domingo, 1 de febrero de 2009

El aterrizaje del Limarí en el retail


El sello del valle de Elqui a nivel nacional y extranjero es su preeminencia pisquera de siglos, el ambiente místico de sus cerros, su cercanía con las estrellas, sus cielos limpios, su marcado turismo de temporada y su clima. Asimismo, destacan sus obras de riego, su cercanía con La Serena y su gastronomía, generalmente relacionado con los derivados de la leche y carne de cabra. Pero qué tal si le contáramos que en materia de cantidad hay una zona mucho más abundante y que sostiene la producción a nivel regional.
Lejos de querer entrar en una confrontación, pero sí haciendo honor a la verdad y al conocimiento de muchos, el valle de Limarí hace rato que se vistió con pantalones largos y sigilosamente comienza a tomar fuerza de la mano de uno de los nodos territoriales más importantes del país: Limarí Emprende. Y es que algo está pasando detrás de la frontera natural de Las Cardas.
Basta sólo recurrir a los números para darse cuenta que la potencia del Limarí está fuertemente relacionada con el turismo, la gastronomía y los servicios. Si bien la Cooperativa Agrícola Pisquera de Elqui (Capel) tiene su centro de operaciones en Vicuña, sus predios de uva sólo representan el 30% del total de fruta procesada, mientras que el Choapa, se le acerca al 20%. Imagínese usted quién lidera este ítem. Sí, adivinó, Limarí ostenta el 50% de la producción.
En el caso de la cabra, la supremacía también es evidente. Elqui sólo posee 87 mil cabezas, Choapa 114 mil y Limarí, como no, lejos con 203 mil. O sea, más de la mitad de las 404 mil que a nivel regional se contabilizan y que representan el 57% en Chile.
Por ello no es casual que dentro de los márgenes de atracción, hayan sido los propios empresarios del retail, específicamente el grupo Rendic que controla Supermercados Deca y que hoy operan aliados a Álvaro Saieh (Unimarc), Enrique Bravo (Bryc) y la familia Korlaet (Korlaet), quienes implementaron el modelo de distribución masiva de los encantos culinarios de la provincia.

PATÉS Y HAMBURGUESAS
Hace unos años, la carne de avestruz dejó de ser un alimento desconocido tras la llegada a la zona de la Sociedad Agrícolas Las Cañas, que actualmente opera en Punitaqui, ya que la empresa logró insertarla dentro de la dieta de muchos consumidores. Fue así como tomaron el relevo de anteriores apuestas que no fructificaron, aunque la idea esta vez era asignarle un valor distinto.
“Quisimos darle valor agregado y vender un producto final de calidad. Con esto hemos podido posicionarnos en el mercado una apuesta sana, novedosa y que cumple con los más altos estándares de calidad”, señala Luis Alfonso Sánchez, gerente de la compañía.
Pero evidentemente que la posibilidad de producir 10 toneladas anuales los ha llevado a pensar en traspasar las fronteras regionales. Unimarc – Deca avizoró que las terminaciones del producto les reportarían muy buenas ventas.
Dentro de la gama de variedades que posee Las Cañas para la avestruz, se cuenta un paté que se expende a $2 mil, hamburguesas que con tan sólo $500 de costo las hacen muy competitivas y carpachos laminados a $3.500 el sachet. “Tiene el mismo precio que el vacuno que es punta de ganso, pero éste es filete exótico”, especifica el ejecutivo.
Hoy en día, son 170 las salas supermercadistas en diez regiones de Chile que poseen en sus vitrinas alguna de estas variedades. “El 95% de los consumidores cree que la carne es blanca, por lo que gracias a las cadenas de retail hemos ido posicionándonos”, enfatiza Sánchez.
Dentro de los próximos días, habrá una nueva degustación de la carne de avestruz, que entre sus cualidades presenta un 98% menos de grasa que las otras carnes, ya que Las Cañas lanzará al mercado un salame. “Ha pasado todas las pruebas de calidad y su valor será de $2.900 por los 250 gramos”, reconoce el empresario.

LAS BOLSITAS DE DON AMABLE
Siempre quiso ser criancero, aunque nunca se dedicó por completo a esta esforzada actividad. Mientas sus familiares y conocidos recorrían los parajes cordilleranos durante la temporada estival, él trataba de vender uno que otro producto en la feria. Fue precisamente ese contacto con la gente el que le dio la gran oportunidad de su vida: Dedicarse a vender productos típicos. Y qué mejor que el charqui, pero de cabra.
Amable Castillo reconoce que al principio le costó decidirse y dio sus primeros pasos en la carne de avestruz, pero no le resultó como preveía. “Traté de insertarme en el mercado de la avestruz, pero después me di cuenta de los potenciales que tenía la carne de cabra. Y hoy está resultando”, comenta.
Y claro que le ha ido bien, si de pasar de vender un par de bolsitas, hoy goza de un reconocido respaldo en la elaboración de 300 kilos cada 365 días. Con esa “espalda” no pasó mucho tiempo para que los supermercados se pelearan su producto.
Actualmente abastece con más de 200 saquitos de 50 gramos a la semana a Deca. “Una de las características que tiene al verlas en el supermercado es que la gente no puede elegir, ya que son todas iguales”, dice orgulloso don Amable.
Esta base de venta le ha permitido proyectarse para este 2009, pues ni siquiera los anuncios de turbulencias financieras asustan a este hombre. Tal como muchos de los asociados a Limarí Emprende, hoy Valle de Limarí, la crisis está lejos de tocar sus puertas. “Quiero comprar más cabras para llegar a enviar a los supermercados 3 mil a 4 mil envases de charqui de cabra. Espero concretar este anhelo en junio”, precisa.
Añade que “no le voy a decir de dónde voy a sacar la plata, pues si usted tiene plata puede ser parte del negocio como socio”, nos emplaza con su tradicional humor.

ESPERANDO EL GRAN PASO
Dentro de la oferta gastronómica y de emprendimiento de Valle de Limarí, hay muchos que están a la espera de poder ser parte de las más importantes cadenas, de manera de poder llegar a los más lejanos territorios de nuestro país. Eso sí, ello no ha impedido que promuevan sus propias redes con hoteles y empresas locales.
Uno de los casos más emblemáticos es el de Margarita Yáñez, quien hace sólo dos meses comenzó con la preparación de alfajores en base a manjar de leche de cabra. “Ha sido todo un éxito la recepción del público, ya que les ha gustado bastante”, explica, aunque de todas maneras aclara que se vende más el tradicional, es decir, de leche de vaca, pues es $100 más barato. “Tengo el normal a $200 y el de leche de cabra a $300. Pruébelo, son muy ricos”, nos ofrece.
Sus centros de distribución son dos lugares de hospedaje, el hotel Limarí y el hotel Altos de Tuquí, ambos en Ovalle. En todo caso, doña Margarita ya está haciendo los trámites para venderlos en vitrinas de vidrio y ante la mirada de miles de usuarios que cada día llegan hasta algún retailer. “Estamos esperando la autorización sanitaria para entrar a algún supermercado, así es que nos falta poquito”, indica.
Esos mismos sueños tiene María Cristina Aguirre, quien no esconde su talento culinario y ha explorado en una serie de nuevas técnicas de mezcla de sabores y texturas en sus mermeladas. Son 23 las variedades exóticas con las que ha deleitado en innumerables ferias interprovinciales y regionales.
“Tengo de chirimoya, plátano y arándano, donde el frasco de 450 gramos lo vendo a $1.500 y el de kilo a $3.500”, manifiesta. Aunque deja de inmediato en claro que su favorita es la de zanahoria, que corresponde al secreto mejor guardado de su abuelita. “Se sazona con frutos y coco rayado”, comenta antes de detenerse y advertirnos que el resto de la recete es secreta.
En 2007, esta emprendedora vivió uno de sus momentos más crudos, pues con las heladas de mediados de ese año, se quemaron grandes plantaciones de chirimoyos, lo que disminuyó su materia prima. A pesar de aquella amarga experiencia, se emociona al contar que las mermeladas le han cambiado la vida.
Pero la vida parece sonreírle. “En el 2010 contaré con una ayudita muy importante, pues agrandaré mi microempresa de 2 a 5 personas. La idea es llegar a algún supermercado”, añade.
Las historias de Margarita Yáñez y de María Cristina Aguirre, tienen espacios muy parecidos a los de Benilda Henott, quien cuando empezó con la venta de frutos secos, sólo los ofrecía en su casa de Ovalle. Hoy en día, Deca ya le abrió espacio dentro de su oferta diaria. “La gente ve de otra forma a los frutos secos, pues los mismos médicos han dicho que son muy buenos para controlar los problemas cardiacos. Tienen mucha fibra, por ejemplo el higo posee gran cantidad de calcio al igual que la almendra igual”, sostiene Benilda.
Así como hombres y mujeres han sabido romper la barrera del tiempo y la distancia para deleitar a miles de personas que cada vez que disfrutan de algún producto sienten la calidad y el sabor de una etiqueta que luce con orgullo la procedencia del Valle de Limarí.

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