
Cuando uno llega a la localidad de Tongoy se da cuenta que algo está pasando. Los treinta kilómetros que la separan de los grandes centros urbanos de la provincia de Elqui -La Serena y Coquimbo- se olvidan al apreciar a un centenar de obreros “interviniendo” las principales arterias y donde se mezclan entre los pescadores que vuelven a sus viviendas con un par de merluzas enganchadas a un alambre y a las dueñas de casa que a eso de las doce del día concurren a los negocios familiares que abundan en cada una de las esquinas de este tradicional centro de veraneo, a comprar algunos alimentos para preparar el almuerzo.
Y es que cuesta imaginarse a las estrechas callejuelas llenas de arena hasta donde uno iba en busca de alguna habitación para pasar la noche o simplemente a comprar alguna “cosita” para tomar las onces, cuando –de improviso- el panorama se remite a máquinas, obreros, ingenieros y constructores. Pero a la gente del popular sector les gusta, se sienten contentos con la posibilidad de mejorar la infraestructura urbana que sólo de vez en cuando “se mojaba” para que no levantara polvo y ensuciara el living de los hogares.
La pavimentación de 15 calles de Tongoy supuso una inversión de $500 millones, donde el 85% lo financió el Servicio de Vivienda y Urbanismo(Serviu), el 10% la Municipalidad de Coquimbo y el resto los tongoyinos, quienes en definitiva pagaron poco más de $25 mil cada uno.
Los trabajos se iniciaron a principios de enero y tuvieron su punto de partida con el radio que componen las arterias de la población Víctor Domingo Silva, es decir, las calles Coquimbo, Dolores Endeiza, Punta Arenas, Valle Limarí y Serrano, las que según estimaciones de los vecinos, a fines de abril deberían estar terminadas para seguir con otras villas de la localidad.
PIEDRAS EN ELCAMINO
A pesar de ser un balneario que muchos prefieren por su tranquilidad, playas, gente y clima, Tongoy no ha estado ajeno a la virulencia de uno de los grandes problemas de la región: La delincuencia.
La mañana del 4 de febrero, una llamada anónima a la Tenencia de Tongoy, dio el aviso que un grupo de jóvenes se encontraba en las afueras de una de las antiguas y pequeñas casas de la población Víctor Domingo Silva, vendiendo droga y bebiendo alcohol.
La respuesta de Carabineros fue inmediata y un grupo de motoristas se trasladó al sector.
Olvidando que las calles se encontraban con trabajos de obra gruesa, los motoristas no pudieron ingresar, por lo que la persecución tuvo que hacerse a pie. Evidentemente alertados por el ruido de los motores, los muchachones rápidamente iniciaron su escape, por lo que su captura fue imposible.
“Eso es una de las cosas malas que ha traído la pavimentación, porque esa vez los carabineros no pudieron pillar a los jóvenes. Nosotros sabemos quiénes son, pero igual nos da miedo denunciar”, recuerda un vecino.
Gustavo Marey, quien desarrolla labores civiles en el casino de la institución uniformada, manifiesta que debió haberse previsto un mejor ordenamiento de construcción porque al trabajar muchas a la vez, impide que concurran los vehículos de emergencia.
“Un día de estos se va a estar quemando una casa y no podremos hacer nada, ya que actualmente no hay acceso porque hay desvíos por todos lados”, sentencia.
No obstante, las autoridades ya han tomado cartas en el asunto y de acuerdo a lo expresado por el director regional de Serviu, Claudio Salcedo, el problema de conexión ya se habría solucionado, pues se habría solicitado a la empresa constructora que determinara mejor los radios de intervención y dejara abiertos algunos espacios para la entrada de vehículos en caso de emergencia.
Eso sí, y como en pedir no hay engaño, la presidenta de la Junta de Vecinos Víctor Domingo Silva, Nilda García, acotó que el escollo principal no eran las entradas, sino que la falta de carabineros en el lugar.
Fue así como ella misma, acompañada por otros dirigentes, llegó a conversar con el propio general en jefe de Carabineros, José Alejandro Bernales, a quien le extendió la solicitud de un retén móvil.
“Tongoy tiene la necesidad de mejorar la dotación de carabineros, porque con los que se cuenta, son muy pocos. Queremos un retén móvil que nos haga sentir más seguros y brindarles un mejor espacio de desarrollo a nuestros niños”, dijo la dirigente en esa oportunidad.
GARRAPATAS Y PULGAS
En el trayecto hacia la calle Serrano, un niño juega con unas bolitas a un costado de una de las aceras que ya se ha construido. Don Aliro Rivera lo mira cariñosamente, quizás recordado que él hace más de seis décadas también fue niño y también jugó con unas bolitas similares. Pero la razón es otra. Aliro Rivera es el vicepresidente de la unidad vecinal que se está interviniendo y uno de los impulsores de la pavimentación participativa.
“Me parece muy bien los trabajos que se están desarrollando en el sector, ya que por fin se terminarán las plagas de pulgas y garrapatas”, nos cuenta.
- ¿En serio don Aliro, a tanto ha llegado?
“Claro pues, si acá los niños después de jugar en la tierra llegaban todos picados y con la cabeza sucia. Menos mal que eso ya se va a terminar con estas obras de modernización”, agrega.
Mientras don Aliro se disculpa porque debe comprar algunos comestibles en un almacén cercano, el niño sigue feliz, aunque sin saber que los trabajos le cambiarán la vida.
Nilda García, indica que, además, se acabará con los serios cuadros de bronquitis y asma que habían venido afectando a algunos menores y ancianos del lugar, precisamente por el inclemente polvo que se levantaba en las calles de Tongoy.
EL PASO FINAL
Con la pavimentación existe un trasfondo y una coyuntura que los tongoyinos no están dispuestos a desaprovechar. Y es que con este plus que se les ha dado, ahora aspiran a dar el salto grande, aquel que los lleve a la autonomía.
“Queremos la autonomía y creemos que sí se puede lograr, porque en estos años hemos demostrado que como localidad podemos ponernos de acuerdo. Deseamos darles fuentes de trabajos a nuestros hijos para que no se vayan de Tongoy”, expresa con la fuerza que la caracteriza la líder del sector, Nilda García.
Y lo que dice lo hace desde una óptica personal, lo que le asigna propiedad a sus palabras, ya que tiene una hija que está a punto de recibirse como Asistente Social y debido a la falta de oportunidades en el lugar, deberá tomar sus maletas y partir.
“Estamos seguros como directiva de la junta de vecinos que con la llegada de la autonomía de Coquimbo lograremos crear espacios de desarrollo para otros sectores como Puerto Aldea, El Tangue y Morrillos”,enfatiza García.
Eso sí, no todos comparten la óptica de la dirigente. Incluso desde el interior de la unidad vecinal existen conjeturas al respecto. “Nos falta mucho para convertirnos en comuna, ya que para ello necesitamos estudios técnicos, políticos y económicos que nos avalen. Además que no contamos con el financiamiento adecuado para sostener esa autonomía”, precisa Aliro Rivera, vicepresidente de la Víctor Domingo Silva.
Lo cierto es que más allá de esas diferencias, los tongoyinos se encuentran felices por lo que pueden alcanzar con esta coyuntura, ya que de la mano con el progreso, se da una instancia vital para lograr lo que desde abril de 1998 se viene gestando con la primera reunión por la autonomía de la comuna de Coquimbo.Hoy, y a una década de ese encuentro, los 4.435 habitantes de Tongoy saben que sólo depende de ellos no desaprovechar esta oportunidad y alcanzar el sueño anhelado por sus antepasados de llamarse la comuna de Tongoy.
Y es que cuesta imaginarse a las estrechas callejuelas llenas de arena hasta donde uno iba en busca de alguna habitación para pasar la noche o simplemente a comprar alguna “cosita” para tomar las onces, cuando –de improviso- el panorama se remite a máquinas, obreros, ingenieros y constructores. Pero a la gente del popular sector les gusta, se sienten contentos con la posibilidad de mejorar la infraestructura urbana que sólo de vez en cuando “se mojaba” para que no levantara polvo y ensuciara el living de los hogares.
La pavimentación de 15 calles de Tongoy supuso una inversión de $500 millones, donde el 85% lo financió el Servicio de Vivienda y Urbanismo(Serviu), el 10% la Municipalidad de Coquimbo y el resto los tongoyinos, quienes en definitiva pagaron poco más de $25 mil cada uno.
Los trabajos se iniciaron a principios de enero y tuvieron su punto de partida con el radio que componen las arterias de la población Víctor Domingo Silva, es decir, las calles Coquimbo, Dolores Endeiza, Punta Arenas, Valle Limarí y Serrano, las que según estimaciones de los vecinos, a fines de abril deberían estar terminadas para seguir con otras villas de la localidad.
PIEDRAS EN ELCAMINO
A pesar de ser un balneario que muchos prefieren por su tranquilidad, playas, gente y clima, Tongoy no ha estado ajeno a la virulencia de uno de los grandes problemas de la región: La delincuencia.
La mañana del 4 de febrero, una llamada anónima a la Tenencia de Tongoy, dio el aviso que un grupo de jóvenes se encontraba en las afueras de una de las antiguas y pequeñas casas de la población Víctor Domingo Silva, vendiendo droga y bebiendo alcohol.
La respuesta de Carabineros fue inmediata y un grupo de motoristas se trasladó al sector.
Olvidando que las calles se encontraban con trabajos de obra gruesa, los motoristas no pudieron ingresar, por lo que la persecución tuvo que hacerse a pie. Evidentemente alertados por el ruido de los motores, los muchachones rápidamente iniciaron su escape, por lo que su captura fue imposible.
“Eso es una de las cosas malas que ha traído la pavimentación, porque esa vez los carabineros no pudieron pillar a los jóvenes. Nosotros sabemos quiénes son, pero igual nos da miedo denunciar”, recuerda un vecino.
Gustavo Marey, quien desarrolla labores civiles en el casino de la institución uniformada, manifiesta que debió haberse previsto un mejor ordenamiento de construcción porque al trabajar muchas a la vez, impide que concurran los vehículos de emergencia.
“Un día de estos se va a estar quemando una casa y no podremos hacer nada, ya que actualmente no hay acceso porque hay desvíos por todos lados”, sentencia.
No obstante, las autoridades ya han tomado cartas en el asunto y de acuerdo a lo expresado por el director regional de Serviu, Claudio Salcedo, el problema de conexión ya se habría solucionado, pues se habría solicitado a la empresa constructora que determinara mejor los radios de intervención y dejara abiertos algunos espacios para la entrada de vehículos en caso de emergencia.
Eso sí, y como en pedir no hay engaño, la presidenta de la Junta de Vecinos Víctor Domingo Silva, Nilda García, acotó que el escollo principal no eran las entradas, sino que la falta de carabineros en el lugar.
Fue así como ella misma, acompañada por otros dirigentes, llegó a conversar con el propio general en jefe de Carabineros, José Alejandro Bernales, a quien le extendió la solicitud de un retén móvil.
“Tongoy tiene la necesidad de mejorar la dotación de carabineros, porque con los que se cuenta, son muy pocos. Queremos un retén móvil que nos haga sentir más seguros y brindarles un mejor espacio de desarrollo a nuestros niños”, dijo la dirigente en esa oportunidad.
GARRAPATAS Y PULGAS
En el trayecto hacia la calle Serrano, un niño juega con unas bolitas a un costado de una de las aceras que ya se ha construido. Don Aliro Rivera lo mira cariñosamente, quizás recordado que él hace más de seis décadas también fue niño y también jugó con unas bolitas similares. Pero la razón es otra. Aliro Rivera es el vicepresidente de la unidad vecinal que se está interviniendo y uno de los impulsores de la pavimentación participativa.
“Me parece muy bien los trabajos que se están desarrollando en el sector, ya que por fin se terminarán las plagas de pulgas y garrapatas”, nos cuenta.
- ¿En serio don Aliro, a tanto ha llegado?
“Claro pues, si acá los niños después de jugar en la tierra llegaban todos picados y con la cabeza sucia. Menos mal que eso ya se va a terminar con estas obras de modernización”, agrega.
Mientras don Aliro se disculpa porque debe comprar algunos comestibles en un almacén cercano, el niño sigue feliz, aunque sin saber que los trabajos le cambiarán la vida.
Nilda García, indica que, además, se acabará con los serios cuadros de bronquitis y asma que habían venido afectando a algunos menores y ancianos del lugar, precisamente por el inclemente polvo que se levantaba en las calles de Tongoy.
EL PASO FINAL
Con la pavimentación existe un trasfondo y una coyuntura que los tongoyinos no están dispuestos a desaprovechar. Y es que con este plus que se les ha dado, ahora aspiran a dar el salto grande, aquel que los lleve a la autonomía.
“Queremos la autonomía y creemos que sí se puede lograr, porque en estos años hemos demostrado que como localidad podemos ponernos de acuerdo. Deseamos darles fuentes de trabajos a nuestros hijos para que no se vayan de Tongoy”, expresa con la fuerza que la caracteriza la líder del sector, Nilda García.
Y lo que dice lo hace desde una óptica personal, lo que le asigna propiedad a sus palabras, ya que tiene una hija que está a punto de recibirse como Asistente Social y debido a la falta de oportunidades en el lugar, deberá tomar sus maletas y partir.
“Estamos seguros como directiva de la junta de vecinos que con la llegada de la autonomía de Coquimbo lograremos crear espacios de desarrollo para otros sectores como Puerto Aldea, El Tangue y Morrillos”,enfatiza García.
Eso sí, no todos comparten la óptica de la dirigente. Incluso desde el interior de la unidad vecinal existen conjeturas al respecto. “Nos falta mucho para convertirnos en comuna, ya que para ello necesitamos estudios técnicos, políticos y económicos que nos avalen. Además que no contamos con el financiamiento adecuado para sostener esa autonomía”, precisa Aliro Rivera, vicepresidente de la Víctor Domingo Silva.
Lo cierto es que más allá de esas diferencias, los tongoyinos se encuentran felices por lo que pueden alcanzar con esta coyuntura, ya que de la mano con el progreso, se da una instancia vital para lograr lo que desde abril de 1998 se viene gestando con la primera reunión por la autonomía de la comuna de Coquimbo.Hoy, y a una década de ese encuentro, los 4.435 habitantes de Tongoy saben que sólo depende de ellos no desaprovechar esta oportunidad y alcanzar el sueño anhelado por sus antepasados de llamarse la comuna de Tongoy.