A mediados del año pasado, cuando ya comenzaban a circular los rumores de recesión en Estados Unidos por la imposibilidad de cancelar los créditos hipotecarios (subprime), el sector exportador, una suerte de pitonisa de las crisis mundiales, puso la voz de alerta. Incluso hicieron las gestiones para reunirse con el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, para tomar cartas en el asunto.
El secretario de Estado, fiel a su estado parco, técnico y alejado de lo políticamente correcto en términos de negociaciones, los recibió, aunque no prometió nada. Una vez concluida la cita, uno de los periodistas apostados en las afueras de Teatinos 120, desde donde se manejan las platas del país, le preguntó si iba a haber una ayuda especial a los sectores exportadores del país. Velasco, serio, le respondió: “El Gobierno no hace ni hará política económica ante coyunturas”. No hubo más diálogo.
Casi ocho meses después, el Banco Central, liderado esta vez por José de Gregorio que entró en reemplazo de Vitorio Corbo -a quien le pasó la cuenta la alta inflación- “desautorizó” la palabra de Velasco, tras anunciar que entre el 14 de abril y el 12 de diciembre de este año se comprarán US$8 mil millones para intentar aplacar la fuerte depreciación de la divisa que desde diciembre del 2007 hasta la fecha ha perdido un 21% de su valor.
Si bien durante más de seis meses hubo una multiplicidad de llamados a La Moneda para que interviniese la tendencia a la baja. La premisa de Velasco se imponía en el segundo piso de Palacio. Eso hasta el jueves cuando por tercera vez en este 2008 (bonos, impuesto específico e intervención del dólar), Bachelet cede ante la presión y deja que la estrechez que caracteriza a Andrés Velasco, quede sólo para sus cátedras en Harvard.
Y no son palabras al voleo, porque no todos los economistas celebraron la determinación del instituto emisor, porque de acuerdo a las posiciones financieras, no “existía la factibilidad técnica para llevar a cabo la acción”.
Uno de los críticos con esta compra masiva de dólares es el economista de la Universidad Católica del Norte (UCN), Sergio Zúñiga. Para el experto, habrá una fuerte presión inflacionaria que terminará convenciendo al Banco Central que la medida estaba lejos de ser la panacea.
“Con una presión de inflación que puede haber, al Central no le quedará otra que subir la tasa de interés y con ello aumentar la brecha que existe con la FED (Reserva Federal, la símil del Central en Estados Unidos)”.
La explicación que extiende Zúñiga es muy pertinente ya que podría producirse una diferencia económica donde será el Estado quien deba hacerse cargo.
La operación de salir a comprar US$8 mil millones producirá una pérdida neta, ya que los dólares serán cambiados por bonos en Chile y por los que se deberá cancelar una tasa de 7% u 8% anual. Mientras tanto, los dólares que adquiera la entidad que dirige José de Gregorio, deberá invertirlos en el extranjero, donde las tasas de interés rondan el 2% ó 3%. “Es allí donde se produce la diferencia negativa que traerá consecuencias”, acotó el experto en Finanzas.
El mismo Zúñiga agregó que una medida mucho más concreta sería haber subsidiado al rubro exportador tal como se hizo con el 1.400.000 familias más vulnerables de Chile”.
DEMASIADO TARDE
Uno de los sectores que desde que comenzó la temporada de envíos de frutas hacia los mercados estadounidenses y europeos, hizo ver la “catástrofe” que se vendría en caso de no regular la tendencia a la baja del dólar, fue el agrícola.
Es precisamente hoy ese sector, el que mira casi con indiferencia la ayuda del Gobierno. Para los dueños de predios y campos de la región, la medida llega demasiado tarde y lejos de darles un respiro, sólo aliviana un dolor de cabeza que se mantuvo por más de cuatro meses.
“La medida para nosotros llega demasiado tarde, aunque si bien va por el camino correcto, el balance negativo de la temporada ya está y no hay cómo revertirlo”, sentenció Eugenio Munizaga, presidente de la Sociedad Agrícola del Norte.
Por su parte, Andrés Fuenzalida, gerente general de Frutícola Zebra también agregó que durante gran parte del periodo de envíos, las negociaciones se realizaron con un tipo de cambio desprotegido.
“Las estimaciones se hicieron en base a los $522 con los que se transaba en diciembre, hasta antes del anuncio el dólar se cotizaba en $433, lo que arroja una baja de 21%. Estamos enfocados en reducir las pérdidas, pues ya no hay nada que se pueda hacer”, precisó.
EL GRAN SALTO
Pero no todo es un horizonte gris para los rubros que exportan sus productos fuera de las fronteras de Chile, porque a diferencia de la agricultura, que posee ciclos productivos específicos, los manufactureros o los mineros ven con optimismo la acción del Banco Central.
En la región, algunos economistas ya avizoran que uno de los impulsos importantes que habrá se circunscribe al ámbito minero. Pero no en el grande, sino que en el pequeño y mediano.
“Se producirá un incentivo evidente en las faenas menores, porque al aumentar el tipo de cambio, los retornos serán mayores y si se suma a ello un cobre a un precio que está bordeando los US$4, se hace muy atractivo”, indicó Sergio Zúñiga.
Esa percepción es compartida por las Asociaciones de Productores de la región. Es así como el anuncio fue aplaudido por la presidente de la Asociación de Ovalle, Stella Segura, porque la apreciación de la divisa, significaba respirar un poco más aliviados. “Es un complemento que habrá con el alto valor que está alcanzando el cobre. Si el dólar se recupera habrá un incentivo adicional”.
Dentro de los fenómenos que se podrían generar a corto plazo es la apertura de faenas abandonadas. “La reapertura será un indicio de la recuperación”, sostuvo Zúñiga.
Lautaro Rozas, presidente de Asociación de Combarbalá, se mostró deseoso de incrementar las fuentes que sustentan la actividad extractiva porque de esa manera se creaban más fuentes de empleo.
INESTABILIDAD Y DISTORSIÓN
Una de las críticas que ya se le hace a esta compra masiva de dólares es que se jugó por “salvar” a unos pocos en detrimento de todo el país. ¿Pero en qué se basa esa opinión? De acuerdo a los economistas, se concretaría un efecto adverso que incrementaría levemente el valor del dólar, no cubriendo las expectativas. Entre los cálculos que ya hacen algunos, la divisa no superaría la barrera de los $500, quedando muy por debajo de las expectativas de los empresarios.
“No creo que el dólar supere la barrera de los $500, ya que el impacto que tendrá el mercado por la demanda de cobre, seguirá ingresando la moneda norteamericana dentro de nuestras fronteras”, dijo Sergio Zúñiga.
Y es aquí donde este académico y Doctor en Finanzas explica el gran error del Banco Central: “Habrá un efecto inverso, porque con el incentivo a la actividad extractiva habrá más cobre para exportar y, si bien pude bajar un poco su valor, no alcanzará para apreciar la moneda estadounidense”, formuló.
Además, otro de los efectos que se dará es el aumento del precio de la bencina, lo que se traduciría en un incremento en el valor de las tarifas del transporte público y de flete para alimentos. La canasta básica podría sufrir variaciones al alza, aunque ello está supeditado a cómo se comporte el mercado la próxima semana cuando le asigne cotización al dólar.
“También podría ver alzas en los equipos importados, tales como los televisores, computadores, equipos musicales y electrodomésticos en general. Asimismo en las maquinarias industriales y repuestos para fábricas”, predijo Zúñiga.Con los argumentos expuestos queda en evidencia el hecho que se “legisló” -desde el Ejecutivo- para algunos pocos (empresarios) y se olvidó del gran porcentaje que no tuvo opción siquiera de reclamar.
El secretario de Estado, fiel a su estado parco, técnico y alejado de lo políticamente correcto en términos de negociaciones, los recibió, aunque no prometió nada. Una vez concluida la cita, uno de los periodistas apostados en las afueras de Teatinos 120, desde donde se manejan las platas del país, le preguntó si iba a haber una ayuda especial a los sectores exportadores del país. Velasco, serio, le respondió: “El Gobierno no hace ni hará política económica ante coyunturas”. No hubo más diálogo.
Casi ocho meses después, el Banco Central, liderado esta vez por José de Gregorio que entró en reemplazo de Vitorio Corbo -a quien le pasó la cuenta la alta inflación- “desautorizó” la palabra de Velasco, tras anunciar que entre el 14 de abril y el 12 de diciembre de este año se comprarán US$8 mil millones para intentar aplacar la fuerte depreciación de la divisa que desde diciembre del 2007 hasta la fecha ha perdido un 21% de su valor.
Si bien durante más de seis meses hubo una multiplicidad de llamados a La Moneda para que interviniese la tendencia a la baja. La premisa de Velasco se imponía en el segundo piso de Palacio. Eso hasta el jueves cuando por tercera vez en este 2008 (bonos, impuesto específico e intervención del dólar), Bachelet cede ante la presión y deja que la estrechez que caracteriza a Andrés Velasco, quede sólo para sus cátedras en Harvard.
Y no son palabras al voleo, porque no todos los economistas celebraron la determinación del instituto emisor, porque de acuerdo a las posiciones financieras, no “existía la factibilidad técnica para llevar a cabo la acción”.
Uno de los críticos con esta compra masiva de dólares es el economista de la Universidad Católica del Norte (UCN), Sergio Zúñiga. Para el experto, habrá una fuerte presión inflacionaria que terminará convenciendo al Banco Central que la medida estaba lejos de ser la panacea.
“Con una presión de inflación que puede haber, al Central no le quedará otra que subir la tasa de interés y con ello aumentar la brecha que existe con la FED (Reserva Federal, la símil del Central en Estados Unidos)”.
La explicación que extiende Zúñiga es muy pertinente ya que podría producirse una diferencia económica donde será el Estado quien deba hacerse cargo.
La operación de salir a comprar US$8 mil millones producirá una pérdida neta, ya que los dólares serán cambiados por bonos en Chile y por los que se deberá cancelar una tasa de 7% u 8% anual. Mientras tanto, los dólares que adquiera la entidad que dirige José de Gregorio, deberá invertirlos en el extranjero, donde las tasas de interés rondan el 2% ó 3%. “Es allí donde se produce la diferencia negativa que traerá consecuencias”, acotó el experto en Finanzas.
El mismo Zúñiga agregó que una medida mucho más concreta sería haber subsidiado al rubro exportador tal como se hizo con el 1.400.000 familias más vulnerables de Chile”.
DEMASIADO TARDE
Uno de los sectores que desde que comenzó la temporada de envíos de frutas hacia los mercados estadounidenses y europeos, hizo ver la “catástrofe” que se vendría en caso de no regular la tendencia a la baja del dólar, fue el agrícola.
Es precisamente hoy ese sector, el que mira casi con indiferencia la ayuda del Gobierno. Para los dueños de predios y campos de la región, la medida llega demasiado tarde y lejos de darles un respiro, sólo aliviana un dolor de cabeza que se mantuvo por más de cuatro meses.
“La medida para nosotros llega demasiado tarde, aunque si bien va por el camino correcto, el balance negativo de la temporada ya está y no hay cómo revertirlo”, sentenció Eugenio Munizaga, presidente de la Sociedad Agrícola del Norte.
Por su parte, Andrés Fuenzalida, gerente general de Frutícola Zebra también agregó que durante gran parte del periodo de envíos, las negociaciones se realizaron con un tipo de cambio desprotegido.
“Las estimaciones se hicieron en base a los $522 con los que se transaba en diciembre, hasta antes del anuncio el dólar se cotizaba en $433, lo que arroja una baja de 21%. Estamos enfocados en reducir las pérdidas, pues ya no hay nada que se pueda hacer”, precisó.
EL GRAN SALTO
Pero no todo es un horizonte gris para los rubros que exportan sus productos fuera de las fronteras de Chile, porque a diferencia de la agricultura, que posee ciclos productivos específicos, los manufactureros o los mineros ven con optimismo la acción del Banco Central.
En la región, algunos economistas ya avizoran que uno de los impulsos importantes que habrá se circunscribe al ámbito minero. Pero no en el grande, sino que en el pequeño y mediano.
“Se producirá un incentivo evidente en las faenas menores, porque al aumentar el tipo de cambio, los retornos serán mayores y si se suma a ello un cobre a un precio que está bordeando los US$4, se hace muy atractivo”, indicó Sergio Zúñiga.
Esa percepción es compartida por las Asociaciones de Productores de la región. Es así como el anuncio fue aplaudido por la presidente de la Asociación de Ovalle, Stella Segura, porque la apreciación de la divisa, significaba respirar un poco más aliviados. “Es un complemento que habrá con el alto valor que está alcanzando el cobre. Si el dólar se recupera habrá un incentivo adicional”.
Dentro de los fenómenos que se podrían generar a corto plazo es la apertura de faenas abandonadas. “La reapertura será un indicio de la recuperación”, sostuvo Zúñiga.
Lautaro Rozas, presidente de Asociación de Combarbalá, se mostró deseoso de incrementar las fuentes que sustentan la actividad extractiva porque de esa manera se creaban más fuentes de empleo.
INESTABILIDAD Y DISTORSIÓN
Una de las críticas que ya se le hace a esta compra masiva de dólares es que se jugó por “salvar” a unos pocos en detrimento de todo el país. ¿Pero en qué se basa esa opinión? De acuerdo a los economistas, se concretaría un efecto adverso que incrementaría levemente el valor del dólar, no cubriendo las expectativas. Entre los cálculos que ya hacen algunos, la divisa no superaría la barrera de los $500, quedando muy por debajo de las expectativas de los empresarios.
“No creo que el dólar supere la barrera de los $500, ya que el impacto que tendrá el mercado por la demanda de cobre, seguirá ingresando la moneda norteamericana dentro de nuestras fronteras”, dijo Sergio Zúñiga.
Y es aquí donde este académico y Doctor en Finanzas explica el gran error del Banco Central: “Habrá un efecto inverso, porque con el incentivo a la actividad extractiva habrá más cobre para exportar y, si bien pude bajar un poco su valor, no alcanzará para apreciar la moneda estadounidense”, formuló.
Además, otro de los efectos que se dará es el aumento del precio de la bencina, lo que se traduciría en un incremento en el valor de las tarifas del transporte público y de flete para alimentos. La canasta básica podría sufrir variaciones al alza, aunque ello está supeditado a cómo se comporte el mercado la próxima semana cuando le asigne cotización al dólar.
“También podría ver alzas en los equipos importados, tales como los televisores, computadores, equipos musicales y electrodomésticos en general. Asimismo en las maquinarias industriales y repuestos para fábricas”, predijo Zúñiga.Con los argumentos expuestos queda en evidencia el hecho que se “legisló” -desde el Ejecutivo- para algunos pocos (empresarios) y se olvidó del gran porcentaje que no tuvo opción siquiera de reclamar.
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