA QUE PREOCUPA
El guiño al medio ambiente desde este tipo de fuentes es evidente. Incluso su atractivo turístico ya se está poniendo a prueba en Canela I y II con un mirador. Pero en el ámbito productivo sigue estando al debe, ya que al año sólo el 30% del tiempo está operativo. “Su rendimiento es menor que una termoeléctrica o una hidroeléctrica”, confirmó Pascal Brancart, gerente general de Monte Redondo. Por ello, añadió, que lo ideal es un mix.
“No podemos volver a cometer los errores del pasado de concentrarnos en un solo tipo de energía., aunque nuestra especialización es la eólica. Habrá otras zonas que querrán implementar otro tipo de energía, pues Chile se está diversificando. En la próxima década se verán alternativas como la nuclear, aunque nuestro próximo paso debe ser la fuente solar”, indicó el intendente Cifuentes.
La escasa capacidad para responder al crecimiento del consumo eléctrico que en nuestro país se cuantifica en un 7% cada temporada y donde cada usuario utiliza 2,52 MWh/año, fue el principal argumento de Álvaro Vilaplana, gerente de Farellones, el abortado proyecto carbonífero de Codelco en La Higuera. “Me gustaría ver a esa dueña de casa cuando a las tres de la tarde se le apague el televisor, porque los parques eólicos no fueron capaces de suministrarle la energía que requería”, señaló.
Por ello es vital que se contribuya no sólo con mantener estándares ambientales, sino que a potenciar fuentes energéticas complementarias. No se trata de tirar al sacrificio a una zona, sino que solventar la expansión que Chile tiene en el consumo eléctrico habitacional e industrial. No olvidemos que la multiplicidad energética se hizo para evitar un blackout (apagón) y no vaya a ser que el “coqueteo” medioambiental nos lleve a la oscuridad plena.
¿MI CUENTA MÁS CARA?
España es uno de los líderes en materia de energía eólica, aunque también el país que ha sentido todos los factores que trae consigo. Fue así como los subsidios estatales fueron altísimos en 2008, llegando incluso a cubrir el 50% del proyecto. Esto trajo consigo una potencia instalada de 1.780 Mw en un solo año, luego que el Gobierno destinara US$3.700 millones para implementar su programa de energía eólica. Pero las consecuencias de dicha inversión se reflejaron en un alza de 10% en las cuentas de luz. Todo para equilibrar el apoyo estatal. Además este tipo de instalaciones requieren menos trabajadores que las hidroeléctricas o las centrales de carbón, lo que llevó a aumentar la cesantía.