viernes, 9 de enero de 2009

Sybilla Bozzolo y La Gallardina: La sagrada familia


La extraña magia de las flores capta hasta los más furtivos amores que se entrelazan entre rozas, claveles y margaritas. Y es que ese efecto es capaz de conquistar corazones y emociones y recordarnos que nuestros mejores sueños están, por lo general, marcados por verdes praderas, frondosos bosques y fuertes amarres florales en medio de sonoras vertientes de agua.
Es precisamente esa sensación, con una historia de amor incluida, la que nos presenta el parque ecológico La Gallardina que se ubica a 60 kilómetros de Monte Patria, específicamente en el pueblo de Carén. Y donde sus protagonistas han impuesto una relación más allá de una simple organización terrenal.
Sybilla Bozzolo junto a su esposo Armando Salas Gallardo han forjado uno de los íconos silvestres de la región, pues no sólo recuperaron la quinta parte de un fundo de 35 hectáreas que anteriormente perteneció a sus antepasados, sino que lograron poner a Carén dentro del mapa turístico de la región.
Y lo hicieron de la manera que sentían sus corazones, ya que las flores y las distintas variedades de árboles siempre fueron un atractivo que desarrollaron con el transcurrir de los años. “Mi marido lo formó porque es fanático de las plantas y un día me dijo voy a hacer un jardincito”, recuerda Bozzolo, quien forma parte de los 21 empresarios cooperados bajo el alero de Limarí Emprende.
Sin embargo, Sybilla se apresura a contarnos que el “jardincito” fue creciendo u actualmente alcanza las siete hectáreas con importantes flujos de visitantes todos los años. “Una de las cualidades que ha impulsado es la tranquilidad, la paz y el contacto con la naturaleza, poniendo especial atención en los ruidos y los colores”, asegura esta hija de inmigrantes italianos.
Por esta razón es que la sonrisa abunda en los labios de Sybilla quien en todo momento parece seguir maravillada con las miles de especies que conoce como la palma de su mano. Y dentro de sus tesoritos se encuentran ceibos, buganvilias, ombús, palmeras y también variedades de jazmines y rosas.
Si bien durante estos años ha ampliado la cobertura de riego y los servicios de su reserva ecológica, esta microempresaria no está convencida de poder ampliar la extensión de su reserva. “Por el momento estamos bien, pues apenas podemos con todo el trabajo que requiere y que es mucho. Si quieres mantener este jardín como fue concebido hay que cultivar y mantener bien las especies” nos dice.

SOBREVIVIENDO ANTE LA DESERTIFICACIÓN
La provincia de Limarí se caracteriza por una particular relación con el recurso hídrico, pues si bien en ella está emplazado el segundo mayor sistema de embalse de agua de Sudamérica, La Paloma, que tiene una capacidad de 700 millones de litros, hay muchas zonas que no cuentan con este abastecimiento y deben lidiar con temporadas especialmente drásticas en materia de riego.
Carén no es la excepción y por su condición interior ha sufrido más de la cuenta. Pero el toque mágico que Sybilla y Armando han entregado a la comunidad durante todos estos años parece haberse gratificado por una especial cobertura del agua. Esto porque el emplazamiento de La Gallardina se hizo en un sector de vegas donde hay muchas napas subterráneas. “Eso sí, de todas maneras hubo que hacer drenes y canalizar agua para dar forma a este jardín”, afirma.
Geográficamente también se ha visto reconfortado por tener como afluente al río Grande. “De otra manera esto no se podría haber realizado jamás”, asegura.
Actualmente el parque posee 900 tipos de rosas, parquinsonias, jazmines de Jujuy, 24 clases de achiras, 12 buganvilias y árboles como maitenes, pimientos, espinos, romerillos y algarrobos. Todo esto se puede visitar por un costo de $1.500 los adultos y $1.000 niños de 7 a 12 años. Para más información visite
www.parquelagallardina.cl.

AMPLIACIÓN DE SERVICIOS
Pero la diversificación es parte importante de los objetivos que se han impuesto en La Gallardina, ya que además de los tour que suelen durar casi dos horas , se cuenta una serie de servicios anexos como la recepción bilingüe, sala de estar, cafetería, restaurant, sala de eventos, espacios de recreación, juegos infantiles y piscinas.
Y los precios en este ámbito no dejan de ser módicos, porque un alojamiento con desayuno para dos personas cuesta $15 mil cada uno. En tanto, los almuerzos y las onces varían entre los $4 mil y los $3 mil, respectivamente, pudiendo después disfrutar de un refrescante chapuzón en una piscina por $3.500 los adultos y $2.500 los niños de 7 a 12 años.
“Acá se hacen eventos matrimonios y bautizos, ya que la gente considera este espacio como especial”, sentencia Sybilla.
Sin embargo, no hay mejor atracción que los que se crean de manera natural. Es así como en uno de los extremos de La Gallardina se forma una represa que ha sido inmortalizada por cientos de miles de flashes. Sólo la subida del río es capaz de privar a los visitantes de un escenario maravilloso.

BREBAJE PREMIADO
Desde el punto de vista gastronómico, Sybilla Bozzolo también dicta cátedra o sino pregúntenle al jurado de un concurso de brebajes que organizó la empresa sanitaria Aguas del Valle y donde el jarabe de rosa se llevó todos los aplausos. “El secreto es incluir una rosa perfumada que contenga toronjil”, evidencia esta emprendedora, quien deleita a cada comensal cuando las temperaturas sobrepasan los 30º Celsius.
Y es que todo lo que ha emprendido, lo ha logrado en base a esfuerzo, dedicación y mucho profesionalismo, siendo gran culpable de estas cualidades la sangre italiana que corre por sus venas.
Si bien nació en Curicó, la historia de su familia tiene dos puntos equidistantes en la península itálica, ya que su padre proviene de Génova y su madre de Como, ambas ciudades fuertemente influenciadas por el tema floral, pues anualmente se realizan ferias internacionales como la Euroflora.Hoy en día, cuando nos vemos sobrepasados por toneladas de cemento, edificios que nos muestran que el cielo está cada vez más cerca y una agresiva deforestación que da paso a proyectos productivos, una buena terapia es darse una vuelta por La Gallardina, para soñar entre jardines de meditación y canelos, tal como lo hizo Sybilla y Armando alguna vez.

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