viernes, 28 de marzo de 2008

Pavimentando la autonomía


Cuando uno llega a la localidad de Tongoy se da cuenta que algo está pasando. Los treinta kilómetros que la separan de los grandes centros urbanos de la provincia de Elqui -La Serena y Coquimbo- se olvidan al apreciar a un centenar de obreros “interviniendo” las principales arterias y donde se mezclan entre los pescadores que vuelven a sus viviendas con un par de merluzas enganchadas a un alambre y a las dueñas de casa que a eso de las doce del día concurren a los negocios familiares que abundan en cada una de las esquinas de este tradicional centro de veraneo, a comprar algunos alimentos para preparar el almuerzo.
Y es que cuesta imaginarse a las estrechas callejuelas llenas de arena hasta donde uno iba en busca de alguna habitación para pasar la noche o simplemente a comprar alguna “cosita” para tomar las onces, cuando –de improviso- el panorama se remite a máquinas, obreros, ingenieros y constructores. Pero a la gente del popular sector les gusta, se sienten contentos con la posibilidad de mejorar la infraestructura urbana que sólo de vez en cuando “se mojaba” para que no levantara polvo y ensuciara el living de los hogares.
La pavimentación de 15 calles de Tongoy supuso una inversión de $500 millones, donde el 85% lo financió el Servicio de Vivienda y Urbanismo(Serviu), el 10% la Municipalidad de Coquimbo y el resto los tongoyinos, quienes en definitiva pagaron poco más de $25 mil cada uno.
Los trabajos se iniciaron a principios de enero y tuvieron su punto de partida con el radio que componen las arterias de la población Víctor Domingo Silva, es decir, las calles Coquimbo, Dolores Endeiza, Punta Arenas, Valle Limarí y Serrano, las que según estimaciones de los vecinos, a fines de abril deberían estar terminadas para seguir con otras villas de la localidad.

PIEDRAS EN ELCAMINO
A pesar de ser un balneario que muchos prefieren por su tranquilidad, playas, gente y clima, Tongoy no ha estado ajeno a la virulencia de uno de los grandes problemas de la región: La delincuencia.
La mañana del 4 de febrero, una llamada anónima a la Tenencia de Tongoy, dio el aviso que un grupo de jóvenes se encontraba en las afueras de una de las antiguas y pequeñas casas de la población Víctor Domingo Silva, vendiendo droga y bebiendo alcohol.
La respuesta de Carabineros fue inmediata y un grupo de motoristas se trasladó al sector.
Olvidando que las calles se encontraban con trabajos de obra gruesa, los motoristas no pudieron ingresar, por lo que la persecución tuvo que hacerse a pie. Evidentemente alertados por el ruido de los motores, los muchachones rápidamente iniciaron su escape, por lo que su captura fue imposible.
“Eso es una de las cosas malas que ha traído la pavimentación, porque esa vez los carabineros no pudieron pillar a los jóvenes. Nosotros sabemos quiénes son, pero igual nos da miedo denunciar”, recuerda un vecino.
Gustavo Marey, quien desarrolla labores civiles en el casino de la institución uniformada, manifiesta que debió haberse previsto un mejor ordenamiento de construcción porque al trabajar muchas a la vez, impide que concurran los vehículos de emergencia.
“Un día de estos se va a estar quemando una casa y no podremos hacer nada, ya que actualmente no hay acceso porque hay desvíos por todos lados”, sentencia.
No obstante, las autoridades ya han tomado cartas en el asunto y de acuerdo a lo expresado por el director regional de Serviu, Claudio Salcedo, el problema de conexión ya se habría solucionado, pues se habría solicitado a la empresa constructora que determinara mejor los radios de intervención y dejara abiertos algunos espacios para la entrada de vehículos en caso de emergencia.
Eso sí, y como en pedir no hay engaño, la presidenta de la Junta de Vecinos Víctor Domingo Silva, Nilda García, acotó que el escollo principal no eran las entradas, sino que la falta de carabineros en el lugar.
Fue así como ella misma, acompañada por otros dirigentes, llegó a conversar con el propio general en jefe de Carabineros, José Alejandro Bernales, a quien le extendió la solicitud de un retén móvil.
“Tongoy tiene la necesidad de mejorar la dotación de carabineros, porque con los que se cuenta, son muy pocos. Queremos un retén móvil que nos haga sentir más seguros y brindarles un mejor espacio de desarrollo a nuestros niños”, dijo la dirigente en esa oportunidad.

GARRAPATAS Y PULGAS
En el trayecto hacia la calle Serrano, un niño juega con unas bolitas a un costado de una de las aceras que ya se ha construido. Don Aliro Rivera lo mira cariñosamente, quizás recordado que él hace más de seis décadas también fue niño y también jugó con unas bolitas similares. Pero la razón es otra. Aliro Rivera es el vicepresidente de la unidad vecinal que se está interviniendo y uno de los impulsores de la pavimentación participativa.
“Me parece muy bien los trabajos que se están desarrollando en el sector, ya que por fin se terminarán las plagas de pulgas y garrapatas”, nos cuenta.
- ¿En serio don Aliro, a tanto ha llegado?
“Claro pues, si acá los niños después de jugar en la tierra llegaban todos picados y con la cabeza sucia. Menos mal que eso ya se va a terminar con estas obras de modernización”, agrega.
Mientras don Aliro se disculpa porque debe comprar algunos comestibles en un almacén cercano, el niño sigue feliz, aunque sin saber que los trabajos le cambiarán la vida.
Nilda García, indica que, además, se acabará con los serios cuadros de bronquitis y asma que habían venido afectando a algunos menores y ancianos del lugar, precisamente por el inclemente polvo que se levantaba en las calles de Tongoy.

EL PASO FINAL
Con la pavimentación existe un trasfondo y una coyuntura que los tongoyinos no están dispuestos a desaprovechar. Y es que con este plus que se les ha dado, ahora aspiran a dar el salto grande, aquel que los lleve a la autonomía.
“Queremos la autonomía y creemos que sí se puede lograr, porque en estos años hemos demostrado que como localidad podemos ponernos de acuerdo. Deseamos darles fuentes de trabajos a nuestros hijos para que no se vayan de Tongoy”, expresa con la fuerza que la caracteriza la líder del sector, Nilda García.
Y lo que dice lo hace desde una óptica personal, lo que le asigna propiedad a sus palabras, ya que tiene una hija que está a punto de recibirse como Asistente Social y debido a la falta de oportunidades en el lugar, deberá tomar sus maletas y partir.
“Estamos seguros como directiva de la junta de vecinos que con la llegada de la autonomía de Coquimbo lograremos crear espacios de desarrollo para otros sectores como Puerto Aldea, El Tangue y Morrillos”,enfatiza García.
Eso sí, no todos comparten la óptica de la dirigente. Incluso desde el interior de la unidad vecinal existen conjeturas al respecto. “Nos falta mucho para convertirnos en comuna, ya que para ello necesitamos estudios técnicos, políticos y económicos que nos avalen. Además que no contamos con el financiamiento adecuado para sostener esa autonomía”, precisa Aliro Rivera, vicepresidente de la Víctor Domingo Silva.
Lo cierto es que más allá de esas diferencias, los tongoyinos se encuentran felices por lo que pueden alcanzar con esta coyuntura, ya que de la mano con el progreso, se da una instancia vital para lograr lo que desde abril de 1998 se viene gestando con la primera reunión por la autonomía de la comuna de Coquimbo.Hoy, y a una década de ese encuentro, los 4.435 habitantes de Tongoy saben que sólo depende de ellos no desaprovechar esta oportunidad y alcanzar el sueño anhelado por sus antepasados de llamarse la comuna de Tongoy.

domingo, 16 de marzo de 2008

Consejo de Monumentos Nacionales: El pasado lo condena


Durante muchos años se habló que una de las grandes trabas para inyectar recursos en ciudades de gran tradición histórica como Valparaíso, Talca, Concepción y La Serena era su apetecido casco histórico. Pero no era culpa del alcalde de turno que no quisiera extender los permisos o de una Dirección de Obras excesivamente burocrática, sino que había un organismo que estaba por sobre cualquier autoridad local.
Era el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) que velaba porque cada construcción se hiciera a la usanza que delimitase el concepto patrimonial del área. Y ahí no había obstáculos que fueran válidos. Muchos ediles veían cómo un grupo de bonachones miembros echaba por el suelo la llegada de fuertes sumas de dinero que podrían convertirse en un “salvavidas” a las crisis del empleo y un punto a favor que iría anotada en la bitácora de la corporación.
En julio del 2006, La Serena vivió uno de los momentos más tensos entre el Consejo y la autoridad local, por la edificación de una torre de 80 departamentos de la Constructora Sironvalle. El trámite demoró algunos meses, pero la determinación fue tajante: Rechazo absoluto y de manera unánime. Monumentos Nacionales había hecho pesar su rigurosidad ante un edificio que no cumplía con los rangos de fachada que se estipulaban en ese momento. Todo por encontrarse en la intersección de las calles Almagro con Rengifo, es decir, dentro de la Zona Típica y la que poseía un marcado modelo neocolonial.
Incluso, la misma observación del documento final no deja espacio a dudas: “El proyecto se rechaza porque no armoniza con su entorno arquitectónico inmediato. Ni rescata elementos propios de la arquitectura del centro de La Serena”. La tradición se imponía así al progreso. Era el riesgo de tener sobre nuestros pies 464 años de historia.
Ejemplos durante los últimos dos años abundan. Uno de los más recordados y que aún saca ronchas es la construcción del estacionamiento y bodega para material valioso del Colegio Gerónimo Rendic, ubicado en Manuel Rodríguez 585. En junio de 2007, esta iniciativa también fue objetada porque “el espíritu de una Zona Típica es conservar los caracteres ambientales de la misma, por lo que cualquier intervención debe tender a la puesta en valor del sector, entendiéndose la puesta en valor como el enriquecimiento, promoción y valorización del patrimonio cultural, que son requisito esencial vinculado a la protección y conservación del mismo”.

LA JUGADA MAESTRA
Sin embargo durante el año pasado hubo una renovación en los integrantes del Consejo, lo que dejó abierta la llegada e influencia de nuevas tendencias más modernas o “limpias” como le llaman los arquitectos. Desde allí todo cambió, por lo menos para La Serena.
Hacía varios años que Multitiendas La Polar tenía la intención de sumar un nuevo local al que ya tenía en Coquimbo. Sin embargo, el espacio había sido su gran dilema, pues no encontraban el adecuado, de acuerdo a las características que habían planificado.
Tras hurgar algunos terrenos, dieron con una ubicación privilegiada en el centro de la ciudad, calle Cordovez, ubicado en pleno casco histórico
La opción de diseño arquitectónico que barajó el directorio contrastaba sustancialmente con el tenor de las fachadas que rodearían al edificio. Una estructura plana, alta, sin matices, sin pestañas, tejas ni adornos. Para qué hablar de los colores que en nada se parecían a los tonos pasteles y claros que abundan en la mayoría de las fachadas del resto de las tiendas.
Lo cierto es que la estrategia de la empresa de retail era conseguir a como diera lugar el visto bueno que le permitiese iniciar las obras. Los trabajos no podían demorar más. Según las resoluciones entregadas por el Consejo de Monumentos Nacionales, el edificio en cuestión logró sortear la otrora férrea valla neocolonial que tantas iniciativas abortó y que rigurosamente aplicaban los integrantes de la entidad, ya que para aquellas “nuevas construcciones o intervenciones que se edifiquen en inmuebles patrimoniales o casos históricos, el criterio aplicado es que den cuenta de su contemporaneidad. Todo relacionado a las diversas cartas internacionales sobre la materia y criterios técnicos existentes a nivel mundial, tales como la Pirámide del Louvre de París (1989) y el Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou (1977)”, precisaron en un comunicado.

EL ENFRENTAMIENTO
Con el inicio de los trabajos de La Polar a mediados del 2007, se comenzó a gestar uno de los momentos más complejos de la administración de Raúl Saldívar, pues no fueron pocos los comerciantes, organizaciones, instituciones y particulares que le hicieron ver el error de permitir que “esa caja” pasara a ser parte del centro.
El jefe comunal, agobiado por las críticas y sin poder responder por una situación que no había creado, entendió que era el momento de enfrentar al Consejo y dejar al descubierto su responsabilidad por dar la venia a la construcción.
Aliado con los concejales, se mostró duro en las sesiones de los miércoles y acusó la desavenencia histórica que había tenido con la entidad patrimonial.
“Antes había una seria discrepancia con el Consejo de Monumentos Nacionales por su actitud conservadora por mantener el estilo colonial en contra de nuevas inversiones (...) hoy intenta insertar elementos contemporáneos que no mantienen la esencia de la ciudad”, acotó duramente.
Sin embargo, ese duro emplazamiento a Monumentos Nacionales abrió una arista al interior del municipio. Dos entidades independientes, la Dirección de Obras y el Departamento de Patentes se encontraban en bandos distintos, pues mientras la primera dejaba al descubierto que los permisos de habilitación interna no estaban autorizados, el segundo le había extendido un permiso provisorio por seis meses a la tienda para que operara.
¿Cuán independiente era entonces la Dirección de Obras de las decisiones de otro departamento? La misma Juana Baudoin, titular de la repartición, reconoció que no estaba en conocimiento de la entrega de ese permiso, por lo que por estos días prepara un informe para presentárselo al alcalde, con todas las falencias e incumplimientos en los que habría incurrido La Polar.
“De acuerdo a mis facultades, debo solicitar lo que corresponde a la ley, yo no puedo cambiar la fachada ni el diseño del edificio porque no me compete. Pero vamos a hacer las observaciones de acuerdo a nuestra óptica, en cuanto a mejorar la piedra de la entrada y cambiar los colores”, sentenció.
No obstante, la importancia de ese informe radica en que de encontrarse fallas evidentes en términos de seguridad e infraestructura, el jefe comunal estaría en condiciones de pedir la clausura del local.
Además, con ello, la directora de Obras quedaría exenta de responsabilidades en caso de que ocurra un accidente al interior del edificio, pues de acuerdo a la ley de construcción es de su competencia velar por el resguardo de quienes visitan el centro comercial.

LOS OLVIDADOS
Pero no sólo dentro del municipio existe una disonancia, sino que también se ha creado una muy fuerte dentro del Consejo de Monumentos, ya que la Comisión Asesora Regional, compuesta por algunos destacados arquitectos, profesores y periodistas, también han sido excluidos de algunas determinaciones.
Así como con La Polar, durante el último tiempo ha sido poco y nada lo que han intervenido y en reiteradas ocasiones, ellos mismos han esgrimido que sus recomendaciones se han quedado en el escritorio.
Lo reconoce el vocero regional de la comisión, Rodrigo Iribarren. “Es indudable que los antecedentes no fueron presentados a la comisión. Los proyectos pasaron directamente por Santiago, sin consultar a los arquitectos regionales”.
Más duro fue el ex vocero Gonzalo Ampuero, pues sintió que los ciudadanos serenenses fueron pasados a llevar por determinaciones tomadas en Santiago. “Fuimos bypasseados porque les mandamos nuestras observaciones y ellos ni siquiera los tomaron en cuenta”.
En todo caso, Iribarren formula un cambio en cuanto al papel de la organización regional, ya que desde ahora se les involucraría en todas aquellas iniciativas que estuviesen emplazadas en la Zona Típica.
Esto lo confirmó el mismo Consejo de Monumentos Nacionales a través de un comunicado de tres puntos y donde estipula que está trabajando en el diseño de un instructivo de intervención del casco histórico de La Serena. En ésta, además, se integraría las opiniones y correcciones de la municipalidad y de los asesores, con la finalidad de que se concrete un trabajo entre el sector público y privado por el bien de la ciudad.Lo cierto es que con esta señal de consenso dispuesta por el Consejo, las partes tenderán a acercarse de aquí en adelante, sin embargo, al igual que una taza cuando se cae, su ruptura le impedirá volver a ser la misma.

viernes, 7 de marzo de 2008

La Polar: Cuando el progreso implica retroceso


La primera piedra la lanzó el concejal de la Democracia Cristiana, Lombardo Toledo, quien sin dimensionar el respaldo que generaría en el resto de los ediles de La Serena, manifestó su abierta disconformidad con la construcción del edificio de La Polar que hace menos de un mes fue inaugurado con bombos y platillos por la máxima autoridad del municipio, el alcalde Raúl Saldívar Auger.
Y es que el tema da para mucho, pues presenta variadas aristas que –hasta el momento- ninguno de los involucrados ha sabido explicar y dar una solución definitiva. Mientras los concejales exigen la caducación del permiso provisorio extendido por el Departamento de Patentes, la Dirección de Obras acusa no haber sido consultada y aseguró que mientras no se “reciba”, el centro comercial no tiene el permiso definitivo. En tanto, el jefe comunal dispara con fuerza contra el Consejo de Monumentos Nacionales, “culpable” de asignar la luz verde.
Lo cierto es que las trincheras de calle Cordovez están cada vez en mayor peligro porque el fuego cruzado que llega desde calle Prat, donde se ubica el municipio, hace inestable la línea de fuego y compromete fuertemente las relaciones que se rompieron el miércoles en la agitada jornada edilicia.

EL PRIMER BALAZO
Cuando la mayoría de los medios de comunicación se habían retirado, por la premura de un almuerzo en algún local del centro, el pleno del Concejo Municipal de La Serena llevó a cabo uno de sus capítulos más polémicos que se recuerden sin tener un contrincante presente. Y es que cuesta que los integrantes del estrado del segundo piso de la municipalidad se pongan de acuerdo, ya sea por su posición política, su visión existencial o sus intereses particulares. Esta vez todo fue distinto.
Lombardo Toledo, acostumbrado a apagar incendios internos de su partido, la Democracia Cristiana, esta vez no tuvo empacho en inaugurar un “ataque” desenfrenado contra la tienda La Polar, por el poco gusto estético que habrían tenido los arquitectos que la diseñaron.
“Me preocupa la construcción de ese edificio”, dijo el también presidente regional de la DC.
A su abierta crítica a la estructura de color crema que yace a los pies de feudos coloniales de otras multitiendas que entendieron el carácter de zona típica que existe en el centro de la ciudad, se sumó la del resto de los concejales, quienes no querían perder la oportunidad de abrir sus fuegos unilaterales contra la tienda. Roberto Jacob, quien durante su gestión ha defendido a ultranza la llegada de nuevas inversiones a la comuna, fue duro en sus dichos y se acogió al clamor popular para fundamentar su ataque.
“La gente me lo pide en la calle (disconformidad con diseño). Nosotros como representantes de ellos no podemos callar, así es que hay que tomar una determinación seria con respecto a esta materia”, lanzó el representante del Partido Radical Social Demócrata.
A esa altura el calor interno de una sala con más de veinte personas, se convertía en un verdadero infierno, lo que sumado a las acaloradas palabras de las autoridades, hizo subir la temperatura a varios grados. Mientras tanto, los jefes de departamentos, también presentes, asentían con la cabeza, aunque guardaban silencio.
Amador Muñoz, uno de los próceres comunales del Partido Socialista, no es de los que hable mucho, pero esta vez sorprendió al propio alcalde Raúl Saldívar, quien luego de escuchar sus palabras abrió sus ojos hasta dejar en evidencia su intenso color celeste.
Y era que no, pues hasta ese momento, ningún concejal había sido tan punzante: “El edificio de La Polar es una vergüenza para la ciudad. Además que no entiendo la actitud de quienes fueron a la inauguración y ahora están en contra de la construcción”. Esta última crítica iba en directa alusión a Saldívar, quien fue el único que se dio cita aquel 15 de febrero. Todos quedaron plop.
Pero bastaron unos pocos segundos para que la batalla unilateral que se disputaba en el salón de Concejo prosiguiera. Incluso, el “frente conservador” compuesto por Jorge Hurtado (RN), Mary Yorka Ortiz (RN) y Floridor Pinto (UDI) hicieron ver su molestia por este “lunar” dentro de un espacio marcado por la tradición arquitectónica.

DISPUTAS INTERNAS
Con la realización de esta sesión del concejo edilicio, se abrieron flancos de disputa internos, pues la Dirección de Obras Municipales, organismo facultado por la ley para “recibir” los proyectos de edificaciones, es decir, dar el visto bueno para su instalación, no tiene ninguna injerencia actualmente en el funcionamiento del centro comercial, ya que fue el Departamento de Patentes el que le extendió a La Polar un permiso provisorio de seis meses para que entrara en funcionamiento.
Una fuente interna de la municipalidad, manifestó que con esta primó un compromiso comercial más que de preservación del componente estético del casco histórico.
Es a ese permiso al que apuntan los concejales, pues pondrán todos sus esfuerzos en tratar de caducarlo antes de los seis meses.
Sin embargo, la directora de Obras Municipales (DOM) de La Serena, Juana Baudoin, prefiere esperar a que concluya este permiso para proceder.
“Cuando terminen los seis meses del permiso provisorio, existe la posibilidad de no renovar. Y si a ese tiempo no se ha recibido el edificio, o sea, no ha sido certificado por la municipalidad, puede clausurarse, aunque esa facultad es propia del alcalde”, aseveró.
Y es que a ella tampoco le convence el formato de diseño que plantearon los arquitectos que trabajaron en el edificio. “A mí no me gusta el edificio (…) se podría haber hecho algo mucho mejor que el que finalmente se hizo. Creo que se pudo trabajar más el color. Podría haber sido arquitectónicamente más limpio y atractivo”, señaló.
Si bien es el jefe comunal quien posee la facultad de pedir el cierre si es que no cumple con los requisitos, el poder de Juana Baudoin se acrecienta cada día. Esto, entendiendo que para tomar una decisión, Saldívar espera un informe que la propia Baudoin está elaborando.
Será ese documento el que propicie el cierre anticipado, la no renovación del permiso o la continuación del proceso.
“De acuerdo a mis facultades, debo solicitar lo que corresponde a la ley, yo no puedo cambiar la fachada ni el diseño del edificio porque no me compete. Pero vamos a hacer las observaciones de acuerdo a nuestra óptica, en cuanto a mejorar la piedra de la entrada y cambiar los colores”, acotó la arquitecto que dirige la DOM serenense.
Entre los puntos al debe que podrían jugar en contra de la renovación, se encuentra el permiso de habilitación interna, el que tiene que ver con seguir las normas de seguridad, vías de escapes y ataque de incendios.

LA JUGADA MAESTRA
Una de las razones que ha sacado más chispas entre las autoridades locales y la ciudadanía que cada vez se interioriza más en el tema, es la estrategia que ocupó La Polar para que le aprobaran la fachada.
Si bien, según el conducto regular debió ser la Dirección de Obras Municipales la que debió entregar el permiso de edificación, por el hecho de encontrarse dentro de la Zona Típica, esta competencia recayó en el Consejo de Monumentos Nacionales. Allí se comenzó a fraguar el plan maestro de la multitienda.
Asumiendo los cambios que habían afectado la composición del Consejo –donde habían asumido jóvenes profesionales- La Polar aprovechó la “visión modernista” de los arquitectos que lo componían para presentar su proyecto de sucursal número 36 en el país.
Allí, obviando las recomendaciones de instancias regionales y comunales acerca de preservar los componentes históricos y coloniales que imperan en gran parte del área central de la ciudad, se dio el visto bueno para la construcción.
Esa decisión, es la punta de lanza que hoy tiene el alcalde, Raúl Saldívar, para tratar de saltar esta barrera que crece varios centímetros cada día.
“Antes había una seria discrepancia con el Consejo de Monumentos Nacionales por su actitud conservadora por mantener el estilo colonial en contra de nuevas inversiones (...) hoy intenta insertar elementos contemporáneos que no mantienen la esencia de la ciudad”, precisó.
En junio del 2007 se inició el movimiento de tierra en la calle Cordovez, tras una espera de varios meses “por la imposibilidad de encontrar el lugar adecuado”, especificó Pablo Alcalde, gerente general de La Polar. En ese momento, se selló la suerte de la ciudad en cuanto a mantener su imagen. El progreso por primera vez había abofeteado a la preservación histórica.
Luego de seis meses de intensas faenas que a sólo semanas de la inauguración, se habían extendido a las 24 horas del día, comenzó a cundir el rumor entre el resto de los comerciantes del sector céntrico, que La Polar había olvidado un gran detalle: Imprimirle a la estructura el sello colonial implícito de todas las edificaciones de la Zona Típica. El número de críticas creció como una bola de nieve que ni siquiera la fuerte apuesta de marketing evidenciada por el centenar de promotoras “enganchando” a parroquianos para que accedieran a una tarjeta de crédito, las paletas publicitarias y los regalos en las calles, pudieron callar.

ATENUANTES
Fuera de esta guerra que se fragua sólo una calle más al norte de sus reductos, en La Polar no han querido pronunciarse sobre la polémica que, a simple vista, no les ha perjudicado en sus ventas ni en la captación de nuevos clientes.
Sin embargo, dentro de los factores que le bajan el perfil de responsabilidad, se encuentra el haber asignado más de 200 nuevos puestos de trabajo, haber invertido US$7,5 millones en cerca de siete mil metros cuadrados repartidos en cuatro niveles de modernas estructuras interiores.
El gerente general de la tienda, Pablo Alcalde, cuando vino a inaugurar la 36º sede, no se cansaba de repetir que “se convertirá en una de las tiendas más modernas de la región”.Es más, Pablo Alcalde, no descartó la posibilidad de iniciar los estudios de construcción de retail en otras ciudades de la región, aunque no sabía muy bien dónde. De lo que sí a esta altura no debe tener ninguna duda, es que la pensará dos veces antes de instalarse en el casco histórico de una comuna, aunque ello, implique aumentar la inversión y alejarse del centro cívico. El dolor de cabeza en La Serena no es gratis.

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