lunes, 28 de enero de 2008

La gota que falta en el vaso del agro


El 2007, no fue un año fácil en materia climatológica para nuestra región, toda vez que se suscitaron hechos puntuales, aunque significativos, que vinieron a empañar las actividades productivas propias de la zona. Así, las sequías por un lado, y posteriormente las heladas, marcaron un año lleno de vicisitudes, donde se encendió la voz de alerta por parte de los principales afectados: los campesinos y los agricultores.
Entendiendo que estos factores naturales son muy difíciles de prever y que aún no existe la adecuada preparación en nuestros campos, resurge la interrogante de cómo se enfrentará una segunda temporada con estos elementos incidiendo directamente en los procesos productivos.
Ya lo han proyectado los meteorólogos, quienes anuncian para este 2008, un año marcado fuertemente por el fenómeno de la Niña, la que presenta características muy particulares como bajas temperatura y una disminución de las precipitaciones.
Cristóbal Juliá, meteorólogo del Centro de Investigación Intihuasi del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), manifestó que “estamos ante el evento de la Niña, el que establece modelos estadísticos dinámicos”. Él mismo adelantó que para el primer semestre de esta temporada habrá temperaturas más bajas de lo normal, llegando a variaciones de 2º a 3º Celsius.
“Las temperaturas mínimas y máximas serán más bajas que las que acostumbrábamos a tener, por lo que este 2008 no será tan caluroso como en años anteriores”, especificó Juliá.
Y es que si tomamos en cuenta los rangos mínimos y máximos que se registran en la región, es decir, 12º y 15º respectivamente, sólo tendremos 10º y 11º C., la diferencia se notará y, de alguna manera, sentará un precedente en cuanto a los nuevos modelos de intervención que se deberán aplicar en los campos de la región.
Las dudas, por su parte, se profundizan en el ámbito de las lluvias, las que también decaerían y se mantendrían “estables”, tal como el año pasado. Hay que hacer hincapié que durante el 2007 hubo un descenso de casi un 50% del recurso hídrico, el que sólo alcanzó los 50 mm., tomando en cuenta que las precipitaciones en un año normal son cercanas a los 100 mm.
“Nuestras proyecciones evidencian un periodo invernal normal a seco. Está claro que no será lluvioso”, manifestó Cristóbal Juliá. Agregó, además, que esta situación irremediablemente traería implicancias para el sector agrícola.

ZONA DE CATÁSTROFE
La preocupación entre el campesinado del secano, que ocupa principalmente con agua lluvia, se acrecienta con la confirmación del periodo de sequía y donde, aseguran, no se le ha tomado el peso a una segunda temporada con bajos índices de precipitaciones.
Para el miembro del Consejo Regional del Campesinado, Jorge Villalobos, el panorama está sobrepasando los más bajos estados, por lo que vislumbra un escenario de mucha complicación, si las autoridades no toman cartas en el asunto.
Una de las medidas que ha concitado el consenso en el agro, es la posibilidad de decretar zona de catástrofe en la región, entendiendo que las expectativas de alcanzar los 100 mm. durante este año, se alejan cada vez más.
“Creemos que las inyecciones de recursos que se han realizado en el último tiempo, si bien han paliado en parte las carencias de agua, no son tan efectivas, pues siempre llegan después de ocurridos los hechos. Eso nos complica”, acotó Jorge Villalobos.
Es precisamente por ello, que el propio dirigente pidió que se declarase zona de catástrofe, para así inyectar recursos antes que se comiencen a percibir los primeros efectos.
Este llamado de desesperación tuvo como antecedente los alcances que hubo en el último consejo regional campesino. Allí, la presidenta de la Federación Nacional de Comunidades Agrícolas, precisó que “es un tema grave que ya lo hemos planteado, pero sólo se han dispuesto programas puntuales que traen beneficios a corto plazo”, indicó Mirtha Gallardo, titular de la entidad.
Pero no sólo los campesinos han golpeado la mesa y exigen la ampliación de los recursos para las zonas afectas, sino que también las más altas autoridades provinciales. Esto porque fue Guisela Mateluna, la gobernadora de Choapa -una de las provincias más afectadas con la baja en los índices de vital elemento- quien sacó la voz, aunque con un poco más de mesura.
Fue así como pidió que se decretase zona de sequía, lo que permitiría inyectar recursos de emergencia por parte del Ministerio de Agricultura.
Cabe recordar que durante el año pasado, ya hubo una señal al respecto al declararse zona de catástrofe por las heladas que afectaron a los campos de nuestra región entre julio y agosto. Es esa misma acción, la que el mundo agrario y también la autoridad provincial, espera ver replicada este 2008, aunque con mayor antelación.

ALTERNATIVAS
Expuesta la inquietud del sector agrícola ante esta crisis hídrica, en el Gobierno ya se están preparando para afrontar un escenario que podría recrudecerse si no se toman desde ya algunas opciones para hacer mella a la falta del vital elemento.
Incluso, en el campesinado del secano ya han dispuesto una de un plan de acción para modificar la ley 18.450 sobre fomento de riego, la que debería contemplar el uso de aguas subterráneas.
“Tenemos que preparar un estudio que arroje resultados para la utilización de este recurso”, sentenció Jorge Villalobos.
Es por ello que en la provincia de Choapa, donde en las últimas semanas ha quedado al descubierto la magnitud de la escasez, se han hecho informes preliminares y de evaluación.
Debido a ello, la gobernadora Guisela Mateluna tomará como primera medida la profundización de pozos y norias, dotación de camiones aljibes con agua potable y atención de damnificados a través de la Oficina Regional de Emergencias (OREMI).

ACCIONES
A pesar que hace unos meses nadie en el Gobierno Regional compartía los llamados de auxilio de los agricultores ante la “incomodidad hídrica” de esta temporada 2008 –asumiendo desde ya pérdidas millonarias por muerte de ganado, menor producción y menor consumo- ya hubo resonancia y se implementarán acciones tendientes a impedir un escenario más crítico.
Una de las señales más evidentes se dio –precisamente- durante esta semana con la realización de una reunión en el salón O´Higgins, donde el intendente Ricardo Cifuentes conoció de boca del alcalde y concejo municipal de Combarbalá, el duro panorama que afecta a esa comuna de la provincia de Limarí.
En la cita, que duró poco más de cuarenta minutos, se expuso la escasez del vital elemento en la zona interior y, además, se debatieron las medidas que se aplicarán para aplacar los efectos que ya se están dejando sentir, especialmente por la falta del vital elemento en el consumo humano.
Una de las primeras determinaciones “de emergencia” fue adelantar los programas dispuestos por la Dirección de Obras Hidráulicas en cuanto a profundizar y construir nuevos pozos. Para ello, el personal de la repartición que dirige Mirtha Meléndez, ya se encuentra haciendo estudios y midiendo en terreno el impacto que se ha producido en los pequeños agricultores y sectores más alejados de Combarbalá, Canela y Punitaqui.
“Estamos revisando el detalle de cada una de las ayudas que se están entregando en las comunas de la región. Desde el año pasado que se está entregando este apoyo y ahora debemos revisar la distribución y la gestión para hacerla más eficiente”, manifestó el intendente Ricardo Cifuentes.
Por su parte el gobernador de Limarí, Iván Hernández, señaló que el 22 de enero se envío un oficio a la Dirección General de Agua (DGA), con el fin de informar la situación hídrica de la zona, específicamente de las comunas de Combarbalá, Punitaqui y Monte Patria y, de acuerdo al informe pluviométrico de los últimos meses, solicitar que se decrete zona de escasez de agua que permita la intervención en los cursos hídricos.
Si bien durante la visita que realizó este sábado a la región la ministra de Agricultura, Marigen Hornkohl, todos esperaban que hubiese un pronunciamiento más potente, el mundo rural miró con buenos ojos la entrega de $ 900 millones en bonos de riego a 619 productores de las provincias de Limarí y Choapa.
Cabe señalar que hace una semana el jefe regional entregó un nuevo camión aljibe con capacidad de 30 mil litros para Combarbalá, sumando a ello dos vehículos a la distribución de agua para la bebida en sectores rurales. En tanto, durante el martes de la semana recién pasada, el Comité Regional de Emergencia distribuyó 300 tambores de 200 litros de capacidad a las familias y se está trabajando en el mejoramiento de las hojas de ruta de los camiones aljibes.
Otro de los ejes que se baraja en el Gobierno Regional pertenece a la Secretaría Regional Ministerial de Planificación y tiene que ver con la acumulación de agua nocturna.
“Proporcionaremos a las comunidades espacios de acumulación nocturna, pues allí hay una fuente hídrica que no se está aprovechando”, señaló el seremi de Planificación, Manuel Farías. Las localidades donde se implementará este plan piloto serán precisamente Combarbalá, Canela y Punitaqui.
Ello, se suma a los datos proporcionados por el VII Censo Agrícola donde se establece que en la última década han aumentado a 26 mil las hectáreas de superficie regada. Cuando se conocieron esas cifras a fines del año pasado, el seremi de Agricultura, Cristián Sáez, indicó que “nuestro desafío es seguir invirtiendo en riego para evitar situaciones críticas como este año”.
Para el director regional de Indap, Bernardo Salinas, la sequía ya se convirtió en un axioma para la región. “Es imprescindible captar aguas de pozos someros y para ello ya estamos financiando once proyectos de recuperación de aguas nocturnas”. La inversión para este año en fomento de riego alcanza los $5 mil millones.

RÍOS Y EMBALSES
Respondiendo a una fuente hídrica diferente, aunque con el mismo denominador común –la sequía- los ríos y embalses de la zona, han presentado disminuciones, las que en algunos casos resultan “preocupantes”.
Una inquietud permanente se ha situado en el Río Illapel en la Provincia del Choapa, donde sólo está disponible el 30% del agua, lo que evidencia un periodo prolongado se descenso en los torrentes.
“Las menores precipitaciones de lluvia y nieve registradas en el 2007 son las responsables que actualmente los principales ríos y embalses contengan menos agua que la de un año promedio, sin embargo el país está sobre un 100% por encima de los niveles de los años como 1996-1997, que corresponden a la última sequía severa que afectó al país”, expresó Rodrigo Weisner, Director General de Aguas.
Ello, no deja satisfechos del todo a los agricultores, quienes -en todo caso- valoran la colaboración de los servicios pertinentes, como la Dirección General de Aguas (DGA), instancia que colabora y presta ayuda técnica a la junta de vigilancia del Río Illapel, para conseguir así, que distribuyan de la mejor manera posible el recurso hídrico, conforme a los derechos de los usuarios.
“Por lo mismo, el respaldo del Ministerio de Obras Públicas a través de la dirección implicada, se materializa en aforos continuos en el río y canales para obtener información y luego traspasarla”, expresó Arturo Ruiz, director regional (s) de Aguas. Además, agregó que “se está en permanente análisis de las precipitaciones y caudales que pasan por las distintas estaciones de la DGA”.
Jaime Tapia, presidente de la junta de vigilancia del Río Illapel, aseguró que se “está regulando el poco flujo de agua existente en el río” para evitar de esa manera, el “turno cortado”.
Los embalses también han sufrido una merma en su capacidad de almacenaje. Es así como uno de los que menos agua recepcionó durante el 2007, fue el Cogotí, alcanzando sólo un 25%.
El intendente Ricardo Cifuentes, se atrevió a especular con respecto al panorama que se avecinaría y señaló que “no era efectivo que los embalses presentasen una situación crítica para este año (2008)”. Esto porque la mayoría de los tranques tiene la capacidad suficiente para regar la próxima temporada.
“Sólo hay dos centros de almacenamiento pequeños como Recoleta y Cogotí que tienen menor capacidad que el año pasado y que podrían presentar problemas, los que -en todo caso- se dejarían sentir recién el 2009”.
Como sea, las cartas aún no están echadas, aunque ya se comienzan a percibir las primeras brisas que podrían derribar la estructura de naipes. Un segundo año con precipitaciones bajo el 50% de un año normal, acumularía un 100% de agua menos, lo deja en tela de juicio nuestra capacidad de dar respuesta a este factor que desde siempre nos ha acompañado, pero lamentablemente, casi nunca queremos ver.

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